La inteligencia artificial impulsa el comercio online de vino en España con 29,4 millones de compradores digitales

Nuevas tecnologías personalizan la experiencia, optimizan la logística y refuerzan la sostenibilidad en el sector vinícola español

Roberto Beiro

Jueves 18 de Diciembre de 2025

Compártelo

Leído › 423 veces

La inteligencia artificial impulsa el comercio online de vino en España con 29,4 millones de compradores digitales

La inteligencia artificial está transformando el comercio electrónico del vino en España y en otros mercados internacionales. El sector vinícola, tradicionalmente basado en la experiencia humana y la reputación de las denominaciones de origen, se encuentra en un proceso de digitalización que afecta tanto a la forma en que los consumidores descubren y compran vino como a la gestión interna de las bodegas y la logística.

El comercio electrónico de vino ha experimentado un crecimiento importante en los últimos años. En España, el número de compradores online ha alcanzado los 29,4 millones, lo que representa más del 80% de los usuarios de internet. Este aumento se produce en un momento en el que el consumo mundial de vino muestra una tendencia a la baja y los hábitos de consumo evolucionan hacia opciones más moderadas. En este entorno, la capacidad para analizar datos y personalizar la oferta se ha convertido en una herramienta clave para las empresas del sector.

La búsqueda y el descubrimiento de vinos han cambiado con la llegada de la inteligencia artificial generativa y los grandes modelos de lenguaje. Los consumidores ya no se limitan a buscar por palabras clave; ahora pueden realizar consultas complejas, como pedir recomendaciones para una ocasión específica o con un presupuesto determinado. Plataformas españolas como WineRadar utilizan IA para analizar miles de cartas de vinos en restaurantes, lo que permite conocer las preferencias del consumidor casi en tiempo real. La Denominación de Origen Rioja sigue siendo la más presente, pero otras regiones ganan visibilidad gracias a estas herramientas.

Las métricas muestran que la confianza en las recomendaciones basadas en IA está aumentando. Si bien hace un año el tráfico generado por IA tenía una tasa de conversión mucho menor que el tráfico tradicional, esa diferencia se ha reducido considerablemente. Los usuarios pasan más tiempo navegando y consultando información antes de tomar una decisión, lo que beneficia tanto a minoristas como a bodegas.

Una aplicación relevante de la inteligencia artificial es la cuantificación del gusto. Empresas como Tastry han desarrollado sistemas que analizan los compuestos químicos responsables del aroma y sabor del vino, relacionándolos con las preferencias individuales de los consumidores. En España, BeBold.wine utiliza encuestas personalizadas y aprendizaje automático para seleccionar vinos adaptados al perfil de cada usuario. Este enfoque ayuda a resolver el problema del "arranque en frío", donde los vinos nuevos o poco conocidos tienen dificultades para llegar al público.

Otras empresas emplean sistemas expertos basados en bases de datos construidas por profesionales del sector. Vinissimus, por ejemplo, ha creado un "Sommelier Virtual" que sugiere maridajes y recomendaciones personalizadas utilizando inteligencia artificial. Estas herramientas mejoran con el tiempo gracias al feedback recibido tras cada compra.

El comercio conversacional es otra tendencia impulsada por la IA. Decántalo presentó este año su asistente virtual Macabeu durante el Mobile World Congress. Este sistema permite mantener una conversación natural con el usuario, analizar sus preferencias y sugerir vinos adecuados, incluso ofreciendo códigos QR para degustaciones presenciales. El objetivo es facilitar el acceso al conocimiento sobre el vino y reducir las barreras para quienes no son expertos.

La tecnología también facilita la catalogación automática mediante reconocimiento de imagen. Aplicaciones como Vivino permiten escanear etiquetas para acceder a reseñas y datos relevantes. En el ámbito profesional, VinumAI ofrece soluciones para identificar características importantes del vino a partir de fotografías, lo que agiliza la gestión de inventarios.

Para muchas bodegas, vender directamente al consumidor es una estrategia prioritaria. Plataformas como Commerce7 aplican modelos predictivos para anticipar cuándo un cliente podría dejar un club de vinos y activar campañas personalizadas para retenerlo. Bodegas españolas como González Byass han invertido en sistemas integrados que permiten gestionar clientes y puntos de venta con información actualizada al instante.

En cuanto a logística, empresas como Paack han robotizado sus centros de distribución en Madrid utilizando cientos de robots capaces de procesar miles de paquetes por hora con alta precisión. La inteligencia artificial optimiza las rutas de entrega y contribuye a reducir las emisiones contaminantes, un aspecto cada vez más valorado por los consumidores.

Bodegas Matarromera utiliza drones para monitorizar sus viñedos y almacenes automatizados para mejorar la eficiencia operativa. El objetivo es lograr una producción sostenible y reducir al mínimo la huella ambiental.

La viticultura también se beneficia del análisis avanzado de datos. Proyectos como DATADOC en Rioja combinan sensores climáticos e históricos con modelos predictivos para estimar rendimientos y planificar cosechas. Familia Torres lidera iniciativas centradas en gemelos digitales para gestionar viñedos frente al cambio climático, optimizando recursos hídricos e insumos agrícolas.

El marco regulatorio europeo añade nuevas obligaciones para quienes utilizan inteligencia artificial en marketing o ventas online. El Reglamento Europeo exige etiquetar claramente todo contenido generado por IA para garantizar transparencia ante el consumidor. Además, se están implementando sistemas biométricos para verificar la edad durante las compras online y evitar ventas a menores.

España figura entre los países más activos en innovación tecnológica aplicada al sector vinícola. Startups como Bodeboca o Decántalo exportan sus modelos digitales a otros mercados europeos. Iniciativas colaborativas impulsadas por organizaciones como la Federación Española del Vino promueven la formación tecnológica entre bodegas tradicionales.

La sostenibilidad es otro eje central: proyectos como Graperte o Vinia combinan inteligencia artificial con visión artificial para controlar la calidad del embotellado y detectar posibles contaminantes antes de que lleguen al consumidor final.

El avance tecnológico no sustituye al factor humano sino que lo complementa, permitiendo a productores y distribuidores adaptarse mejor a las demandas actuales del mercado e incrementar su competitividad tanto dentro como fuera del país.

¿Te gustó el artículo? Compártelo

Leído › 423 veces

Tendencias

Más Tendencias