Para sacar el aroma, lo mejor es primero en reposado acercárselo ligeramente a la nariz para ver la intensidad que tiene. Para sacar más matices agitamos en círculos la copa y volvemos a oler. Notaremos que los aromas ahora son más fácilmente perceptibles. Al agitar la copa lo que hemos hecho es que la copa se impregne bien de vino y por lo tanto, podamos distinguir mejor sus propiedades.
–Atención!! ¡¡No agitéis el cava!! O la burbuja desaparecerá y eso ya no será cava…
En la fase de “nariz”, no debemos sobrecargar nuestras fosas nasales, pues tienden a obturarse si forzamos demasiado o intentamos acercarnos la copa varias veces seguidas.
Una vez apreciadas las anteriores pasamos a dar un ligero sorbo de vino. lo pasamos bien por la boca. Y lo tragamos. Lo fundamental en este paso, bajo mi punto de vista, es concentrarse bien en los sabores del vino, del postgusto que nos deja. Y tan pronto lo traguemos, apuntar todas las sensaciones percibidas. Maridado el vino cambia completamente, incluso con un buen vino, el primer sorbo nunca será el mismo al segundo, ni al tercero.
¿Os atrevéis a hacer una cata? Si al principio no sale, no os estreseis. Es todo cuestión de practica y forzar la mente a que se lo curre un poco cuando tenemos intención de catar.
Para catar sobre todo los aromas (para mí la parte más complicada), podemos probar a oler las especias que tenemos en casa, cuando cocinamos, aspirar esos vapores que nos llegan (seguro que esas amas de casa que cocinan a diario les será fácil)… Poco a poco iremos cogiendo matices. Practica, practica, practica. Esa es la clave. Y no solo con el vino, sino con cada cosa que tomemos hacer la cata para ir acostumbrándonos.

Aquí os dejo una pequeña guía (breve pero intensa) de alguno de los conceptos más comunes usados en la cata:
En relación a la acidez:
Un vino puede ser:
-Cálido (sin acidez, o muy poca acidez)
-Fresco (con la acidez justa)
-Vivo, Muy vivo (cuando la acidez se nota)
-Nervioso (cuando la acidez es el protagonista en el vino)
En cuanto a la dulzura del vino (lo primero que se nota en un vino, en la punta de la lengua):
-Muy secos
-Secos
-Amables o golosos (cuando se nota pero no es la protagonista)
-Dulce (el dulzor destaca sobre los demás
Cuando hablamos de dulzura, es común decir que “es un vino suave” como significado que tiene un buen dulzor, un toque dulce que lo hace agradable.
En cuanto a la temperatura del mismo, un pequeño truco pero muy útil: la sensación cálida de un vino se refiere al alcohol. Ese calorcillo que notamos en boca cuando bebemos, nos es ni más ni menos que el alcohol, no confundir con la dulzura o la acidez. Cuando en el mundo de la cata se habla de “vino fresco”, como ya he anotado antes, se refiere a la acidez.
Justo en la mitad del la lengua, en el medio. Ahí. Se notan los sabores salados ¡¡Mis favoritos!! Los aromas salinos, que pueden ser en un albariño por criarse al borde del mar o en una cepa vieja, porque la uva absorbe las sales minerales del suelo.
Y por último, el termino tanino, tantas veces leído y escuchado a expertos, no es ni más ni menos que la astringencia que notamos en boca, esa sequedad que nos hace difícil segregar saliva. Cuando se habla de un buen tanino, estamos ante un buen vino, con cuerpo, que durará en el tiempo.
Si quieres seguir aprendiendo de catas, puedes visitar nuestro blog www.vinuranto.es