Vilma
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Nada mejor que abrir el apetito con unas bebidas de aperitivo y poner el broche de oro a una buena comida con unas bebidas digestivas. Ahora bien, ¿qué son unas y otras y cómo podemos diferenciarlas?
En general, los factores en los que hay que fijarse para saber si una bebida es adecuada para el aperitivo o para tomar con el café y/o postre son su contenido en alcohol y su dulzor. Habitualmente las bebidas aperitivos poseen un contenido alcohólico menor y los digestivos un mayor dulzor.
La mayor parte de las bebidas de aperitivo son vinos o cuentan con una base de vino, de ahí que habitualmente se denominen vinos de aperitivo.
Estas bebidas son de principios amargos, estimulan el apetito y suelen tener una graduación alcohólica baja, ya que se toman con el estómago vacío o semi-vacío y una graduación más alta podría precarizar notablemente la sobriedad.
Las bebidas de aperitivo no son precisamente una moda pasajera: ya eran populares en la Antigüedad Clásica. Durante la Edad Media los monjes de los monasterios, además de sus labores amanuenses, preparaban unos deliciosos (y espirituosos) licores de hierbas, cuyas recetas sirvieron de inspiración a los famosos licoristas italianos del siglo XIX, cuyos apellidos sin duda te sonarán: Cinzano, Martini, Campari, Gancia.
Las bebidas digestivas pueden ser alcohólicas o sin alcohol. Las más populares son las primeras, que dependiendo de sus ingredientes, aromatización y destilación pueden ser licores o aguardientes.
Como su nombre indica, estas bebidas tienen como función facilitar el proceso digestivo. Normalmente cuentan con un alto contenido en azúcar, lo que aumenta la sensación de satisfacción después de comer.
El origen de los digestivos se encuentra en la Edad Media, aunque no fue hasta el siglo XVIII cuando se hicieron realmente conocidos, popularidad que continúa en nuestros días.
Los vinos de aperitivo son ideales para acompañar de croquetas, aceitunas, quesos, patatas fritas y toda clase de tapas o pinchos que nos sirvan para abrirnos el apetito antes de las comidas.
Es recomendable que los vinos ligeros de aperitivo, como los finos, los cavas brut o los manzanillas, se sirvan a una temperatura de entre 7 °C y 10 °C.
En cuanto a los vinos generosos de aperitivo, olorosos y amontillados, su temperatura ideal debe rondar los 12 °C y 14 °C.
Veamos cuáles son las bebidas de aperitivo con vino más populares:
Otras bebidas aperitivos sin base de vino son:
Las bebidas digestivas, a diferencia de los aperitivos, suelen ser dulces, por lo que maridan estupendamente con los postres. La temperatura a la que deben ser servidas varía dependiendo de la opción que se escoja.
Algunos de los digestivos de mayor fama son:
La lista de digestivos es interminable. Otros que no debes dejar de probar después de una opípara comida son el Prosecco, el Tokaji y el Chartreuse, entre muchos otros.
La moderación y el equilibrio son virtudes que deberíamos aplicar a todos los ámbitos de nuestras vidas. Esto quiere decir que unas bebidas de aperitivo y unos digestivos pueden ser el mejor prólogo y el mejor epílogo en un buen banquete, pero en exceso podrían provocar el efecto contrario al deseado.
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