Vilma Delgado
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El menú de vinos de un restaurante es una de sus más importantes cartas de presentación. Gracias a la selección de vinos, se puede conformar el carácter, calidad y servicio de un restaurante. El cliente decidirá de un solo vistazo, mirando la carta de vinos en qué tipo de establecimiento está confiando. Por eso, cada vez son más los hosteleros que se preocupan de ofrecer en su restaurante un vino de calidad y unas referencias bien elegidas.
Evidentemente, no es lo mismo un negocio de restauración de gran lujo que un restaurante con menores pretensiones. Pero esto no quiere decir que no puedas ofrecer variedad y calidad en tu menú de vinos. Cada establecimiento tiene un público objetivo y un público potencial que se puede atraer gracias a propuestas diferenciadoras como una selección cuidada de vinos.
En primer lugar, y para diseñar una carta de vinos, debemos tener una visión realista del negocio y quiénes son sus potenciales clientes. No es lo mismo regentar un bar, una taberna especializada o un tres Estrellas Michelín. El segundo paso es pensar en la inversión que queremos realizar, tanto en la compra de la mercadería, como en la promoción y difusión del menú de vinos. De nada sirve tener una selección magnífica de vinos si no cuentas con profesionales formados para presentarlos y venderlos al público que te visita.
Dicho esto, los vinos que no pueden faltar en tu selección son los siguientes:
En un restaurante o un bar siempre debemos tener vino tinto, es la opción mayoritaria de casi todos los clientes. ¿Cuáles debemos ofrecer?
En primer lugar, nos fijaremos en sus tiempos de maduración. Contaremos con referencias de vinos jóvenes, crianzas, reservas y, dependiendo del tipo de negocio, gran reserva. Lo recomendable es contar con un tinto de la casa y referencias de distintas Denominaciones de Origen, entre las que no pueden faltar los Riojas y Riberas del Duero.
El vino blanco puede ser incluso más importante que el vino tinto en un restaurante dedicado a productos del mar. La estacionalidad también es un factor importante, ya que los blancos suelen consumirse a temperaturas más frías y apetecen más durante el verano. Procura contar con distintas referencias acordes al producto que ofreces en tu carta, para conseguir un maridaje satisfactorio. Así, escoge algún blanco con toques más salinos, otros más afrutados, secos y dulces…
El rosado es un vino que cada vez gana más adeptos por su frescor, versatilidad y facilidad de degustación. Aunque no es recomendable tener una carta de vinos muy extensa, donde el cliente se pierda, sí que debemos contar con alguna referencia de rosados.
Los restaurantes son lugares de celebración. Quien más o quien menos ha elegido un establecimiento hostelero para festejar. Por eso, nunca debe faltar el cava u otros espumosos en tu carta.
Además, cada vez más aficionados al vino valoran los espumosos para degustar junto a la comida y no como un elemento que se deja para los postres y los brindis.
En cuanto a los vinos de aguja, existe un público que los valora muy positivamente, sobre todo cuando las altas temperaturas aprietan. Sopesa tener en tu menú de vinos algún blanco o rosado burbujeante.
Existen Denominaciones de Origen que quizá no sean tan conocidas para el gran público, pero con las que puedes sorprender gratamente a tus comensales. Un restaurante siempre debe poder ofrecer vinos de su zona. Con esto darás un giro diferenciador y sorprendente a tu menú de vinos y además establecerás lazos con los productores locales.
El consumidor exige cada vez más un producto de proximidad, local e incluso probar en los restaurantes de la zona los vinos de una bodega que ya hayan visitado junto a una comida con la que maridarlos y disfrutar de experiencias gastronómicas más especiales.
Si hablamos de restaurantes de nivel, la carta de vinos debe tener un diseño muy esmerado y un número de referencias mayor. Es fundamental invertir en personal especializado que sepa guiar al cliente para que escoja los mejores vinos para acompañar la propuesta gastronómica. Es una inversión que se amortiza muy rápidamente en términos cuantitativos, el cliente beberá más vino y cualitativamente, su experiencia de usuario será más satisfactoria. La sumillería es un arte y como tal se debe tratar en un restaurante exclusivo.
No deben faltar algunas referencias clásicas, vinos de añadas excelentes y vinos especiales para ofrecer una amplia panoplia con la que deleitar al cliente más exigente. Por supuesto, cada vino debe servirse en condiciones óptimas y con la cristalería adecuada.
El menú de vinos de un restaurante es una pieza clave para diferenciarse de la competencia, conseguir mayor rentabilidad y atraer a nuevos clientes que busquen una experiencia completa en sus visitas.
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