Las exportaciones de vino espumoso inglés crecen un 35% y ya suponen el 9% de las ventas en 2024

El sector busca compensar la demanda interna estancada y duplicar las exportaciones para 2030 tras una cosecha histórica

Viernes 17 de Octubre de 2025

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English Wine Exports Surge 35 Percent as Record Harvest Spurs Global Ambitions

Las bodegas inglesas esperan que las exportaciones impulsen su crecimiento tras una de las mejores cosechas registradas. El sector vitivinícola del país, que ha experimentado un verano especialmente cálido, confía en que la venta al exterior compense la ralentización de la demanda interna. Desde 2020, la superficie plantada con viñedos ha aumentado un 30% y la producción crece a un ritmo medio del 7% anual desde el año 2000.

El clima más favorable ha llevado a productores locales e internacionales a adquirir terrenos en Inglaterra, sobre todo en el sur, para plantar viñas en zonas que antes se dedicaban a cultivos tradicionales, huertos de manzanos o incluso campos de golf. El interés por el enoturismo y la calidad de los vinos espumosos ingleses ha crecido, especialmente después de que un vino espumoso del sur del país superara al champán francés en uno de los premios más reconocidos del sector este septiembre. Este hecho ha mejorado la percepción internacional y ha abierto puertas en mercados como Noruega, Japón y China.

La economía británica atraviesa un periodo de menor dinamismo, lo que afecta al consumo de productos considerados premium, como los vinos espumosos ingleses. Las ventas nacionales se han estabilizado: el año pasado se vendieron 6,2 millones de botellas de espumoso, lo que representa el 70% del total de vino comercializado en el país, pero sin crecimiento respecto al año anterior. En contraste, las exportaciones han aumentado un 35% y ya suponen el 9% del total vendido en 2024. La patronal WineGB tiene como objetivo duplicar esa cifra para 2030.

Noruega se ha convertido en el principal comprador extranjero por volumen. Según datos del monopolio estatal noruego encargado de importar vino y licores, las importaciones de espumoso inglés pasaron de apenas 451 litros en 2015 a más de 111.000 litros el año pasado. Sommeliers noruegos explican que los consumidores muestran curiosidad por los vinos ingleses y valoran su calidad, llegando a compararlos con champanes reconocidos pero con matices propios.

El precio es otro factor relevante: las principales marcas inglesas, como Chapel Down y Nyetimber, venden sus botellas a precios similares a los champanes franceses más conocidos, entre 30 y 42 libras por unidad.

El clima sigue siendo un factor determinante para la producción. Alistair Nesbitt, director ejecutivo de la consultora Vinescapes, señala que la temperatura media durante la temporada de crecimiento ha subido entre uno y uno y medio grados centígrados en los últimos cuarenta o cincuenta años. Sin embargo, esta tendencia también trae consigo fenómenos meteorológicos menos previsibles. Por ejemplo, las lluvias persistentes durante este año han reducido la cosecha a la mitad respecto al año anterior.

A pesar de estas dificultades, Inglaterra mantiene ciertas ventajas frente a regiones vitivinícolas del sur de Europa afectadas por sequías y olas de calor más frecuentes. Esta situación ha motivado a empresas internacionales a invertir en tierras inglesas desde hace una década. Firmas estadounidenses, francesas y australianas han adquirido viñedos; entre ellas figuran la casa francesa Taittinger y la estadounidense Jackson Family Wines.

Los productores ingleses consideran que el futuro del sector pasa por consolidar su presencia internacional y aprovechar las condiciones climáticas actuales para mantener el ritmo de crecimiento. La apuesta por mercados exteriores se presenta como una vía para asegurar la viabilidad del vino inglés ante una demanda interna más estable y un entorno económico menos favorable.

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