El viñedo de Burdeos busca alternativas ante el cambio climático y la rigidez de las denominaciones

Productores experimentan con riego y variedades resistentes mientras crece el debate sobre la normativa y la identidad del vino

Jueves 18 de Septiembre de 2025

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Bordeaux Winegrowers Confront Climate Change With Irrigation, New Grapes and Shifting Traditions

El viñedo bordelés atraviesa una etapa de cambios importantes debido a la evolución del clima. Las vendimias se han adelantado de nuevo este año y los viticultores buscan soluciones para mantener la calidad de sus vinos. En Pomerol, al norte de Burdeos, el Château Lafleur ha terminado la recolección de uva iniciada el 17 de agosto. A pesar de la ola de calor y la sequía que ha afectado a la región, el propietario Baptiste Guinaudeau considera que el resultado será muy bueno. Para lograrlo, ha optado por regar su parcela más valiosa, una decisión que no está permitida por la denominación de origen Pomerol salvo en situaciones excepcionales y bajo condiciones muy estrictas.

Guinaudeau explica que la normativa sobre riego es antigua y responde a una época en la que se mezclaban vinos de zonas irrigadas para aumentar la producción, sin tener en cuenta el carácter del terreno. Sin embargo, desde 2010, el clima ha cambiado tanto que las uvas pierden parte de sus cualidades aromáticas y su equilibrio. Por este motivo, en junio decidió regar su mejor parcela, cuyos vinos superan los 1.000 euros por botella. Esta acción le ha obligado a salir de la denominación Pomerol. El viticultor asegura que el consumo de agua es bajo, pero esto abre el debate sobre cómo se reparte el agua utilizada para riego, especialmente si proviene de embalses o pozos profundos.

Desde el Instituto Nacional de Investigación para la Agricultura, la Alimentación y el Medio Ambiente (INRAE), algunos investigadores consideran que la vid es capaz de adaptarse con poca agua y que representa una solución agroecológica por sí misma. Para ello, es fundamental contar con buenos portainjertos. Desde hace más de diez años, los científicos trabajan en desarrollar portainjertos resistentes al cambio climático. Esta técnica consiste en injertar la vid sobre raíces de otras variedades capaces de soportar plagas como el filoxera o resistir mejor la sequía.

Elisa Marguerit, investigadora del Instituto de Ciencias de la Vid y del Vino, señala que los portainjertos actuales ayudan frente a la sequía pero no son suficientes. Su objetivo es obtener portainjertos más versátiles que puedan soportar tanto años secos como húmedos y así responder a los extremos climáticos cada vez más frecuentes. Estos trabajos aún necesitan varios años para dar resultados.

Mientras tanto, algunos ensayos realizados durante catorce años con variedades adaptadas han dado buenos resultados. De forma inesperada, el merlot —una variedad muy conocida en Burdeos— ha mostrado una gran capacidad para resistir tanto la sequía como las altas temperaturas este año. Los investigadores recomiendan confiar en los mecanismos naturales de adaptación de las plantas.

En Civrac-de-Blaye, una máquina vendimiaba durante la noche racimos de souvignier gris para una cooperativa local. Este híbrido resistente proviene del cruce entre bronner (blanca alemana) y cabernet sauvignon (tinta tradicional bordelesa). Es conocido por soportar enfermedades fúngicas como mildiu y oídio, cuya presencia aumenta con el cambio climático. Esto permite reducir considerablemente los tratamientos fitosanitarios: según Thierry Bergeon, viticultor con cuatro hectáreas dedicadas a esta variedad en Civrac-de-Blaye (Gironda), solo necesita entre dos y cuatro intervenciones al año, hasta seis veces menos que con variedades tradicionales.

Las hojas y pieles más gruesas del souvignier gris también protegen contra insectos como la cicadela o la polilla del racimo y resisten mejor las granizadas moderadas. Además, se adapta bien al frío. Damien Malejacq, director de marketing del grupo Tutiac —una cooperativa con 400 viticultores y 5.000 hectáreas repartidas en quince denominaciones— considera imprescindible adaptar el viñedo a los cambios climáticos cada vez más extremos.

En 2014, Tutiac plantó catorce variedades resistentes en una parcela experimental y realizó microvinificaciones junto al INRAE y la Cámara Agraria para comprobar su adaptación al terreno y clima locales sin perder las características propias del vino bordelés. Cuatro años después eligieron dos variedades para plantar a mayor escala: souvignier gris para blancos —cuyas catas a ciegas lo asemejan al sauvignon— y vidoc para tintos. En 2022 sumaron soreli (blanco), alcanzando 34 hectáreas plantadas.

Para vender botellas elaboradas solo con estas variedades resistentes, Tutiac recurrió a la Indicación Geográfica Protegida (IGP) Atlántico, ya que su reglamento es más flexible que el de las denominaciones bordelesas tradicionales. La AOC limita estas variedades al 5% de superficie por explotación y al 10% del ensamblaje final del vino; sin embargo, algunos productores como Thierry Bergeon llegan al 10% solo con souvignier gris y soreli.

Malejacq explica que han optado por elaborar vinos monovarietales para dar a conocer estas nuevas uvas al consumidor y mostrar sus cualidades sin mezclarlas con otras variedades tradicionales. Considera que estos vinos pueden atraer a nuevos consumidores interesados en propuestas diferentes.

Michel-Éric Jacquin, presidente de las denominaciones Bordeaux y Bordeaux Supérieur —que representan la mitad de la producción regional— comparte esta visión: cree que estos nuevos productos pueden atraer a un público que actualmente consume menos vino, especialmente tinto. Jacquin propone transformar la AOC Bordeaux en IGP para dar mayor libertad productiva a los viticultores sin modificar Bordeaux Supérieur.

En Duras (Lot-et-Garonne), otra cooperativa importante llamada Berticot-Graman sigue desde 2016 una estrategia similar apostando por híbridos resistentes como vidoc, floréal, marselan o arinarnoa para su gama comercializada también bajo IGP Atlántico.

La adaptación del viñedo bordelés pasa así por nuevas prácticas agrícolas e innovaciones varietales mientras se debate sobre las normas vigentes y el futuro del sector ante un clima cada vez más imprevisible.

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