Miércoles 19 de Noviembre de 2025
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Vinetur publica este miércoles 19 de noviembre de 2025 su Informe de Previsión Estratégica: Cierre del Mercado Mundial del Vino 2025, un documento de inteligencia de mercado que dibuja un cambio de etapa para el comercio internacional del vino y para los hábitos de consumo. El estudio, basado en datos de aduanas hasta octubre, tendencias macroeconómicas y proyecciones para el primer trimestre de 2026, concluye que el negocio del vino entra en una fase en la que se mueven menos litros, pero se factura casi lo mismo, e incluso algo más en determinados segmentos, a costa de precios más altos y de una oferta más escasa.
Según el informe, el comercio internacional de vino cerrará 2025 con unas importaciones totales de 34.850 millones de euros, un 2,1% menos que en 2024, y un volumen de 9.450 millones de litros, con una caída del 4,2%. El precio medio mundial sube hasta 3,69 euros por litro, un 2,2% más, mientras el consumo estimado se sitúa en 212 millones de hectolitros, un 1,1% por debajo del año anterior. La combinación de una cosecha muy corta en 2024, la presión de los costes energéticos, de materiales y transporte, y la pérdida de poder adquisitivo de la clase media ha llevado a una situación en la que el vino barato viaja menos y el vino de mayor valor concentra una parte creciente de la facturación.
En la práctica, esto se traduce en un consumidor que permanece en la categoría de vino pero que ajusta sus hábitos. El informe describe un patrón claro de "menos pero mejor": se reducen las ocasiones de consumo y los litros comprados, pero se mantiene el gasto en aquellos momentos que el consumidor considera importantes. Al mismo tiempo, el vino pierde presencia en el día a día en países tradicionalmente vínicos, donde comparte la mesa con cervezas, espirituosos y bebidas listas para tomar. En Estados Unidos, por ejemplo, el consumo per cápita cae hasta 2,60 galones anuales desde el máximo de 3,16 en 2021, mientras que en Francia e Italia el vino cede espacio en las comidas frente a otras opciones más baratas o percibidas como más ligeras.
Sobre esta base de consumo moderado se asienta una transformación profunda del comercio. Estados Unidos sigue siendo el primer mercado por valor, con unas importaciones previstas de 6.950 millones de euros en 2025, un 2,1% más, pero compra menos volumen, 1.150 millones de litros, un 1,5% menos. El año ha estado marcado por la amenaza y posterior aplicación de aranceles adicionales del 15% a los vinos europeos, lo que provocó una oleada de compras anticipadas en el primer semestre y un frenazo en la segunda mitad por la acumulación de inventario en los mayoristas. El negocio se sostiene por el tirón de los espumosos, sobre todo Champagne y Prosecco, mientras el vino a granel sufre fuertes caídas, apoyado también en la abundancia de vino californiano y en la preferencia por producto ya embotellado en origen.
El Reino Unido vive su propia transición tras la reforma de los impuestos especiales, que gravan ahora por grado alcohólico. El informe prevé que cierre 2025 con 4.250 millones de euros importados, un 4,5% menos, y 1.280 millones de litros, un 6% por debajo. Los vinos tranquilos embotellados soportan el mayor ajuste, presionados por cadenas de supermercado que priorizan mantener precios psicológicos ante un consumidor muy castigado por la inflación. El granel, en cambio, resiste mejor en valor porque permite a los grandes embotelladores ajustar el grado en destino para reducir la factura fiscal, una muestra de cómo la normativa fiscal está reordenando el surtido que llega al lineal.
Alemania ofrece una imagen distinta. Con 2.750 millones de euros importados, un 4,5% más, y 1.350 millones de litros, un 1,2% menos, combina debilidad económica con una apuesta más clara por el vino embotellado. La escasez de granel barato en Europa tras la mala cosecha de 2024 ha obligado a los compradores alemanes a asegurar el suministro pagando más por vinos ya preparados en origen, sobre todo de Italia y España. El consumidor alemán, muy sensible al precio, se ha visto empujado a aceptar un escalón superior en el ticket medio al encontrar menos opciones de gama muy baja en los lineales de descuento.
Canadá se convierte en un ejemplo claro de cómo las guerras comerciales alteran el mapa de proveedores. El informe prevé que sus importaciones caigan en valor hasta 1.780 millones de euros, un 3,5% menos, pero suban en volumen hasta 415 millones de litros, un 4% más. Tras la imposición de aranceles de represalia al vino estadounidense, las compras desde Estados Unidos se hunden y el país se vuelca en granel procedente de España y Chile, con subidas de dos dígitos, para alimentar el sistema de monopolios provinciales. El resultado es un lineal con más vino barato de otros orígenes, más litros en el mercado y una factura total menor, en detrimento de muchas marcas norteamericanas que corren el riesgo de desaparecer de la oferta habitual.
En Asia, el informe sitúa a Japón como mercado estable en valor, con importaciones de 1.650 millones de euros, un 1,5% más, pero con un ligero retroceso de volumen hasta 265 millones de litros. El lujo, liderado por Champagne y otros espumosos, concentra ya más del 60% del valor del vino embotellado importado, mientras la debilidad del yen empuja al consumidor medio hacia formatos más eficientes, como el Bag-in-Box, y hacia orígenes con mejor relación precio-calidad, como Chile y España. China, por su parte, registra crecimientos espectaculares en las estadísticas, con 1.250 millones de euros (+15%) y 240 millones de litros (+8%), pero en buena medida se trata de un rebote técnico por el regreso de los vinos australianos tras el levantamiento de los aranceles punitivos. El documento subraya que una parte sustancial de esas entradas responde a reposición de inventario más que a una recuperación plena del consumo final.
El informe dedica atención a los países que funcionan como hubs comerciales en Europa. Los Países Bajos reducen con fuerza sus volúmenes, hasta 360 millones de litros, un 10,5% menos, y se quedan en 1.450 millones de euros en valor, un 2,5% por debajo, lo que indica una caída acusada del granel barato que antes se reembotellaba y se reexportaba. Bélgica, en cambio, aumenta tanto el volumen como el valor importado, hasta 320 millones de litros (+12%) y 1.150 millones de euros (+3%), apoyada en compras de vino con descuentos procedentes de países vecinos y en su papel como plataforma de redistribución a otros mercados europeos.
Suiza y Suecia ilustran cómo reaccionan los mercados de alto poder adquisitivo ante la incertidumbre económica y las monedas débiles. En Suiza, las importaciones caen a 1.100 millones de euros (-6%) y 155 millones de litros (-3%), con un retroceso marcado de los espumosos y del vino embotellado de gama alta, mientras ganan peso el granel y el Bag-in-Box, señal de que incluso el consumidor más acomodado mira más el precio por copa. Suecia reduce el volumen hasta 195 millones de litros (-5%) pero aumenta el valor hasta 840 millones de euros (+2,5%), en línea con la estrategia de Systembolaget de impulsar referencias ecológicas y de mayor valor añadido, algo que los consumidores aceptan pese al encarecimiento derivado de la debilidad de la corona sueca.
Más allá de los flujos entre países, el informe identifica tendencias comerciales y de consumo que están reconfigurando el negocio. Una de ellas es el crecimiento del segmento NoLo, vinos sin alcohol o de baja graduación, que al cierre de 2025 alcanzará los 2.840 millones de dólares y que podría crecer a ritmos de dos dígitos durante la próxima década. La mejora tecnológica en los métodos de desalcoholización ha permitido a estas referencias entrar en la restauración y en tiendas especializadas, impulsadas por la Generación Z y los millennials, que quieren seguir vinculados al ritual del vino pero con menor contenido alcohólico.
Otra tendencia clara es el avance del Bag-in-Box y de otros formatos alternativos, que ganan terreno en países nórdicos, Japón y Suiza. El aumento del precio por litro y los problemas logísticos han puesto en valor envases que optimizan el peso y el espacio en el transporte, y que además ofrecen al consumidor una solución práctica para el consumo diario en casa. Al mismo tiempo, el comercio electrónico de vino de importación se ve limitado por el fuerte incremento del coste de envío por botella en las operaciones directas al consumidor, lo que limita las compras transfronterizas a vinos de lujo y refuerza el papel de las tiendas físicas y de los distribuidores locales.
El documento concluye que 2025 marca la transición desde un modelo de volumen extensivo hacia un modelo de valor más fragmentado y regional. Europa tiende a comerciar más dentro de su propio entorno para reducir riesgos logísticos y arancelarios, Norteamérica se reorganiza tras la guerra comercial entre Estados Unidos y Canadá, y Asia se apoya en acuerdos bilaterales como el que ha devuelto a Australia al mercado chino. De cara a 2026, con una cosecha prevista algo mayor pero aún contenida y una demanda que no termina de despegar en volumen, la oportunidad para bodegas y distribuidores pasa por ajustar gamas y precios, desarrollar propuestas serias en segmentos como el NoLo y los formatos alternativos y aprender a vender mejor, más que a vender más litros, a un consumidor que prioriza la salud, la sostenibilidad y la conveniencia cuando elige qué vino compra y cómo lo consume.
| Más información |
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| (PDF)Informe de Previsión del Consumo Mundial Vino en 2025 |
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