Rodolfo Castro Galiana
Lunes 22 de Julio de 2013
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El experto y profesor de Enología en La Rioja, Antonio Palacios, ha viajado a China y se expresa sorprendido por la magnitud del reciente flechazo de los chinos con el vino y por el alcance que está adquiriendo el consumo, la producción y la elaboración en ese enorme país
El experto y profesor de Enología en La Rioja, Antonio Palacios, ha viajado a China y se expresa sorprendido por la magnitud del reciente flechazo de los chinos con el vino y por el alcance que está adquiriendo el consumo, la producción y la elaboración en ese enorme país.
Señala a Castro Galiana que el Gobierno chino está generando políticas muy efectivas de apoyo al consumo de vino entre las clases altas y medias del país, lo que, a medio y largo plazo podría afectar a Europa. Añade Palacios que “debemos preocuparnos, porque todo suena como una amenaza”.
Los chinos (que se estima consumen actualmente 1,25 litros por persona y año) han demostrado su sagacidad en aprender y emprender en aquellos ámbitos económicos que interesa a su mercado doméstico. Pero, por el momento, su capacidad de producción de vinos es pequeña y el crecimiento del consumo grande, por lo que necesitan importar vinos.
Considera Palacios que en China se producen tres tipos de vinos: los buenos, que se venden a precios estratosféricos en comparación con nuestros precios; los regulares, que venden a precios muy caros; y los baratos, de ínfima relación calidad-precio, que venden caros.
Añade que el vino en China deja márgenes aún muy altos, pero también son altos los costes de almacenamiento y transportes. Además, el vino local e importado soporta altos gravámenes.
Aunque la oferta de vinos chinos se centra en el mercado doméstico, aprenden muy deprisa asesorados por expertos de países productores de larga tradición, principalmente francófonos.
Para Palacios el pueblo chino constituye una de las naciones que más se ama y respeta a si misma y agrega que China parece resuelta a suministrar a la gran mayoría de sus ciudadanos lo que necesita, pero provista por ella misma, y si de ello puede hacer un negocio a nivel internacional, lo hará.
Durante años se ha amasado el dorado sueño de que los chinos algún día caerán rendidos y apasionados por el vino, explica Palacios. Si la clase media es seducida por tan loable bebida, ¿cómo van a reaccionar sus paternales autoridades?
Vaticina que posiblemente lo hagan aumentando la superficie vinícola en otros territorios, buscando una rentabilidad, como ya lo hacen en otros sectores industriales, produciendo enormes cantidades de vinos a muy bajo coste y siendo muy competitivos en las exportaciones.
En resumen: China, quién te ha visto y quién te va a ver, sobre todo si el consumo baja a segmentos de población menos pudientes de la sociedad.
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