¿Por qué las botellas de vino son de colores?

El color de la botella tiene mucha importancia y no sólo por motivos de conservación del vino

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El vino es un ser vivo y seguirá evolucionando en el interior de la botella hasta su momento óptimo de consumo.

Dependiendo del tipo de vino y de la forma de almacenarlo, ese momento óptimo llegará antes o después, y en esto tiene mucho que ver el color y la forma de la botella, tal y como explican desde Verallia, empresa líder en el sector de envases de vidrio para el vino.

El origen del color del vidrio de las botellas de vino no está en la protección del vino contra la luz, como mucha gente cree, sino en que antiguamente no se conocía la manera de depurar y filtrar las impurezas del vidrio y éstas teñían las botellas de un color ambarino y turbio.

Sin embargo, este defecto ofrecía en realidad una ventaja para el vino, al protegerlo de la luz directa lo que se debe a la acción de la radiación ultravioleta sobre algunos componentes químicos que se destruyen ante la acción de la luz. Hizo falta el paso del tiempo para demostrar que este color en las botellas protegen mejor al vino.

Actualmente el vidrio se filtra y se puede teñir de cualquier color en función de cuestiones estéticas o de marketing. El vidrio verde es el más barato por la sencilla razón de estar tintado por impurezas de óxido ferroso, de hierro. Para quitar dichas impurezas hay que "limpiar" el cristal o trabajarlo de manera más fina, lo que encarece el coste.

Las hay en la gama de los tonos ámbar, verde, negra, transparente, azules... el vidrio se puede teñir en función de los objetivos de marketing de la bodega. Algunas bodegas buscan que no se aprecie el líquido de su interior, otras prefieren generar sensación de consumo rápido y fresco.

En definitiva, la elección del color de las botellas de vino puede depender de cuestiones estéticas o económicas, y no solo por la protección contra la luz.

La forma de la botella también tiene un sentido. Su formato identifica la procedencia e incluso el tipo de bebida que atesora. Pero también la más clásica tiene un sentido funcional: el vino evoluciona mejor en ausencia de aristas y esquinas en la botella.

En cuanto a las formas, actualmente existen multitud de diseños. Haremos un breve repaso por los más habituales tipos de botellas que encontramos en el mercado.

LOS CINCO TIPOS DE BOTELLAS DE VINO MÁS COMUNES

Borgoña: El diseño más antiguo de las que se conocen. Toma su nombre de la región francesa en la que se creó. Tiene hombros caídos y un formato ancho que es utilizado tradicionalmente para los tintos.

Bordelesa: Es la botella más común en el mundo del vino. Con hombros marcados y fondo cóncavo, toma su nombre de la zona de Burdeos (Francia). Se encuentra en varios colores y se usa para tintos y blancos.

Rhin: Se utiliza para ciertos vinos blancos y rosados. De origen alemán, es alta, estilizada y casi no tiene hombros. Su cuello es largo y esbelto y su vidrio más característico es de color ámbar.

Jerezana: Típicamente española y muy utilizada para los vinos de Jerez andaluces y licorosos portugueses, esta botella cuenta con un vidrio de color oscuro - casi negro - y tiene un gollete bien pronunciado.

Espumosos: Las botellas de los vinos espumosos o espumantes, como el Cava, Champagne o Prosecco son de hombros bajos y paredes muy gruesas, cuenta con una oquedad en su base para resistir mejor la presión de los vinos espumosos.

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