La varietal Monastrell como clave adaptativa frente al cambio climático

Adaptación vitivinícola y prácticas de manejo en tiempos de cambio

Compártelo

Leído › 3439 veces

La viticultura, enfrentando las actuales inclemencias del cambio climático, busca en sus raíces las respuestas para el futuro. La varietal Monastrell, arraigada en el Levante Español, se erige como un estandarte de adaptación y resistencia. Es este el trasfondo que celebra el "Día de la Monastrell", un evento que pone de relieve la relevancia de esta cepa, convocando al conocimiento y la experiencia de expertos como Diego S. Intrigliolo del CIDE, quien nos ofrece una visión en profundidad sobre las capacidades adaptativas de la Monastrell y sus recomendaciones para un manejo eficiente.

Orígenes y caracterización de la Monastrell

La Monastrell, de origen incierto, se debate entre ser una reliquia vitícola autóctona o un legado de los antiguos griegos en la península ibérica. Lo cierto es que, con el tiempo, ha sabido posicionarse como una de las principales variedades tintas en España, cobrando especial protagonismo en la DOP Alicante. Este territorio se ha convertido en su bastión, donde las condiciones de suelo y clima parecen haberla escogido para prosperar.

Con una morfología distintiva que incluye racimos compactos y bayas esféricas de un color negro azulado pronunciado, la Monastrell no solo se caracteriza por su estética, sino por su fortaleza. Su resistencia a la sequía y su adaptabilidad a altas insolaciones se traducen en una maduración óptima en las tierras alicantinas. Su versatilidad enológica es notable, permitiendo la creación de una amplia gama de vinos, desde rosados y tintos jóvenes hasta grandes reservas y Fondillón.

Gestión hídrica y aclimatación de la Monastrell

La Monastrell es un ejemplo de supervivencia en el ámbito vitícola. Su capacidad para regular el crecimiento vegetativo en respuesta a las condiciones hídricas es una lección de adaptación. En condiciones de secano, la Monastrell sobrelleva años de escasez sin mermar su potencial enológico. Estudios recientes confirman su capacidad para mantener altos índices de eficiencia en el uso del agua, incluso superando a otras variedades en condiciones similares.

La implementación de un riego deficitario controlado ha mostrado ser una estrategia efectiva para maximizar la calidad de la uva sin comprometer su rendimiento. Esta técnica permite ajustar el riego a las necesidades específicas de la planta, manteniendo la salud del viñedo y la excelencia del fruto.

 cepa de Monastrell en vaso con porte erguido y erecto
Cepa de Monastrell en vaso con porte erguido y erecto

Innovaciones agronómicas en respuesta al cambio climático

La Monastrell, a pesar de su robustez, requiere de una evolución en su cultivo para hacer frente a las demandas actuales y los retos que plantea el cambio climático. Entre las técnicas agronómicas propuestas, se encuentra la poda tardía, que pospone la fase fenológica y mitiga los efectos del calor extremo durante la maduración. Otras prácticas incluyen el sombreado de cepas y el despuntado de sarmientos, ambos dirigidos a mejorar la carga polifenólica y el balance hídrico del viñedo.

Una estrategia interesante es la doble vendimia, que permite obtener vinos con menor graduación alcohólica y un perfil sensorial mejorado. La orientación de las filas del viñedo, por otro lado, puede ofrecer una solución sostenible al estrés hídrico y térmico al que se ven sometidas las cepas, favoreciendo un consumo de agua más eficiente.

¿Te gustó el artículo? Compártelo

Leído › 3439 veces