Miércoles 04 de Junio de 2025
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En los últimos años, Madrid ha abrazado con entusiasmo el concepto del brunch, esa fórmula híbrida entre desayuno y almuerzo que invita a tomarse la mañana con calma, sin prisas y con algo de capricho. Lo que comenzó como una moda importada se ha consolidado como un ritual de fin de semana —o incluso de diario— para quienes buscan un desayuno tardío, sabroso y con cierto aire cosmopolita. Muchos locales han sabido leer con inteligencia esta tendencia, reinterpretándola con identidad propia. Lartisan, en la Calle Pez, pleno corazón de Malasaña, es uno de esos ejemplos de manual: un brunch sobresaliente que combina creatividad, sabor y un ambiente perfecto para disfrutar sin mirar el reloj.
Uno de los primeros aciertos de Lartisan es su ambientación, que consigue sumergir al comensal en un entorno sugerente y distinto desde el primer paso. La sensación es la de entrar en un pequeño bosque onírico: las paredes están decoradas con ilustraciones de árboles, ramas y aves, mientras del techo cuelgan delicadas jaulas que refuerzan esa atmósfera bucólica y algo mágica. El espacio se distribuye en dos zonas diferenciadas: una más informal, con mesas altas próximas a la barra —perfectas para un brunch más ágil o en pareja— y otra al fondo, con mesas más grandes y cómodas, pensadas para grupos o estancias prolongadas. A esta puesta en escena cuidada se suma un servicio ejemplar: el personal es amable, cercano y atento, con una presencia constante pero nada invasiva. Nombres como Juan Miguel en sala o Juan José tras la barra, encargado de preparar las bebidas, son muestra de un equipo que entiende que el buen trato también es un ingrediente esencial en una experiencia gastronómica completa.
Lo que distingue al brunch de Lartisan frente a la oferta cada vez más saturada de la capital es su enfoque realmente curado de la propuesta: aquí no se trata simplemente de seguir una moda, sino de reinterpretarla con criterio y personalidad. Detrás de esta visión están Fabienne Ferauge —de origen belga y raíces coreanas— y el austríaco Roland Zelina, un tándem que ha sabido trasladar sus influencias multiculturales a una carta que escapa del sota, caballo y rey habitual. La suya es una cocina de fusión sincera, sin artificios, donde cada plato está pensado para equilibrar sabor, textura y originalidad, sin perder de vista el producto. Sorprende —y se agradece— que el brunch se ofrezca todos los días de la semana, desde media mañana hasta las 15:00, rompiendo con la costumbre madrileña de relegarlo solo al fin de semana. Además, cuenta con una carta diferenciada para almuerzos y cenas más consistentes, aunque es posible combinar platos de ambas, lo que refuerza la flexibilidad de una propuesta pensada para disfrutar sin rigideces.
La carta parte del confort de la cocina de casa, pero lo eleva con técnica, creatividad y un sabio mestizaje de sabores. Entre sus propuestas más sobresalientes, destaca el Croissipan de pulled pork, un plato reconfortante y lleno de matices: cerdo cocinado a baja temperatura, huevo pochado, salsa holandesa y aros de cebolla frita, todo ello sobre un pan de croissant que aporta una textura crujiente y hojaldrada, alejada de lo convencional. También brillan los benedictinos de curry con berenjena asada, donde la salsa especiada y cremosa abraza al huevo poché y a la albahaca fresca en una combinación atrevida pero armónica. Platos como el Benny Lanka, con sambol de coco y hoja de curry, o el Croissant Bánh Mì con cerdo a la lemongrass, completan una oferta que va mucho más allá de las propuestas típicas.
La sección "Del mundo" es una invitación a viajar sin salir de Malasaña. Platos como el Croissipan de salmón, con guacamole, feta y huevo pochado, o la calabaza asada con feta, kale, almendras tostadas y pan de masa madre, combinan ingredientes frescos y técnicas globales para crear propuestas equilibradas, originales y con un punto saludable. Especial mención merece el Benedict Guacamole, que fusiona el clásico huevo poché con una base cremosa y especiada, demostrando que aquí cada bocado puede ser una pequeña aventura internacional.
Otra de las tendencias que se han consolidado en el mundo del brunch son los boles saludables, y Lartisan no se queda atrás. Su propuesta incluye dos versiones frescas y apetecibles: el Clásico açaí con plátano, granola integral casera y virutas de coco orgánico, y el Granola & fruta con yogur estilo griego y un crujiente topping casero. Ambas opciones destacan por su presentación cuidada, el protagonismo de la fruta fresca y la posibilidad de personalizarlos con jarabe de arce, dando como resultado una alternativa ligera, nutritiva y visualmente muy instagrameable.
Entre las opciones dulces destacan los pancakes con nocilla, un verdadero placer para los amantes del chocolate. Su textura esponjosa y suave se combina a la perfección con la cremosidad de la nocilla, creando un contraste irresistible, acompañado de generosos trozos de fruta como fresas, manzana y frutos rojos que aportan frescura y un toque ácido que equilibra la dulzura del plato. Además, es bastante generoso en tamaño, ideal para quienes buscan un desayuno dulce y contundente. Por otro lado, los pancakes con plátano caramelizado destacan por su dulzura natural y la frescura que aporta la fruta, que acompaña muy bien la textura ligera y esponjosa de los pancakes. El bizcocho de naranja o zanahoria con nueces completa esta oferta con una propuesta sencilla y casera, siendo una alternativa más ligera pero igualmente deliciosa.
La propuesta líquida es tan variada como cuidada. Los zumos naturales son una opción refrescante e ideal para quienes apuestan por un brunch saludable y revitalizante. Los smoothies antioxidantes y detox son sin duda una de las estrellas de la carta, pensados para nutrir el cuerpo y cargar el alma de energía. El café de especialidad ofrece un amplio abanico de opciones, desde el clásico café con leche hasta especialidades como el café vietnamita o el latte de caramelo salado, satisfaciendo tanto a los amantes del café tradicional como a los paladares más curiosos. Para los aficionados al té, los tés orgánicos son una alternativa aromática y estimulante, perfecta para quienes prefieren una dosis de cafeína con matices más delicados. Finalmente, la carta de cócteles artesanales se presenta como un guiño a la sofisticación, con propuestas como el Bloody Mary, la Mimosa o el Espresso Martini, ideales para quienes desean añadir un toque festivo y refinado.
En definitiva, estamos ante una experiencia completa que combina sabores cuidados, presentaciones generosas y una oferta de bebidas que eleva cada plato. Tanto si buscas opciones dulces, saladas o refrescantes, este espacio en Malasaña consigue un equilibrio impecable entre tradición y creatividad, convirtiéndose en una parada obligatoria para quienes desean disfrutar de un brunch diferente y memorable en Madrid.
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