Miércoles 22 de Octubre de 2025
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La industria vitivinícola de California atraviesa un periodo complicado. En los últimos meses, decenas de miles de hectáreas de viñedos han sido abandonadas. El motivo principal es que los costes de producción han superado los ingresos que obtienen los agricultores por la venta de uvas. Esta situación es similar a la que vive el sector de la almendra en el mismo estado.
Según Jeff Bitter, presidente de Allied Grape Growers, con sede en Fresno, la superficie de viñedos abandonados se suma a las aproximadamente 40.000 hectáreas de uva que se eliminaron tras la cosecha de 2024. Aunque se han plantado unas 20.000 nuevas hectáreas, la diferencia entre las tierras retiradas y las que han dejado de producir es considerable. Bitter señala que la gran incógnita es cuántas uvas quedarán sin recoger este año.
El abandono de viñedos y otros cultivos se ha hecho más visible tras conocerse que muchos propietarios han dejado de regar o cosechar sus tierras por los bajos precios que reciben por sus productos. Esta situación afecta a los agricultores vecinos, ya que los cultivos sin gestionar pueden convertirse en refugio de plagas y enfermedades. Bitter explica que los viñedos abandonados, situados en zonas de viento respecto a explotaciones activas, favorecen la propagación de insectos como los cicadélidos y enfermedades como el oídio de la vid.
El mercado del vino en Estados Unidos ha cambiado en los últimos años. La oferta de uva ha superado la demanda, lo que ha provocado una caída de precios y ha obligado a las bodegas a ser más selectivas con las uvas que compran. Muchos agricultores han optado por dejar las uvas en las cepas, ya que no encuentran compradores. Además, factores como el aumento de la inflación, la aparición de nuevas bebidas, la expansión de grupos contrarios al alcohol y la imposición de aranceles han complicado aún más la situación. Por ejemplo, Canadá rechazó importaciones de vino estadounidense por valor de 1.100 millones de dólares.
El consumo de vino en Estados Unidos también ha descendido. Según datos de Gomberg-Frederickson, las ventas de vino cayeron un 9,1% a finales de 2024. El cambio en los hábitos de consumo, sobre todo entre los jóvenes adultos, que buscan opciones más saludables y alternativas al alcohol, ha influido en esta tendencia.
Cyril Chappellet, director ejecutivo de la bodega familiar Chappellet en Napa Valley, confirma que el sector atraviesa una etapa difícil. Chappellet recuerda que durante los últimos 25 años la industria creció en calidad, volumen y precio, pero ahora se enfrenta a una reducción de la demanda y un exceso de producción. A pesar de ello, Chappellet defiende el papel del vino en la economía y la cultura estadounidenses y considera que las bodegas familiares pueden seguir siendo viables si se adaptan a las nuevas circunstancias.
El informe BMO Wine Market Report 2025 indica que solo el 36% de las bodegas estadounidenses aumentaron sus ventas en 2024, frente al 41% del año anterior. La mayoría de las bodegas pequeñas o familiares han visto cómo sus ventas se estancaban o disminuían. Muchas han apostado por reforzar la venta directa al consumidor y por mantener una relación cercana con sus clientes habituales.
Chappellet explica que su estrategia se basa en mantener la calidad del producto a precios razonables, planificar cuidadosamente el viñedo y establecer estructuras sólidas de gestión y sucesión familiar. La bodega organiza cenas y encuentros con clientes en diferentes estados para fortalecer el vínculo con ellos. Además, trabajan estrechamente con distribuidores y comercios para conocer mejor las preferencias del consumidor final.
En cuanto a la gestión del viñedo, Chappellet señala que no es momento de ampliar la superficie plantada. Recomienda seleccionar variedades que tengan demanda y adaptar la producción a lo que el mercado puede absorber. En California, se estima que aún sería necesario eliminar unas 50.000 hectáreas adicionales para equilibrar la oferta y la demanda. En regiones como Sonoma County, el 30% de la producción de uva no se ha vendido este año. Algunas bodegas están aprovechando este periodo para arrancar variedades menos demandadas y plantar otras como sauvignon blanc o vinos blancos ligeros.
La sostenibilidad es otro aspecto relevante para los consumidores más jóvenes. Un estudio del Wine Market Council indica que el 60% de los consumidores entre 21 y 40 años prefieren vinos sostenibles u orgánicos. Chappellet afirma que todos sus viñedos cuentan con certificación ecológica y que la bodega funciona con energía solar y sistemas avanzados de gestión del agua.
La sucesión familiar es otro punto clave para asegurar el futuro de las bodegas familiares. Chappellet apuesta por combinar la gestión familiar con la incorporación de profesionales externos en puestos clave y en el consejo de administración. El objetivo es garantizar la continuidad del negocio más allá de la segunda generación.
De cara al futuro, Cyril Chappellet prevé una reducción del número total de bodegas debido a la menor demanda, especialmente entre los jóvenes. Considera que las marcas familiares fuertes, que mantengan una relación directa con sus clientes y ofrezcan vinos de calidad a precios justos, podrán superar esta etapa complicada. Señala que ahora es más importante cuidar a los clientes existentes que buscar nuevos consumidores a cualquier precio.
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