El consumo de vino en la UE caerá un 0,9% anual hasta 2035 según la Comisión Europea

La producción, las exportaciones y la superficie de viñedo también disminuirán mientras crecen las exigencias ambientales y regulatorias

Viernes 19 de Diciembre de 2025

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EU Wine Consumption to Drop 36% by 2035 as Industry Faces Shrinking Vineyards and Export Pressures

La Comisión Europea ha publicado el miércoles, 17 de diciembre, el informe “EU Agricultural Outlook 2025-2035”, que analiza la evolución prevista de los principales sectores agrícolas en la Unión Europea durante la próxima década. El documento dedica un apartado al sector vitivinícola, donde se recogen previsiones que apuntan a una reducción del consumo, de la producción y de la superficie de viñedo, así como a una presión sobre las exportaciones europeas de vino.

Según el informe, el consumo de vino en la Unión Europea disminuirá a un ritmo medio del 0,9% anual hasta 2035. Se prevé que el consumo per cápita pase de los 21,2 litros actuales a 19,3 litros en 2035, muy por debajo de los más de 30 litros registrados en 2010. Este descenso se atribuye a cambios generacionales, una mayor preocupación por la salud y políticas públicas que promueven la moderación en el consumo de alcohol. Además, se observa una preferencia creciente por vinos blancos, espumosos y productos con bajo o nulo contenido alcohólico.

La producción vinícola también sufrirá una contracción estimada del 0,5% anual hasta 2035. La Comisión calcula que la producción total podría situarse en torno a los 138 millones de hectolitros al final del periodo analizado. Esta tendencia está relacionada tanto con la caída del consumo como con una reducción progresiva del potencial productivo.

En cuanto a la superficie dedicada al viñedo, el informe prevé una disminución del 0,6% anual hasta 2035. Este ajuste responde a la necesidad de equilibrar la oferta con una demanda interna en retroceso y refleja un proceso de reestructuración del viñedo europeo. Se espera que las inversiones en nuevas plantaciones sean menores y que continúen las arrancadas de viñas menos rentables.

El comercio exterior es otro aspecto relevante para el sector. Las exportaciones europeas de vino podrían reducirse un 0,6% anual durante el periodo analizado. El informe señala que las dificultades derivadas de los aranceles en Estados Unidos y la situación incierta en el Reino Unido afectan negativamente a dos mercados considerados estratégicos para el vino europeo. Aunque se prevé cierto crecimiento en las ventas hacia América Latina y África, estos mercados no compensarán la pérdida registrada en Estados Unidos y Reino Unido.

El informe también analiza factores económicos que inciden directamente sobre el sector. Se proyecta un crecimiento moderado del PIB real europeo y una estabilización de la inflación en torno al 2%. Sin embargo, un euro más fuerte frente al dólar puede reducir la competitividad de los vinos europeos con denominación de origen protegida (DOP) e indicación geográfica protegida (IGP) en Estados Unidos. Además, los costes operativos seguirán condicionados por precios elevados de energía y fertilizantes, así como por restricciones fitosanitarias cada vez más exigentes.

La adaptación técnica será clave para afrontar estos cambios. El sector deberá avanzar hacia modelos productivos más precisos y sostenibles, con una mayor mecanización ante la escasez de mano de obra y una gestión integrada del cultivo para responder a las restricciones fitosanitarias. La innovación genética y el desarrollo de nuevas variedades resistentes serán fundamentales para cumplir con los objetivos europeos de reducción del uso de pesticidas sin comprometer los rendimientos.

En materia ambiental, el sector vitivinícola está llamado a contribuir a los objetivos climáticos europeos para 2035. Se prevé una reducción del riesgo de erosión del suelo y una disminución del uso de pesticidas gracias a técnicas más eficientes e innovadoras. Las explotaciones deberán cumplir estándares ambientales cada vez más estrictos para mantener su acceso a los mercados internacionales.

Desde el punto de vista económico, el valor añadido neto por unidad de trabajo anual aumentará un 8% en términos reales hasta 2035. Sin embargo, este incremento se explica principalmente por una reducción prevista en la mano de obra total empleada en el sector, que pasará a ser más profesionalizada y asalariada. La mayoría de las explotaciones vitivinícolas podrán cubrir sus costes operativos y de capital, aunque seguirán soportando presiones derivadas del precio de la energía y los fertilizantes.

El informe concluye que el futuro del sector vitivinícola europeo dependerá menos del volumen total producido o consumido y más de su capacidad para adaptarse mediante calidad, innovación genética y sostenibilidad ambiental. La resiliencia económica estará ligada a estos factores y al mantenimiento del valor añadido frente a un entorno internacional cada vez más exigente tanto desde el punto de vista comercial como regulatorio.

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