Las exportaciones de vino italiano alcanzan 8.100 millones de euros en 2024 tras crecer un 5,5%

El consumo interno se orienta hacia vinos de mayor calidad y sostenibilidad, impulsado por jóvenes y nuevas tendencias de mercado

Viernes 24 de Octubre de 2025

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Italian Wine Exports Hit Record €8.1 Billion in 2024, Up 5.5% From Previous Year

El vino italiano mantiene su posición como uno de los productos más representativos de la industria alimentaria del país. Según los datos publicados por ISTAT y la Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV), las exportaciones de vino italiano alcanzaron los 8.100 millones de euros en 2024, lo que supone un aumento del 5,5% respecto al año anterior. Italia se sitúa como el primer país del mundo en volumen de vino exportado y el segundo en valor, solo por detrás de Francia. Esta situación refleja la capacidad del sector para combinar cantidad y calidad en los mercados internacionales.

Durante el mismo periodo, la producción de vino en Italia ha recuperado parte del terreno perdido tras la caída registrada en 2023. Un análisis de Nomisma Wine Monitor señala que el consumo interno muestra una tendencia hacia una mayor selectividad. Los consumidores italianos eligen con más cuidado, prestando atención a la calidad, el origen y la sostenibilidad de los productos. Este comportamiento se traduce en una reducción del consumo diario y en un aumento de la demanda de vinos con identidad territorial y certificaciones reconocidas.

En los últimos veinte años, el valor de las exportaciones de vino italiano ha crecido un 188%, según datos de Federvini y Nomisma. En 2023, Italia alcanzó una cuota del 22% del comercio mundial de vino. El producto italiano está presente en 46 mercados, lo que demuestra una red de distribución consolidada y amplia. Las exportaciones representan aproximadamente la mitad del volumen de negocio del sector vitivinícola italiano.

El crecimiento de las exportaciones se ha apoyado en varios factores. Entre ellos figuran la expansión de los distritos vinícolas más dinámicos, la diversidad de variedades autóctonas y el peso de las certificaciones de origen. Italia cuenta con el mayor número de denominaciones de origen protegidas (DOP) e indicaciones geográficas protegidas (IGP) en Europa. Este patrimonio de variedades autóctonas constituye una ventaja para la imagen internacional del vino italiano. La combinación de territorio, calidad e identidad ha impulsado el marketing y ha favorecido el desarrollo del enoturismo, que se ha convertido en un elemento importante para la economía y la reputación de las regiones productoras.

El consumo de vino en Italia está cambiando. Los datos de Nomisma Wine Monitor para 2024 muestran que el vino ha pasado de ser un hábito cotidiano a una elección consciente. El consumo se concentra cada vez más en ocasiones sociales y momentos de convivencia. Las generaciones más jóvenes, como la Generación Z y los Millennials, influyen en el mercado con preferencias orientadas hacia estilos de vida saludables, autenticidad y envases sostenibles. La proporción de consumidores diarios disminuye, mientras que aumenta el interés por la calidad y la experiencia.

En el ámbito de la oferta, el año 2024 ha traído una recuperación del valor de las exportaciones y buenos resultados en los distritos más activos, especialmente en las zonas productoras de espumosos y en denominaciones con fuerte presencia internacional. La tendencia actual es consumir menos vino, pero de mayor calidad. El vino se percibe como una experiencia ligada al territorio, la tradición y las personas que lo elaboran. Cada etapa, desde la viña hasta la etiqueta, contribuye a transmitir autenticidad.

La biodiversidad de las variedades autóctonas y el sistema de denominaciones permiten a Italia diferenciarse en mercados maduros, donde el precio no es el único factor determinante. La inversión en sostenibilidad, tanto en el cultivo como en el envasado, responde a las expectativas de los consumidores más jóvenes y refuerza la percepción de calidad.

El vino italiano también gana presencia en nuevos espacios de consumo, tanto físicos como digitales. El comercio electrónico facilita el acceso a información y la compra de vinos, abriendo oportunidades para bodegas medianas y pequeñas. La gastronomía y el estilo de vida gourmet integran el vino como parte de una experiencia consciente, en combinación con la cocina regional y contemporánea. El enoturismo y las visitas a bodegas refuerzan la fidelidad de los consumidores y aportan valor cultural a las marcas, con efectos económicos positivos en las zonas productoras.

La imagen internacional del vino italiano se asocia a la calidad, la autenticidad y la capacidad de transmitir el valor del territorio. La evolución positiva de las exportaciones se apoya en una base cultural e identitaria sólida, mientras que los nuevos hábitos de consumo favorecen la calidad frente a la cantidad, el uso de canales digitales y el turismo vinculado al vino. Para mantener su posición, el sector deberá seguir apostando por narrativas auténticas, inversiones en sostenibilidad y una mayor integración entre marketing, enoturismo y venta online, adaptándose a las expectativas de las nuevas generaciones sin perder la tradición que caracteriza al vino italiano.

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