Lunes 03 de Noviembre de 2025
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Un informe publicado este lunes por el Instituto de Investigación Económica Economica, encargado por la Junta de Marketing del Vino de Austria, ha puesto cifras al impacto económico del vino en el país. Según los datos correspondientes a 2023, la producción y comercialización de vino aporta 3.800 millones de euros al producto interior bruto austríaco, lo que representa el 0,9% del total nacional. El estudio también señala que el sector genera 68.000 empleos directos e indirectos, situándose entre las principales industrias del país.
El análisis detalla cómo el vino influye en diferentes áreas económicas. El sector de la hostelería y la restauración es el principal beneficiario, con un valor añadido de 1.500 millones de euros atribuido al vino. La agricultura ocupa el segundo lugar, con 390 millones de euros, lo que supone un 7,5% del valor total agrícola austríaco. El comercio mayorista también se ve favorecido, con un incremento de 353 millones de euros en el último año gracias a la actividad vitivinícola.
Chris Yorke, director ejecutivo de la Junta de Marketing del Vino de Austria, explica que la importancia económica del vino va más allá del producto final. “Existe todo un ecosistema económico alrededor del vino: bodegas, enoturismo, comercio minorista y restauración. Es la suma de estos efectos directos e indirectos lo que convierte al vino en un motor para nuestra economía”, afirma Yorke.
El informe subraya además el papel del vino en el turismo. Durante 2023, el 5% de los turistas realizaron actividades relacionadas con el vino y su gasto fue un 18% superior al del visitante medio. Esta actividad turística contribuye a la recaudación fiscal: los impuestos y tasas generados por el sector alcanzaron los 1.200 millones de euros, con 403 millones destinados al gobierno federal y cantidades importantes para los gobiernos regionales.
Johannes Schmuckenschlager, presidente de la Asociación Austríaca de Viticultores, señala que la viticultura es mucho más que una actividad agrícola. “Es una fuente económica y social fundamental y contribuye a la vitalidad y atractivo de muchas regiones”, indica Schmuckenschlager.
El estudio presta especial atención a las cuatro regiones clave para el vino austríaco: Niederösterreich, Burgenland, Viena y Estiria. Estas zonas han experimentado beneficios notables en comercio minorista, hostelería y turismo gracias al sector vitivinícola. Además, se resalta que muchas bodegas son pequeñas empresas familiares; según los datos recogidos, más del 95% están gestionadas por familias.
La investigación advierte sobre la vulnerabilidad de las regiones productoras más pequeñas ante la competencia internacional y los altos costes actuales de producción. Schmuckenschlager considera que este informe puede servir para poner en valor el trabajo diario de más de 10.000 bodegas familiares y reclama una mayor colaboración entre las autoridades políticas y los productores.
Tanto Schmuckenschlager como Yorke solicitan un apoyo institucional más firme para asegurar la viabilidad futura del sector. Proponen que el gobierno federal retome su contribución financiera a la Junta de Marketing del Vino, siguiendo el ejemplo de los estados federados productores. Argumentan que esta inversión permitiría afrontar problemas como el descenso en el consumo interno y la presión internacional sobre los precios.
El informe concluye que el vino no solo es parte esencial del patrimonio cultural austríaco sino también un pilar económico para muchas comunidades rurales y urbanas del país.
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