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Los restaurantes que cuidan sus vinos, son restaurantes que invierten. La apuesta por los vinos es una inversión, no un gasto, y siempre genera beneficios para el establecimiento. En este sentido, los restaurantes que cuidan sus vinos suelen ser muy populares, ofreciendo muy buena imagen en el entorno o población, generando un alto grado de reconocimiento y viralidad (boca-oreja), y posicionándose como lugar de referencia entre proveedores y clientes. Un restaurante que cuida sus vinos no tiene el éxito garantizado, pero lo tendrá mucho más fácil.
Pero, ¿cómo podemos reconocer de manera rápida si nos encontramos ante un buen restaurante que cuida bien sus vinos?. A continuación presentamos una serie de factores que nos pueden ayudar a esta labor.
La existencia de sumiller en el establecimiento es la principal señal de que nos encontramos ante un restaurante con un exquisito cuidado de sus vinos. En la actualidad muy pocos son los restaurantes que cuentan con este profesional certificado en sus instalaciones. Con suerte nos encontraremos con un camarero bien formado. El sumiller (en francés sommelier) es el experto que cuida hasta el más mínimo detalle de los vinos de un restaurante, desde la selección de vinos que se ofertarán en carta, en función de los maridajes, hasta el almacenaje, inventariado y cuidado de las botellas, pasando por el imprescindible asesoramiento a la clientela -de una manera comprensible- del vino apropiado para la ocasión y posterior servicio (presentación de la botella, descorchado, cata, decantado, llenado de copa...). Tradicionalmente en Europa al sumiller se identifica porque porta sobre su pecho una pequeña taza de plata colgada, denominada "catavinos" o "tastevin". En América y Australia, se los denomina "wine steward". Aunque en la actualidad este símbolo es cosa del pasado y rara vez portan este colgante.
Resulta evidente que un restaurante que dispone de una espacio habilitado para el almacenamiento de los vinos, es un restaurante que, a priori, ofrece mayores perspectivas de cuidados por sus vinos. Sin embargo, es necesario comprobar que los vinos se guarden en óptimas condiciones, en un espacio aislado de ruidos y olores, con excasa iluminación, control de humedad y a una temperatura adecuada. De nada sirve una estantería o escaparate ubicado en la entrada del restaurante a modo de exposición. Muchos restaurantes disponen además, de salas de cata y degustación, para posibilitar que el cliente pruebe el producto, y tienda de vinos, por si el cliente posteriormente desea llevarse una botella a su casa.
El 'vino de la casa' no tiene porque ser un mal vino. Se denomina de esta manera al vino que, por cuestiones empresariales, oferta mayoritariamente un restaurante y que generalmente tiene un precio más asequible. Ahora bien, cómo puede resultar evidente, no es lo mismo un vino de la casa, que se sirve en botella, sin abrir, bien identificado con su etiqueta, y certificado con un sello de calidad como la contraetiqueta de alguna Denominación de Origen; que un vino que simplemente "aparece" en la mesa servido en una botella abierta, sin etiqueta ni idenfificación de ningún tipo, o incluso peor, en una jarra de vidrio.
Los formatos menos habituales como las medias botellas y, especialemente, los grandes tamaños como 'magnums' o 'jeroboams', son los vinos menos vendidos tanto en restaurantes como en tiendas de vinos. De ahí, que la disposición de este tipo de formatos en los restaurantes es una clara señal de atención hacia los consumidores de vinos.
Muchos restaurantes saben rentabilizar su dedicación por los vinos y, lejos de suponer un elevado coste para ellos, supone una inversión muy rentable al diversificar su oferta de productos y servicios, atraer clientela, y generar imagen de marca. En este sentido, un restaurante que cuida sus vinos suele organizar habitualmente la celebración de menús-maridajes, menús especiales, fiestas, catas, cursos,... y toda una serie de eventos que giran en torno al vino y el enoturismo.
La última pista que nos puede indicar si nos encontramos ante un buen restaurante que cuida sus vinos es la existencia de una buena carta de vinos. Por 'buena' no hay que entender más extensa, sino de mayor calidad en su soporte físico, dedicada en exclusiva a vinos, bien organizada, visual, elegante, que informe y detalle.
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