Martes 07 de Octubre de 2025
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El consumo de vino en Estados Unidos ha disminuido de forma constante desde 2018. Entre 2019 y 2024, el volumen cayó un 15%, según datos del sector. Los estados con mayores descensos han sido Florida, Nueva York y California, donde muchos consumidores han optado por bebidas espirituosas y productos listos para beber, como cócteles en lata y hard seltzers. Además, una encuesta reciente de Gallup indica que solo el 54% de los adultos estadounidenses consume alcohol, la cifra más baja desde que se inició este sondeo en 1939. Quienes siguen bebiendo también afirman que lo hacen en menor cantidad. Las preocupaciones por la salud son la principal causa de este cambio: el porcentaje de personas que considera que “una o dos copas al día” perjudican la salud ha pasado del 26% en 2016 al 53% en 2025, especialmente entre los jóvenes de 18 a 35 años.
Esta tendencia afecta directamente a los productores de vino del centro del país. En Iowa, Anne Zwink, enóloga de Soldier Creek Winery y presidenta de la Asociación de Viticultores de Iowa, explica que la venta es el mayor problema para las bodegas familiares. “Tenemos un problema serio de liquidez porque hay mucho producto almacenado y cuesta venderlo”, afirma Zwink. La cosecha de este año ha sido inferior a la media debido a la recuperación tras una sequía de cuatro años y a daños por herbicidas procedentes de campos cercanos. Sin embargo, el principal obstáculo sigue siendo la dificultad para colocar el vino en el mercado.
En Iowa, como en otros estados del Medio Oeste, existe un exceso de uva respecto a la demanda. Randall Vos, especialista en cultivos frutales comerciales de la Universidad Estatal de Iowa, señala que los viticultores deben decidir si mantienen sus viñedos esperando tiempos mejores o si arrancan las plantaciones menos productivas, una decisión con consecuencias a largo plazo. Algunas bodegas han cerrado en los últimos años.
No todas las regiones del centro del país sufren el mismo impacto. Kentucky, Tennessee y Dakota del Norte han registrado aumentos importantes en el consumo per cápita entre 2019 y 2024. Además, las bodegas situadas en zonas con fuerte actividad turística parecen resistir mejor la caída generalizada.
En Texas, el turismo es un motor fundamental para el sector vinícola. El estado se ha consolidado como uno de los principales productores del país. Aunque las ventas han bajado desde 2019, el descenso ha sido menor que la media nacional y las ventas de vinos super-premium e incluso más caros han crecido. Michael Cook, viticultor del Servicio de Extensión AgriLife de Texas A&M, explica que las ocho regiones vitícolas reconocidas federalmente atraen visitantes gracias a actividades como visitas guiadas a viñedos, restaurantes en las propias bodegas, música en directo y festivales. La región más conocida es Texas Hill Country, cerca de Austin y San Antonio, con más de 120 bodegas.
La mayoría de las bodegas texanas cuentan con viñedos propios pero compran gran parte de sus uvas a productores del High Plains, al noroeste del estado. Cook subraya que Texas ha conseguido una reputación nacional e internacional por la calidad y fiabilidad de sus vinos. El clima diverso permite cultivar tanto variedades tradicionales como otras adaptadas al calor extremo, como Tempranillo o Albariño.
En Illinois y Michigan también se observa un crecimiento vinculado al turismo rural y natural. Ryan Phelps, presidente de la Alianza de Viticultores y Bodegueros de Illinois y responsable técnico en Clad and Cordon (sur del estado), afirma que muchas bodegas están plantando más viñas para responder a la demanda. Además del vino propio y cervezas locales, ofrecen sidra artesanal y actividades como pesca o conciertos para atraer visitantes.
En Michigan, Dan McCole (profesor asociado en la Universidad Estatal) indica que el número de bodegas sigue aumentando gracias al interés por experiencias turísticas relacionadas con la naturaleza y el ocio gastronómico. Las zonas costeras junto a los Grandes Lagos concentran muchas bodegas gracias a microclimas favorables para la vid. El turismo es clave: más de 130 millones de personas visitaron Michigan en 2024.
En Iowa, Soldier Creek Winery vende sobre todo en su sala de catas local; eventos como música en directo o talleres creativos ayudan a atraer público pese a no estar situada en una zona turística importante. Anne Zwink señala que deben innovar constantemente para mantener el interés: elaboran sidra además de vino e introducen nuevas variedades adaptadas al clima local. También estudian lanzar vino en lata para captar nuevos consumidores.
La situación obliga a los productores del centro del país a buscar fórmulas novedosas para mantener su actividad ante un mercado cambiante y una demanda menos previsible que hace unos años.
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