Jueves 23 de Octubre de 2025
Leído › 1335 veces

Este jueves, 23 de octubre, Vinetur ha publicado un informe que analiza la financiación pública destinada al sector vitivinícola a nivel internacional. El documento analiza el apoyo financiero público que reciben los principales países productores de vino en el mundo. El estudio se centra en los presupuestos gubernamentales destinados al sector vitivinícola, con especial atención a la distribución de fondos en áreas como promoción exterior, marketing, ayudas a la viticultura, inversiones en bodegas y otras medidas relevantes. El análisis compara los presupuestos del año anterior, el actual y, cuando es posible, las previsiones para el próximo año.
En la Unión Europea, el apoyo al sector del vino está regulado principalmente por la Política Agrícola Común (PAC) a través de los Programas Nacionales de Apoyo integrados en los Planes Estratégicos de cada país. La UE destina unos 1.061 millones de euros anuales a medidas específicas para el sector vitivinícola, cifra que se mantiene estable en 2025. Italia, Francia y España concentran cerca del 79% de estos fondos. Las principales partidas se destinan a la reestructuración de viñedos (alrededor del 50%), inversiones en bodegas (22%) y promoción en mercados exteriores (18%). Otras medidas incluyen la destilación de subproductos, seguros de cosecha e innovación. En el periodo 2024–2025, el nivel de apoyo se mantiene estable respecto a 2023, aunque se han activado ayudas puntuales para afrontar crisis de mercado, como subvenciones para destilación de excedentes. La nueva PAC exige que al menos el 5% del gasto se oriente a objetivos medioambientales.
En Francia, el presupuesto anual para el sector del vino ronda los 270–280 millones de euros, financiado principalmente por la PAC y gestionado por FranceAgriMer. La estructura de reparto se mantiene: unos 100 millones para reestructuración de viñedos, 90 millones para inversiones en bodegas, 50 millones para promoción fuera de la UE y 40 millones para destilación de subproductos. En respuesta a la crisis de mercado por exceso de existencias y caída del consumo interno en 2023–2024, el gobierno francés movilizó fondos adicionales: 80 millones en ayudas de emergencia, 150 millones para incentivar el arranque de viñas y 200 millones para destilación de excedentes. Para 2025, se prevé que el apoyo base siga en torno a los 280 millones, con posibilidad de nuevas ayudas extraordinarias si persiste el problema de sobreoferta.
Italia recibe el mayor presupuesto de apoyo al vino en la UE, con unos 320–324 millones de euros anuales en el periodo 2024–2025. La mayor parte se destina a reestructuración y reconversión de viñedos (144 millones), promoción en terceros países (98 millones), inversiones en bodegas (58 millones), destilación de subproductos (19 millones) y vendimia en verde (5 millones). El reparto regional ya está fijado por decreto. El presupuesto se mantiene estable respecto a años anteriores, aunque ha habido ligeros ajustes a la baja desde 2019. Italia ha utilizado parte de estos fondos para destilación de crisis y sigue apostando por la diversificación de mercados tras la pérdida de ventas en China.
España cuenta con un presupuesto anual de 202 millones de euros para el periodo 2024–2027, dedicado íntegramente al sector vitivinícola. El reparto es: 27,5% para promoción en terceros países (55,6 millones), 27,5% para inversiones en bodegas (55,6 millones), 30% para reestructuración y reconversión de viñedos (60,6 millones) y 15% para destilación de subproductos (30,3 millones). España no asigna fondos a vendimia en verde en este periodo. En años anteriores se han producido problemas de ejecución y parte del presupuesto no se ha utilizado por retrasos administrativos. Para 2025 y 2026 se prevé mantener el mismo nivel de apoyo, con esfuerzos para mejorar la gestión y evitar devoluciones a Bruselas.
Alemania dispone de unos 37,4 millones de euros anuales para intervenciones en el sector vitivinícola bajo la PAC. La mayor parte se dedica a reestructuración de viñedos y modernización de bodegas, con prioridad para inversiones sostenibles. Alemania también financia seguros de cosecha y promoción exterior, aunque en menor medida que otros grandes productores. El presupuesto se mantiene constante hasta 2027. En ocasiones, Alemania no utiliza todos los fondos asignados a promoción y los devuelve a la UE.
Portugal recibe unos 65–66 millones de euros anuales procedentes del presupuesto comunitario. La mayor parte se destina a reestructuración y conversión de viñedos, promoción exterior y destilación de subproductos. Portugal suele utilizar el 100% del presupuesto asignado. En 2023 recibió una ayuda extraordinaria de 15 millones para destilación de crisis financiada con la reserva agrícola europea. Además, el gobierno portugués ha creado líneas de crédito nacionales con intereses bonificados para aliviar problemas de liquidez en las bodegas.
En Estados Unidos no existe un programa centralizado similar al europeo. El apoyo público llega a través de programas federales como el Market Access Program (MAP) para promoción exterior, subvenciones a cultivos especiales y créditos fiscales. En 2025 el Congreso ha duplicado el presupuesto federal para promoción agrícola exterior hasta los 570 millones de dólares anuales; se estima que el vino recibirá más de 15 millones solo en exportación. Además, existen ayudas estatales específicas y créditos fiscales que suponen un ahorro estimado superior a los 150 millones anuales para las bodegas estadounidenses. El modelo estadounidense prioriza el desarrollo del mercado y la competitividad frente a las ayudas directas.
Chile orienta su apoyo público principalmente hacia pequeños productores y promoción exterior. El Instituto Nacional de Desarrollo Agropecuario (INDAP) destinó en 2024 unos 1.520 millones de pesos chilenos (1,7 millones de dólares) a apoyar a más de dos mil pequeños viticultores en Maule y Ñuble mediante asistencia técnica e infraestructuras. ProChile financia actividades promocionales internacionales junto con Wines of Chile; aunque no hay cifras exactas por sector, se estima que varios millones se destinan al vino cada año. Además, agencias como CORFO ofrecen subvenciones para innovación tecnológica en bodegas.
Argentina apoya al sector mediante líneas de crédito subsidiadas (300 millones de pesos argentinos en 2024), incentivos cambiarios como el “Dólar Vino” o “Malbec Dollar” que mejoran la rentabilidad exportadora y programas institucionales gestionados por COVIAR (Corporación Vitivinícola Argentina). COVIAR cuenta con un presupuesto propio financiado por aportes obligatorios del sector privado (1.500 millones de pesos en 2025). El apoyo directo estatal es limitado debido a restricciones fiscales; sin embargo, existen ayudas puntuales ante emergencias climáticas o programas provinciales complementarios.
En China, el desarrollo del sector vitivinícola está impulsado por políticas públicas regionales y nacionales que incluyen incentivos fiscales, inversión en infraestructuras e investigación agraria. Ningxia es la región emblemática gracias al respaldo gubernamental: acceso preferente a tierras, subvenciones para plantación y construcción de bodegas e inversión pública en riego e infraestructuras turísticas. No existen cifras oficiales desglosadas por año, pero solo Ningxia anunció un plan inversor público-privado valorado en unos 30 mil millones de yuanes hasta 2030. El gobierno central promueve además la exportación e impulsa campañas para favorecer el consumo interno.
Sudáfrica combina fondos recaudados por gravámenes obligatorios sobre uva/vino (unos 150–200 millones de rands anuales) con programas públicos orientados a la transformación social del sector (al menos un 20% del gravamen va destinado a proyectos para viticultores negros). En junio de 2025 se ha lanzado un fondo específico dotado con 15 millones de euros financiado por la Unión Europea para apoyar marcas propiedad de población negra e impulsar la inclusión social en el sector vitivinícola sudafricano. El gobierno también facilita ayudas puntuales para exportación e investigación agraria.
Australia basa su apoyo público en subvenciones competitivas, cofinanciación estatal para I+D e incentivos fiscales como la devolución parcial del impuesto sobre el vino (WET rebate). Wine Australia gestiona fondos recaudados por gravámenes sobre productores e igualados por el gobierno federal para investigación (unos 20–25 millones AUD anuales). El programa Wine Tourism and Cellar Door Grant aporta hasta 10 millones AUD anuales desde su extensión anunciada en septiembre de 2025. El gobierno también ofrece ayudas puntuales tras catástrofes naturales o para diversificación comercial tras la pérdida temporal del mercado chino.
El informe concluye que los países europeos mantienen los mayores niveles absolutos de apoyo público directo al sector vitivinícola mundialmente, mientras que otros grandes productores como Estados Unidos o Australia optan por modelos basados en incentivos fiscales y cofinanciación competitiva. En América Latina y Asia predomina el apoyo indirecto mediante políticas sectoriales e inversión pública regionalizada. Las tendencias apuntan a una continuidad generalizada en los niveles presupuestarios para 2025 respecto al año anterior, salvo incrementos puntuales ligados a crisis o nuevos fondos internacionales orientados a transformación social o sostenibilidad ambiental.
Leído › 1335 veces