“Mi nuevo libro Raíces ayuda a entender más el lugar y no tanto el suelo”, Guillermo Corona, geofísico

La geología se transforma en narrativa vitivinícola en el nuevo trabajo de Guillermo Corona

Mariana Gil Juncal

Jueves 09 de Octubre de 2025

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Guillermo Corona es geofísico pero su nombre se popularizó en el mundo del vino cuando generosamente empezó a compartir sus estudios y mapas de distintos terruños argentinos en su cuenta de Instagram @geografiadelvino. Tanta información recabada lo llevó a escribir libros, el primero, La geografía del vino, fue pensado para enólogos y agrónomos pero también fue elegido por los aficionados al vino. Por eso  ahora, Raíces, propone no sólo conocer los aspectos más importantes de cada terroir -con infografías, gráficos, estadísticas, fotografías y entrevistas- sino que viene acompañado de un cuadernillo con mapas de productores, clima, suelos y edad de viñas, nunca antes publicado.

Tras tantos años del estudio del suelo, ¿cómo ves la evolución de la construcción de marca del vino gracias al aporte geológico?

El trabajo que hago es una dimensión más del terruño que es súper complejo. Y ni siquiera considero que sea la más importante. Primero creo está el factor climático y después lo humano. Pero si queremos hacer vinos muy cuantitativos en esos pequeños detalles que ajustamos es donde se eleva la vara.

Cada vez que presentás un lugar contás que hiciste una calicata, ¿qué cantidad de calicatas hiciste en la Argentina desde que empezaste a aplicar tu conocimiento al vino?

Respecto a la cantidad de calicatas que llevo registradas son unas 10.800, no recuerdo el número exacto (risas), pero a lo largo de los años he hecho muchas calicatas.

¿Qué te permite observar una calicata en cada lugar?

En realidad una calicata no permite observar nada del lugar pero la suma de las calicatas te permiten entender mucho mejor cómo funciona la distribución de los suelos que tenés dentro de una propiedad. Entonces en una misma finca podés tener tres o cuatro tipos de perfiles diferentes. Y así, entendiendo la suma de calicatas se puede comprender cuál es la composición promedio de los suelos del lugar y cuáles son las variaciones internas.

¿Qué calicata ha sido más desafiante por la composición del suelo?

Todas las calicatas son desafiantes. Y siempre que encontrás algo nuevo es desafiante no tiene que ver con cuál es más difícil o cuál es más fácil porque hay veces que vas a lugares nuevos donde hay que estar mucho más atento porque hay cosas nuevas para ver como cuando voy a Chile o Uruguay y encuentro cosas que en Argentina no encuentro. Entonces las calicatas desafiantes son las de los lugares que uno no conoce.

Tu primer libro, La geografía del vino estaba centrado en Valle de Uco, ahora en raíces aparecen terruños históricos de la primera zona. ¿Cómo describirías de forma simple y breve las diferencias de Las Compuertas y Agrelo?

Las Compuertas es un lugar muy chiquitito con apenas 300 hectáreas de viñedos todos concentrados, todos chiquitos. Las Compuertas tiene 2 kms por 2 kms y termina. Es un micro terruño comparado con Agrelo, que es la indicación geográfica que tiene más hectáreas de Argentina, con unas 5.500 hectáreas. Dentro de Agrelo como la división es distrital y no de suelos hay muchos Agrelos y de eso trata el libro, de mostrar cuántos Agrelos hay dentro de esas 5.500 hectáreas de viña. Esa es la principal diferencia, uno es un micro terruño y el otro lugar es muy amplio y extenso en superficie plantada.

Y después de tantos años de estudio, dentro del Valle de Uco ¿qué te sorprendió más?

Lo que más me sorprendió dentro de Valle de Uco es ver que todo lo que me parecía similar se empieza a ver diferente cuando empezás a hacer calicatas. Por eso, todos los terruños que elegí para el libro me sorprendieron. Como por ejemplo, empezar a entender cómo las diferencias altimétricas impactan en los vinos, entender por qué Gualtallary es un lugar de sol y San Pablo un lugar de cielo, donde el factor climático del frío es muy importante e incide mucho más en la zona alta que en Gualtallary. Hubo muchas cosas que me sorprendieron sin embargo creo que lo que más me está interesando ahora como experimento es ver qué van a dar las viñas nuevas y más altas de Los Chacayes, que es lo que se viene.

¿Por eso titulaste el capítulo de Chacayes como el boom inesperado?

Porque creo que mientras todo estaba focalizado en Altamira y en Gualtallary, porque eran lugares muy cualitativos donde se estaban llevando todos los premios, empezó a haber una revolución silenciosa en Los Chacayes de mucha inversión, muchos productores y muchas bodegas. Así que ahora tenemos un lugar que calladito, en silencio casi como pidiendo permiso se desarrolló grandemente y ahora está a la altura de Altamira y Gualtallary. Faltan todavía ciertas cosas pero como es el lugar más cálido de estos tres creo que será el terruño más apto para varietales mediterráneos porque cuesta mucho más que maduren porque son variedades de ciclo largo. Así que es inesperado porque las diferencias de altura que hay, por la cantidad de bodegas y viñedos que concentra y porque todo el mundo se pregunta dónde está todo eso si nadie lo tenía en el radar (risas). Entró como de costado y ahora se apoderó de la escena.

El capítulo de San Pablo lo llamaste "el resiliente", ¿por qué?

Porque San Pablo tiene una historia antigua de viñedos y una historia nueva y a pesar de todo los trasfondos y de por qué se abandonaron los viñedos porque era una zona muy heladora hoy sigue habiendo vitivinicultura y cada vez hay más. Creo que hemos podido comprender de la mejor manera cómo funciona San Pablo y plantar variedades de ciclo corto y eso ha ayudado a que los productores puedan obtener excelentes vinos. Es resiliente el lugar por todo lo que ocurrió a lo largo de la historia pero también son resilientes los productores que están ahí.

Tu primer libro lo hiciste sin pensar la explosión que podía tener en el lector común ¿qué cambios hiciste ahora en tu nuevo libro gracias a la experiencia del anterior?

Hice un montón de cambios, por empezar, me dejé ayudar más. Así que primero escribí toda la investigación, los análisis, las figuras y después vino la edición. En el otro libro no me dejé ayudar tanto porque yo quería hacer algo bien específico para agrónomos y enólogos y este segundo libro con todo el camino recorrido, básicamente porque pasaron 10 años entre qué empecé a escribir el primer libro y ahora que salió el segundo, me hizo dar cuenta que por ahí no tengo que ser tan específico, no tengo que ir tan al hueso. El libro no tiene que ser un paper sino que tiene que ser algo que entienda toda la gente, porque sin buscarlo me sigue un montón de gente más allá de las que son técnicas así que con ese objetivo en mente desarrollé este segundo libro y gracias a la ayuda de mis editoras trabajamos para que sea entendible para todo el mundo. Siempre digo el mismo chiste es como un antibiótico de amplio espectro (risas). Así que todo ese conocimiento ganado con charlas con productores para entender más el lugar y no tanto el suelo me llevó a escribir este segundo libro de una forma más amigable para todo el mundo.

¿Para el que leyó el primero? ¿Qué nuevos aportes hay en Raíces?

Los aportes de Raíces son muchísimos. El libro anterior era solamente sobre suelos y este es un libro de lugares donde se habla de suelo pero lo justo y necesario porque ahora también hablo de la historia de los lugares, del desarrollo, de la parte humana de los productores y de un montón de parámetros inclusive se habla de viticultura y de perfiles de vinos a través de los enólogos. Hay micro entrevistas para saber de los productores donde cada uno da su valioso aporte. Es un libro que si bien yo soy el autor hay más de 50 personas que ponen su voz dentro del libro. Es un libro que aglomera el conocimiento generalizado y global de estos lugares. No es solamente mi punto de vista y creo que eso lo diferencia bastante del primero.

¿Qué se viene para adelante?

Para adelante se vienen 200 millones de cosas. Ya estoy trabajando en el volumen dos del libro que va a ser de otros valles andinos fuera de Argentina, todavía no quiero decir cuáles porque sino alguno se enoja (risas). También voy a hacer un seminario en Buenos Aires con degustación de estos terruños. Además estoy haciendo los cursos de geografía para Valle de Uco y Luján de Cuyo para entusiastas del vino que quieran entender más los terruños desde los lugares. Y también vienen otras cosas como plantar mi primer viñedo solo, bah con ayuda de un amigo en un terruño extremo. Vamos a plantar este año y en tres o cinco años, si nos va bien tendremos alguna novedad.

Mariana Gil Juncal
Licenciada en comunicación social, periodista y sumiller.
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