El tamaño sí importa... para la conservación del champagne

Desde los más conocidos hasta tamaños inimaginables por su peso y forma de conservación que cuentan con nombres de reyes de tiempos remotos

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Los expertos enólogos prefieren catar y descubrir los matices que esconde el champagne en botella Magnum o superior frente al formato tradicional (0,75 l). ¿Por qué? El tamaño sí importa, y mucho, en el mundo del champagne. A mayor capacidad de la botella, menor es el aire respecto al líquido interior, como consecuencia la oxidación se ralentiza, sus cualidades se preservan y su evolución es más lenta permitiendo más matices y mayor complejidad.

Louis Roederer –la Maison de Champagne de mayor prestigio de la historia por la Revue du Vin de France– nos facilita en el siguiente recopilatorio los diversos formatos de botellas de champagne presentes hoy en día.

Desde los más conocidos, como las botellas Estándar (0,75 l), Magnum (1,5 l) y Jeroboam (3 l), hasta tamaños inimaginables por su peso y forma de conservación que cuentan con nombres de reyes de tiempos remotos:

  • 0,185 l – Cuarto botella o Benjamín: el equivalente a una copa larga de champagne
  • 0,375 l – Media botella: mitad de una botella estándar
  • 0,75 l – Estándar: capacidad tradicional de botella desde el siglo XIX
  • 1,5 l – Magnum: dos botellas de 0,75 l
  • 3 l – Jeroboam: cuatro botellas de 0,75 l
  • 4,5 l – Rehoboam: seis botellas de 0,75 l
  • 6 l – Mathusalem: ocho botellas de 0,75 l
  • 9 l – Salmanazar: doce botellas de 0,75 l
  • 12 l – Balthazar: dieciséis botellas de 0,75 l
  • 15 l – Nabuchodonosor: veinte botellas de 0,75 l
  • 18 l – Salomón: veinticuatro botellas de 0,75 l
  • 26,25 l – Souverain: treinta y cinco botellas de 0,75 l
  • 27 l – Primat: treinta y seis botellas de 0,75 l
  • 30 l – Melchizedec o Midas: cuarenta botellas de 0,75 l

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¿De dónde surge el tamaño 0,75 l?

El formato estándar de las botellas de champagne es de 0,75 l (750 ml) pero, ¿por qué no de un 1 litro y así es más sencillo de calcular para unos y otros? Los motivos son diversos. El origen apunta a la capacidad de los sopladores de vidrio que hacían las botellas, no superiores a los 0,80 l de media, además de la conveniencia en el peso y manejo.

Posteriormente, la medida la estandarizó el Imperio Británico en el siglo XIX. Convertido en el más extenso de la historia fruto de su comercio, los británicos usaban el galón imperial (4,546 l). Una caja de 6 botellas equivalía a un galón imperial (de ahí las cajas de 6) pero también a un barril de vino de 225 l (50 galones/300 botellas de 75 cl) lo que terminó por corroborar la capacidad de 0,75 cl como la medida unitaria de todas las demás.

Desde entonces, el formato ha permanecido invariable hasta que en 1975 se regularizó de forma oficial en Europa y, cuatro años más tarde, en Estados Unidos (1979).

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