Bodegas y famosos: ¿Capricho, pasión, márketing o negocio rentable?

Cantantes, actores, cineastas, diseñadores, deportistas, empresarios, periodistas y hasta toreros participan en diferentes proyectos vitivinícolas, movidos por la pasión, búsqueda de prestigio, capricho o negocio, aunque no siempre su presencia en la bodega ha sido garantía de éxito en el mercado

Madrid

Viernes 12 de Julio de 2013

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En España, tienen intereses en bodegas Gerard Depardieu, Andrés Iniesta, Antonio Banderas, Rafael Moneo, Fran Rivera, Imanol Arias, Carlos Sáinz, José Luis Cuerda o Roberto Verino, aunque el tándem famosos+vino es un fenómeno que traspasa fronteras, como muestran los casos de Ford Coppola, Messi, Angelina Jolie o Brad Pitt.

En algún caso, los famosos han dado visibilidad a la bodega.

En otros, su participación no ayuda a las compañías en su esfuerzo por vincularse a calidad y a profesionalidad; a veces han dado una imagen "frívola" o han eclipsado al producto e, incluso, han fomentado los prejuicios entre algunos consumidores, que creen que pueden ser vinos inaccesibles o productos "de márketing".

No es de extrañar que algunas bodegas soliciten que no se les vincule con los personajes populares que participan en su accionariado, cansadas de que no se les vea con seriedad y les "etiqueten" siempre como "el vino...de".

También encontramos una vitivinícola regida por un famoso que, después de muchos años de esfuerzo, cuelga el cartel de "se vende".

Sin embargo, algunas iniciativas triunfan y, entre los ejemplos de éxito, encontramos a Bodegas Montecastro (Castrillo de Duero, Valladolid), con el cantante Julio Iglesias como copropietario.

La firma está presidida por Alfonso de Salas, marqués de Montecastro y Llanahermosa, máximo accionista, y en ella figuran como socios empresarios y periodistas como Juan González, Pedro J. Ramírez, Gregorio Peña, Francisco Torres o Enrique Sánchez.

Fuentes de la compañía -que vende en 27 países y apunta a Brasil, China y otros destinos asiáticos como mercados prioritarios- constatan que la imagen internacional del artista les ayuda, pero también dejan claro que la apuesta del grupo pasa por vender vinos por su máxima calidad y no "el vino de Julio Iglesias".

Por su parte, el diseñador gallego Roberto Verino logra una facturación de 500.000 euros con su vino "Terra do Gargalo" (Bodegas Gargalo): inicialmente fue "un capricho" para él, enseguida se convirtió "en una pasión" y ha terminado siendo "un negocio".

"Supongo que habrá muchas personas que jueguen con el vino por una cuestión sólo de prestigio o de notoriedad, pero ése no ha sido nunca mi caso", agrega Verino en declaraciones a diversos medios.

Bodegas Gargalo produce actualmente 100.000 botellas, de las que 80.000 se quedan en España y el resto se exporta principalmente a Reino Unido, Bélgica, Holanda, Andorra, Colombia y Japón.

Pero, ¿le ayuda al modisto su fama como diseñador internacional a abrir mercados para el producto? "Por supuesto que sí, pero de una manera demasiado sutil. El prestigio de tu marca comienza con un hándicap, deshacer el prejuicio de quienes antes de probar el vino pueden pensar que se trata sólo de una estrategia de márketing".

Los productos de Celler Vall Llach, propiedad de Albert Costa y el cantautor Lluis Llach en el Priorat, se han hecho un hueco en las mesas chinas -donde han logrado un gran éxito con su enseña "Vall Llach", que en los restaurantes del oriente lejano cotizan a 200 euros y pugnan con los reputados vinos de lujo francés-.

Y en EEUU compite con el Cabernet del valle de Napa (California), según detalla el copropietario de la bodega catalana, Albert Costa, quien continúa el negocio vitivinícola heredado de su padre y fundador de la bodega, Enric, junto al conocido cantautor.

Llach pasa la mitad del año al frente de su Fundación en Senegal, pero no se pierde cada una de las vendimias e, incluso, es el responsable de catar las uvas y determinar el mejor momento de maduración para comenzar a vendimiar sus uvas "premium".

Acontia, proyecto en el que participa el torero y empresario Rivera Ordóñez, es otro de los ejemplos de triunfo en el mercado.

Según explica la presidenta y propietaria de Bodegas Liba y Deleite, Maite Geijo, la adquisición por parte de Rivera Ordóñez de una parte de las acciones del grupo fue "una operación empresarial sin más" en un primer momento, pero luego él se ha ido involucrando más y "su apoyo se nota" para ganar clientes.

Especialmente cuando "levanta un teléfono" y logra contactar con algún jefe de compras importante poco accesible, detalla Geijo.

Pero también quiere dejar claro: "En ningún sentido se pretende que Rivera Ordóñez nuble a Acontia", ni que Acontia sea "el vino de Rivera Ordóñez".

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