Vilma Delgado
Jueves 25 de Febrero de 2021
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¡Fuera tópicos! Pese a que los más dogmáticos aseguraban en un pasado no tan lejano que el vino no marida bien con el huevo, queremos demostrarte que estas dos fierecillas no sólo pueden llegar a entenderse, sino que su amor es indestructible.
Eso sí, ten presentes dos premisas imprescindibles: los huevos, a ser posible, que sean huevos camperos (la crianza de gallinas en libertad aporta un sabor especial) y los vinos, extraordinarios (intenta que sean españoles, hay que apoyar a nuestros viticultores).
Te mostramos los cinco mandamientos para lograrlo.
Porque existe un motivo irrefutable; el huevo duro o cocido provoca un efecto tánico similar al del cacao. En boca tiene la capacidad de anestesiar o saturar las papilas gustativas, de tal forma que prevalecerá sobre el resto de sabores, anulando todos los matices del vino. En este caso, sí que existe esa temida e insuperable "incompatibilidad de caracteres".
Éxito total. Sí, esos blanquitos (refrescantes y secos) casan estupendamente con las yemas melosas de los huevos poché. Puedes elegir un sauvignon blanc de la DO Rueda; son muy equilibrados, florales y fáciles de beber.
¿Algunas sugerencias culinarias? Huevos poché sobre tosta de salmón ahumado y aguacate, bien con nido de patatas y gulas, o bien acompañando un vittelo tonatto.
Si quieres versatilidad en el maridaje, apuesta por un albariño DO Rías Baixas.
Nuestra recomendación es que añadas a tus huevos a la cazuela ingredientes que actúen como alcahuetes, como mariscos (gambas, cigalas o mejillones picaditos) sobre una base de bechamel, quesos de tetilla gallegos o de la DO Arzúa Ulloa, champiñones o boletus, pisto de verduras...
El mundo de las tortillas es inabarcable y apasionante. ¿Imaginas el maridaje de una buena copa de tinto de la DO Rioja con una tortilla paisana (sí, con sus buenos trozos de choricito picado y verduras frescas)? Ni te contamos lo bien que se llevarían una tortilla rellena de jamón ibérico –no te pases con la temperatura, apenas la suficiente para cuajarla y que se funda el tocino- con un tinto reserva Ribera del Duero...
Y si te gusta el riesgo (controlado), intenta el mismo maridaje con una tortilla abierta de morcilla, gambas y aceite picante. La hemos fichado entre las recetas de Pazo de Vilane.
¿Con puntilla o sin puntilla? El eterno debate. En lo que no debes tener dudas es en el vino: elige un tinto joven. Por ejemplo, un vino de Toro. Ya sabes que para hacer un huevo frito perfecto debes usar abundante aceite de oliva muy caliente y un huevo campero muuuy fresco.
Mejor pasarse de generosidad: con el tamaño de las copas (el vino se aireará mejor) con el número de huevos -¿qué menos que dos?- y con los "acompañantes": unos buenos chorizos, o una rica zorza, y un pan para mojar de excelente calidad.
Como ves, no hay imposibles en los maridajes de huevo y vino, siempre y cuando sigas nuestras recomendaciones y mantengas la mente (y la boca) bien abierta. ¡Que aproveche!
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