Julio Grande, gerente de la Ruta del Vino Rioja Alta: “Hoy la apuesta por el enoturismo es clara y, en nuestro territorio, universal”

La Rioja Alta respira vino por todos sus poros. El gerente de la Ruta del Vino Rioja Alta, Julio Grande Ibarra nos habla de cooperación, territorio y patrimonio, porque la cultura del vino es inherente a la Rioja Alta desde hace siglos, conjugando la experiencia de bodegas grandes y pequeñas con la historia, la población y su paisaje.

Carmen Fernández

Lunes 22 de Diciembre de 2014

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La Ruta, creada a finales del 2013, vivió un largo tiempo de gestación que permitió consolidar la colaboración público-privada y posicionarse en el tercer puesto de las Rutas del Vino de España más visitadas, con 188.000 visitantes el año pasado. Como principales retos de futuro: incrementar la oferta de propuestas enoturísticas innovadoras pero también intensificar los trabajos de conservación de su enorme patrimonio cultural y natural, que les ha hecho acreedores de que la propuesta des u paisaje como Patrimonio de la Humanidad. El objetivo final, es seguir desarrollando el turismo en este territorio, ofreciéndoles un destino de calidad, y con él, mejorar la calidad de vida de sus habitantes

La Ruta cuenta con 69 asociados y 15 rutas de senderimos homologadas, ¿qué es lo que diferencia de sus vecinas?

Creemos que la principal diferencia es que entendemos la cultura del vino como un proceso global, no son solo viñas o bodegas, es la implicación de la población, la historia, la tradición, el paisaje como síntesis de todo ello. Prestamos mucha atención al patrimonio cultural; en la zona es muy importante y de alto interés, pensamos que ofrece un importante valor diferencial a nuestra ruta. La Rioja Alta es vino por todos sus poros, hoy y ayer. Esto nos ha dejado un legado que es nuestro principal valor diferencial.

¿Cómo fue el proceso de gestación para la creación de esta Ruta?

Larga porque nos preocupaba poder constituir una organización estable y bien fundamentada. Se trabajó con los socios de la ruta pero también con otros agentes territoriales, desde ayuntamientos a sindicatos, asociaciones culturales y de mujeres, incluso algunas entidades bancarias. Así se constituyó ADRA (Asociación para el Desarrollo de La Rioja Alta) entre cuyas acciones se encuentra el impulso de la Ruta del Vino, pero que realiza otras acciones de apoyo empresarial y protección y difusión del patrimonio histórico artístico y la promoción cultural.

La Ruta del Vino Rioja Alta aglutina un territorio de dónde salen los vinos más reconocidos de estas tierras pero también es la cuna de pequeñas bodegas, ¿cómo se conjugan los intereses de todos los asociados?

La cultura del vino de la Rioja Alta y en general de toda la denominación es muy diversa, ese es uno de los valores del territorio. Hay muchos modelos y todos ellos viables y compatibles. Pero también complementarios. Es evidente que la operativa de unas de las grandes bodegas históricas de la zona no es igual a la de un pequeño cosechero. Pero la presencia de ambas nos permite ofrece al visitante experiencias diversas. Disfrutar con la monumentalidad y la historia de una bodega centenaria y compartir con el propietario de una pequeña bodega el mundo del campo y de la elaboración de una manera muy directa y personalizada; no podemos olvidar que algunos de nuestros pequeños cosecheros se han convertido, a pesar de su reducida dimensión, en auténticos referentes del vino de Rioja. Las grandes bodegas son muy conocidas, algunas de las pequeñas no tanto, por eso se hace un importante esfuerzo en darlas también a conocer.
En todo caso, existe una clara convicción de que el territorio es una unidad, diversa sí, pero en la que estamos todos implicados. Y que el éxito o el fracaso depende de ser conscientes de que todos estamos en el mismo carro. Esta mentalidad facilita la cooperación y el trabajo conjunto.

Actualmente ocupan el tercer puesto en el el ranking de rutas más visitas con más de 188.000 personas, ¿qué retos se plantean para el próximo año?

Estamos satisfechos con los resultados, pero es necesario seguir trabajando. Los principales retos que tenemos para el próximo año son el de consolidar la presencia de la marca Rutas del Vino de Rioja Alta con el esfuerzo promocional que se está realizando, principalmente en internet. Y trabajar en dos líneas muy concretas: por un lado incrementar el catálogo de nuestra oferta con nuevas e innovadoras propuestas, para el próximo año tenemos propuestas muy sugerentes que creemos que van a ser experiencias muy singulares. La otra línea de trabajo prioritario se va a centrar en intensificar los trabajos de protección y conservación del patrimonio cultural y natural vinculado al mundo del vino. Vincular el patrimonio y el paisaje cultural es un aspecto fundamental del turismo enológico que no nos gusta entender sólo como la visita a la bodega, sino como algo que tiene que ir mucho más allá.

¿Cuál cree que es la clave para seguir incrementando el interés por este tipo de turismo? ¿Qué tipo de actividades ofertan al turista todo el año?

Creemos que la clave es poder ofrecer a nuestros visitantes participación. La visita a la ruta del vino no puede ser una acción pasiva o de espectador, sino todo lo contrario, tiene que ser participativa, vivencial. Es la forma de conseguir auténticas experiencias entorno la cultura del vino. Es un mundo con infinitas posibilidades que tenemos que ser capaces de aproximar los viajeros que nos quieren conocer. La Rioja Alta tiene una larguísima tradición, muchas historias que descubrir y muchas posibles acciones a acometer.

Nuestro territorio tiene muchas posibilidades para poder disfrutar todo el año, incluido el propio ciclo de labores de la vid y el vino, labores que incluimos en nuestra oferta de actividades, que ya es muy amplio. Desde la característica visita a las bodegas y catas, hasta paseos en globo sobre los viñedos. Se pueden practicar senderismo o paseos en bicicleta por los viñedos, descubriendo los elementos más singulares de nuestro patrimonio como los lagares rupestres o los eremitorios, hacer descenso en piragua por el Ebro, conocer la excelente oferta gastronómica o disfrutar de diferentes actividades en los viñedos, lo que permite al visitante conocer tareas del campo y entender así mucho mejor el mundo del vino, sin olvidar la visita a nuestro Museo del Vino, considerado por diferentes críticos y organismos como el mejor museo del vino del mundo.

De sus asociados 36 son bodegas, ¿cuál cree que es el grado de implicación del sector vitivinícola para impulsar la Ruta?

En la actualidad la implicación del sector es total. Es cierto que costó que los vitivinicultores vieran claro que el turismo era una actividad que podía abrirles muchas nuevas posibilidades, pero desde hace ya algo más de una década, bodegas y agricultores vieron como el turismo podía ser, además de una actividad interesante en sí misma, una excelente herramienta de difusión y fidelización de los amantes del vino. Hoy la apuesta por el enoturismo es clara y, en nuestro territorio, podemos considerar que universal. De hecho la incorporación de bodegas a la ruta es constante.

La Ruta está incluida en la guía PREDIF de las 12 Rutas del Vino de España accesibles, ¿cuántos asociados cuentas con estas adaptaciones para facilitar el turismo accesible?

La sensibilidad con el tema de accesibilidad ha sido una constante y una preocupación. El Museo Vivanco de la Cultura del vino fue quizá el pionero en avanzar en esta línea. Hay que tener en cuenta que la accesibilidad a las bodegas, en especial a las bodegas históricas, la mayor parte de las que tenemos en nuestro territorio, no es sencilla, en algunos casos casi imposible si tener que hacer importantes modificaciones en elementos de alto valor histórico que tienen algunas limitaciones a la hora de poder abordar actuaciones (no podemos olvidar que las bodegas históricas de la Rioja Alta están declaradas bienes de interés cultural).
Las bodegas nuevas están teniendo en cuenta en su diseño el tema de la accesibilidad, lo que demuestra de nuevo esta sensibilidad. Se ha realizado un importante esfuerzo no sólo en el tema de las bodegas. Entendemos que para operar como un destino accesible, otros muchos elementos tienen que reunir también estos requisitos: alojamientos, restaurantes, monumentos históricos, etc... En la actualidad 6 bodegas, 4 alojamientos, dos restaurantes y el Museo han obtenido la certificación, pero esperamos que en poco tiempo se amplíe sensiblemente el número de establecimientos.

¿Cómo ha influido la introducción de las nuevas tecnologías y las redes sociales en los hábitos del enoturista? ¿cómo se ha adaptado el turismo enológico a estos cambios y con qué herramientas cuenta esta Ruta del Vino?

Las redes son ya el principal medio por el que el turista accede a la información de los destinos y, en muchos casos, la herramienta que utiliza para hacer sus reservas. Por tanto el esfuerzo por mantener una adecuada información en internet es fundamental.
Somos una de las rutas más activas en las redes sociales, donde continuamente informamos sobre nuestros socios y actividades, aportamos curiosidades de la zona, datos históricos, información sobre fichas de cata,... en definitiva sobre todo lo que puede interesar a nuestros seguidores. Cuidamos mucho la fotografía, nos parece una herramienta fundamental para poder comunicar bien los valores de nuestra zona.

También hemos remodelado recientemente nuestra página, aportando información actualizada y vamos a ir ampliando los servicios, por ejemplo desde ADRA se acaba de poner en funcionamiento un proyecto de tienda digital y puesto de venta on line en la zona, estamos trabajando en un app, tenemos previsto ampliar los contenidos en el canal YouTube con nuevos contenidos. Sin duda internet es hoy nuestra principal vía de comunicación y de interactuación con nuestros vistantes.

Más información
Ruta del Vino de Rioja Alta
Carmen Fernández
Licenciada en CC de la Información y especializada en enogastronomía y turismo
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