Manuel Rivera
Jueves 02 de Febrero de 2023
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El vino y la tortilla son dos de los productos estrella de la gastronomía española. ¿A quién no le apetece degustarlos en cualquier momento del día o de la noche? Como aperitivo o para almorzar, comer, merendar o cenar conforman un tándem siempre apetitoso.
Sin embargo, combinarlos bien es más complicado de lo que parece, ya que requiere precisión, adecuación y un cierto análisis. ¿Cómo acertar al hacerlo?
El maridaje del vino con huevo figura entre los más difíciles. En realidad, maridar es una técnica y un arte que se aprende y se potencia con conocimientos y práctica.
En el caso del huevo, este ingrediente puede competir con el sabor del vino y, de este modo, dificultar la experiencia. De hecho, ocurre lo mismo que con otros productos, como los espárragos, el vinagre, el ajo, las espinacas, la cebolla o las alcachofas.
¿Significa esto que maridarlo con una ricatortilla de patatas es un imposible? En absoluto. Solo exige una atención especial y huir de la improvisación y las primeras opciones.
Hay que considerar, además, que la tortilla española se come a cualquier hora del día y en múltiples contextos: un bocata matinal al pie de una obra, un picoteo en un cóctel elitista, un pincho en un bar... Cada situación es diferente, por lo que requiere de elecciones vinícolas distintas.
Además, las variedades de la tortilla de patatas son diversas. Por ello, maridar el vino y esta comida es casi una ciencia. A continuación, se detallan cuáles son sus principales referencias.
Suena estupendamente y, en realidad, sabe todavía mejor. La excepcional polivalencia de los vinos de Jerez los convierte en fabulosos para esta combinación. Son el antídoto perfecto a esa conjunción de cebolla y huevo tan alejada de la habitual exaltación vinícola.
En general, cualquier fino puro, rico en matices y seco que se encuentre maduro armoniza bien con este manjar español. Si está fresquito y se bebe despacio, todavía mejor.
Esta receta de la tortilla añade a la patata verduras (guisantes, pimientos y calabacín) y elementos cárnicos, sobre todo jamón y chorizo. Su sabor es, por ello, más complejo, rotundo y poderoso.
En este caso, es genial cualquier buen vino tinto de Castilla y León o de zonas aragonesas, como Calatayud y Cariñena. Pero no sirve cualquiera, es mejor escoger uno intenso y elaborado con las variedades graciano o tempranillo.
No hay que confundir esta variedad con la tortilla paisana. La campera incorpora tomate, berenjena y, según las preferencias, pimientos, perejil y ajo. Muy habitual en Murcia, es un aperitivo delicioso y un tentempié fabuloso.
¿Con qué vino tomarla? La suavidad y la delicadeza de los rosados con cuerpo conforman la mejor alternativa. Cuando están fresquitos, sus matices frutales y florales armonizan de maravilla con los toques hortícolas de esta tortilla.
El vino y la tortilla de patatas rellena son palabras mayores, ya que se trata de una categoría tan amplia como heterogénea. De hecho, la española se puede rellenar con productos como:
Ciertamente, la imaginación es el único límite a la hora de idearlas. A menudo, su contenido se decide en el último momento, sobre la misma sartén puesta al fuego.
Por este motivo, conviene asegurar un buen maridaje con un vino contundente, rotundo y carismático. La primera opción han de ser los espumosos: encajan muy bien el cava español, el champán y el frizzante. Entre las variedades de uva de referencia, destacan la chardonnay y la pinot noir.
Adicionalmente, sobre todo cuando se rellena con productos del mar, el verdejo y el albariño son dos buenos recursos. Y cuando llevan embutidos, procede maridarlas con tintos jóvenes, sobre todo aquellos que incluyen aromas de frutas rojas y cereza.
Por último, la variedad más sencilla de la tortilla de patatas combina muy bien con determinados vinos blancos. Eso sí, han de ser delicados e intensos, con personalidad y carácter. En lo posible, conviene escogerlos con rasgos de cítricos y frutas blancas.
El chacolí, con toda su fuerza vasca, es una elección muy recomendable que siempre gusta. También la D. O. Somontano incluye vinos blancos estupendos, con tanto cuerpo como carácter, que envuelven a la perfección esta delicia gastronómica.
Aprender a combinar el vino y la tortilla garantiza momentos gastronómicos estupendos. Al hacerlo, es fundamental valorar de qué tipo de tortilla española se trata y en qué momento se va a tomar. Determinados tintos, blancos, espumosos y rosados tienen cabida con ella, pero no todos. No hay que precipitarse y sí valorar a fondo con qué ingredientes se ha completado esa tortilla para obtener una experiencia excelente de maridaje.
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