David Manso
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Beber vino sin pararse a apreciar las diferentes virtudes que esta bebida milenaria nos ofrece es una terea sencilla. Basta con abrir y beber, o mezclar y beber. Son muchos los jóvenes que combinando vinos de bajo coste, lo mezclan con azucarados refrescos u otros destilados y mucho hielo, haciendo un dulce cocktail agradable al gusto pero de dudosa calidad. El alto contenido en azúcar, ser refrescante y la baja graduación alcohólica, hacen del conjunto una mezcla fácilmente digerible. El vino, en esta ocasión, es usado como un elemento embriagador más que una bebida que nos proporcione placer. El placer de beber vino.
Perdónenme pero eso no es beber vino, no es la forma correcta de iniciarse a su correcto consumo, considerando este consumo como un simple divertimento provocado por la ingesta de alcohol. El vino está hecho para degustarlo, para disfrutarlo, no para mezclarlo. Eso sí, siempre con moderación.
Como todo en la vida los inicios conllevan unas pautas a seguir que harán que nuestros conocimientos, nuestra apreciación y el correcto consumo nos proporcionen un mayor disfrute. Al vino primero se le conoce, después se disfruta y finalmente se le aprecia.
Como primer consejo a darte es que no tengas prisas, iniciarse requiere cierto tiempo y algo de dedicación. Apreciar un vino no es una tarea que se aprenda de la noche al día. Si no lo bebes habitualmente o nunca has bebido vino, lo ideal es comenzar a probar vinos blancos jóvenes, con poca complejidad y fáciles de beber en los que podamos aprender a identificar sus diferentes aromas, a saborearlos, a disfrutarlos. Seguidamente, lo más recomendable es continuar con vinos rosados, para finalizar con tintos jóvenes. Ir descubriendo vinos poco a poco, identificándolos, acostumbrando al paladar.
Una vez comprendidos estos tipos de vinos, adquirido ciertos conocimientos y entrenados los sentidos del olfato y gusto, el siguiente paso es ir subiendo en complejidad. Así, iremos incorporando a nuestro particular catálogo de vinos tintos con crianza, blancos con elaboraciones especiales (fermentados en barrica, sobre lías, con crianza,...etc.), espumosos, para finalizar con tintos más complejos (reservas, grandes reservas,...etc.) y generosos. El olfato y el gusto se entrenan, lo que nos permitirá adquirir las aptitudes y conocimientos para comprender los diferentes vinos y así poder disfrutarlos en plenitud. El tiempo, la inquietud y los conocimientos nos llevarán a querer ir descubriendo nuevos vinos, variedades de uva, denominaciones...etc.
No hay nada que nos indique que el vino sea una bebida para tomarla acompañada, ciertamente podemos disfrutar de una copa de vino sin la necesidad de que esta vaya acompañada de alimento alguno.Sentarse en una terraza o en la tranquilidad de nuestro hogar y disfrutar del simple placer de tomar un vino. Pero el que tomemos un vino con un plato de nuestro gusto hará que su disfrute se vea complementado.
El vino transmite sensaciones placenteras al igual que los alimentos, y si logramos ir incorporando el vino a nuestra dieta lograremos un conjunto armonioso.
Deberemos comenzar con el orden establecido anteriormente, donde los platos sencillos como pastas o arroces se acompañen de vinos blancos, e ir incorporando platos más elaborados con vinos más complejos. Por ejemplo una asado para un vino de reserva. La escala ha de ser progresiva y nos ayudará en la iniciación a través de la comida.
Una parte fundamental para iniciarse en algo es conocerlo. Si nuestros conocimientos avanzan, nuestra propia inquietud lo hará también. Hay muchas catas y cursos para iniciarse a los que asistir por módicos precios, y en ellos, asesorados por expertos, descubrir muchos aspectos del vino que puedan ayudar en la tarea de iniciación. Identificar aromas, sabores, elaboraciones, tipos de uvas.... ampliará nuestros conocimientos y cuando tomemos una copa de vino sabremos identificar estos aspectos. Empezaremos a degustar, a disfrutar con conocimientos.
Otro aspecto fundamental en la iniciación consiste en probar mucho. Cuanto más mejor. Descubrir diferentes tipos de vino, de distintas procedencias, elaboraciones, nos hará ir entrenado olfato y paladar a la vez que nos aportará conocimientos. Estas sensaciones olfativas y gustativas se almacenarán en nuestra memoria ampliando nuestro particular mapa vinícola. Entrenarán nuestras habilidades que posteriormente usaremos en sucesivas experiencias. Probar no tiene porqué ser beber, podemos catar, una buena manera de probar muchos vinos sin el inconveniente de la ingesta de alcohol. Para finalizar permíteme un último consejo... disfruta del vino, divertirte bebiéndolo con moderación.
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