Cuántas veces hemos tenido un vino en nuestra copa que nos fascina pero cuando llega el momento de decir qué nos pareció nos quedamos casi mudos.
Tenemos tantas sensaciones, tantos estímulos en nuestro paladar pero nos faltan las palabras precisas para describir los que nos sucede.
¡Pasen y lean este artículo que será una guía para tener a mano y ayudarnos a encontrar las palabras justas para hablar del sabor del vino!
- Aterciopelado: vino que al paladar es especialmente sedoso.
- Afrutado: vino, generalmente joven, que evoca a determinadas frutas.
- Amplio: vino con personalidad, rico en matices, que transmite sus valores con rotundidad.
- Astringente: sensación de estrechamiento que se aprecia en los tejidos de la boca al paso de algunos vinos, provocada por sus taninos.
- Brioso: vino que produce sensación de juventud, de vitalidad, de frescor.
- Cálido: vino que, por su elevado contenido alcohólico o por exceso de alcohol en relación con la acidez, produce en la boca una sensación pseudotérmico de calidez. También hablamos de un vino cálido cuando está servido a una mayor temperatura de la adecuada.
- Cargado: vino denso, pesado y rico en alcohol.
- Carnoso: vino con cuerpo, bien estructurado, con alta concentración de sensaciones táctiles y sápidas.
- Complejo: vino de calidad que ofrece una amplia gama de sensaciones tanto en boca, como en nariz y en vía retronasal.
- Completo: vino que satisface por su equilibrio y plenitud.
- Corto: vino cuyas sensaciones permanecen poco tiempo después de tragado, soso, sin personalidad.
- Cremoso: vino espeso, con una textura densa y suave.
- Crudo: vino muy joven, aún sin terminar, pero sin carácter negativo perdurable.
- Delicado: vino que ofrece sabores de calidad pero que se perciben con poca intensidad.
- Denso: vino espeso, con mucho cuerpo y estructura.
- Dulce: sabor básico que se detecta en la parte anterior de la lengua. Vino con un contenido en azúcar superior a los 50 gr./l. En algunos vinos, como los que proceden de uva Tempranillo, existen componentes no azucarados de carácter dulce.
- Efervescente: vino que desprende carbónico hacia la superficie al ser servido.
- Elegante: vino de gran calidad, armonioso y complejo y con delicadas sugerencias en nariz y boca.
- Entrada: primera sensación que percibimos en la lengua cuando ingresa el vino a la boca.
- Equilibrado: vino con armonía en sus componentes gustativos, visuales y olfativos.
- Espeso: vino basto y recio, con mucho cuerpo y densidad.
- Estructurado: vino con cuerpo, buena acidez y sabroso, con potencia y equilibrado.
- Expresivo: vino que muestra claramente sus sabores.
- Exuberante: vino de alta calidad que colma sensaciones olfativas, táctiles y sápidas.
- Final de boca: sensación última que se aprecia en boca al degustar un vino.
- Franco: término que se emplea en la fase olfativa y gustativa para definir al vino que repite notas de cata en aroma y sabor.
- Fresco: vino vivaz, con cierto sabor a fruta y a flores y con la adecuada acidez para su tipo, por lo que produce sensación de frescura en la boca.
- Frutal: vino delicado que recuerda a diferentes aromas de plantas, al aroma propio de la uva con que ha sido elaborado o al de algunas otras frutas.
- Fuerte: vino con caracteres de cuerpo y alcohol muy marcados y elevados.
- Goloso: vino maduro con sabor azucarado y placentero, que exhibe un ligero contenido en azúcares reductores y despierta una sensación placentera en el paladar.
- Gordo: vino muy coloreado, espeso y áspero.
- Graso: vino con riqueza de alcohol y glicerina, que tiene un paso por boca muy untuoso.
- Largo: vino que, por su cualidad, después de tragado deja sensaciones prolongadas.
- Nervioso: vino de marcada acidez y equilibrio y, sobre todo, vivo.
- Persistente: vino que deja amplias sensaciones en boca.
- Picante: sensación táctil producida en boca por anhídrido carbónico que contienen normalmente los vinos de aguja.
- Potente: vino con mucho cuerpo y mucho alcohol.
- Redondo: vino pleno, equilibrado y armonioso sin aristas.
- Retrogusto: sensación olfato-gustativa principalmente en la cavidad bucal que deja el vino una vez catado.
- Robusto: vino con alto grado de alcohol y mucho cuerpo.
- Seco: vino que no presenta restos de azúcares durante la cata.
- Sedoso: vino muy suave a su paso por boca.
- Suave: vino con la proporción justa de polifenoles, agradable de beber pero no producir ninguna sensación agresiva en su paso por la boca.
- Tánico: vino astringente por exceso de taninos.
- Tranquilo: vino sin presencia aparente de carbónico (burbujas).
- Untuoso: vino amplio, suave y glicérido con una fluidez oleosa que impregna la mucosa bucal.
- Vigoroso: vino con fuerza, robusto, no exento de equilibrio, con cuerpo, acidez, taninos y alcohol notables y bien conjuntados.
- Vivo: vino bien armado que, debido a su acidez, presenta un aspecto brillante y sugiere una buena evolución en botella.
- Vivaz: vino con acidez adecuada, sin excesos, con alegre paso de boca.
Mariana Gil Juncal
Licenciada en comunicación social, periodista y sumiller.