La huella climática en las añadas de Mi Lugar, de Queirón

El estudio destaca cómo el clima imprime una huella única en cada añada. Cada año, las condiciones meteorológicas actúan como un pincel que define el carácter del vino, explica el enólogo Rubén Pérez Cuevas

Escrito porDionisio Cejudo

Martes 21 de Octubre de 2025

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Bodegas Queirón, de la Familia Ontañón, ha presentado un estudio técnico que analiza el impacto del clima en su vino Mi Lugar, un vino de pueblo de Quel cuya primera añada se remonta a 2017. Este proyecto, que examina las cosechas de 2017 a 2021 (esta última aún en rama), combina datos meteorológicos con notas de cata para revelar cómo las condiciones climáticas —temperaturas, lluvias, humedad y vientos— moldean los aromas, sabores, texturas y colores de cada añada. El objetivo es comprender la singularidad de cada cosecha y optimizar las prácticas vitivinícolas para resaltar la expresión del terroir de Rioja Oriental.

Un diálogo entre clima y vino

Elaborado con Garnacha y Tempranillo de viñas viejas de secano, cultivadas entre 580 y 800 metros en parcelas como El Poeta, La Perdida y La Bartola, Mi Lugar refleja la esencia de Quel. Estas viñas, plantadas en suelos pobres y minerales, producen uvas concentradas que aportan estructura, longevidad y personalidad al vino. La vinificación, dirigida por Rubén Pérez Cuevas, incluye vendimia manual, triple selección y fermentación por gravedad, con 18 meses en barrica y 6 en tina, logrando un equilibrio entre potencia, elegancia y frescura.

El estudio destaca cómo el clima imprime una huella única en cada añada. "Cada año, las condiciones meteorológicas actúan como un pincel que define el carácter del vino", explica el enólogo Rubén Pérez Cuevas. A continuación, los principales hallazgos:

  • Temperaturas: el equilibrio entre potencia y frescuraLos veranos cálidos, como el de 2017, favorecen la acumulación de azúcares, dando vinos alcohólicos con sabores intensos a frutas negras (arándanos, cassis) y notas especiadas (pimienta, café). En contraste, las noches frescas de 2019 preservan la acidez, resaltando aromas de grosellas, cerezas y matices balsámicos, con una textura aterciopelada.
  • Heladas: concentración a costa de rendimientosLas heladas primaverales de 2017 y 2021 redujeron la producción, intensificando los sabores en las uvas supervivientes, pero a veces afectando la suavidad de los taninos por una madurez fenólica irregular.
  • Precipitaciones: un juego de riesgos y beneficiosAños lluviosos como 2018, con maduración lenta, producen vinos equilibrados, con acidez moderada y aromas complejos de romero, tomillo y monte bajo, aunque el exceso de humedad eleva el riesgo de mildiu. La sequía de 2017 concentró azúcares y taninos, dando vinos potentes pero menos frescos. En 2021, lluvias tardías optimizaron la madurez fenólica, potenciando color y aromas frutales.
  • Humedad y vientos: La alta humedad de 2018 intensificó notas balsámicas y ahumadas, mientras que los vientos frescos de 2020 aportaron acidez y aromas a fresas, frambuesas y un toque mentolado. La fenología también juega un papel: la brotación temprana de 2020 dio un vino vibrante, mientras que la floración irregular de 2017 intensificó sabores.

Las añadas de Mi Lugar: un reflejo del clima

Cada añada de Mi Lugar cuenta una historia climática única, con un perfil general de fruta negra, especias, mineralidad y frescura, pero con matices distintivos:

  • 2017: Año cálido y seco con heladas. Vino concentrado, con especias (pimienta, café, trufa), frutas negras (moras, cassis) y taninos dulces. Perfil mediterráneo y elegante. (95 puntos Decanter, 18/20 Jancis Robinson)
  • 2018: Año fresco y húmedo. Vino fluido, con aromas de café, caramelo, balsámicos (romero, tomillo) y taninos suaves. (Vino del Año Wine Alchemy, 93 puntos James Suckling)
  • 2019: Condiciones equilibradas. Vino complejo, con fruta negra (cassis, moras), especias y taninos pulidos. Máxima armonía. (95 puntos Guía Peñín, Top 100 The Wine Merchant)
  • 2020: Vientos frescos y maduración rápida. Vino luminoso, con frutos rojos (fresas, frambuesas), mentolados y taninos suaves.
  • 2021: Lluvias tardías. Vino en rama, con gran cuerpo, color intenso, aromas frutales y balsámicos. Gran potencial, a lanzarse en 2026.

Un legado de autenticidad

Con este estudio, Queirón no solo documenta la influencia del clima en Mi Lugar, sino que reafirma su compromiso con la autenticidad y la sostenibilidad. "Cada añada es un testimonio del diálogo entre la viña y su entorno", señala Leticia Pérez Cuevas, responsable de viñedo. Este trabajo consolida a Mi Lugar como un vino que captura la esencia de Quel, combinando tradición, innovación y un profundo respeto por el terroir.

Un artículo de Dionisio Cejudo
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