Viernes 12 de Diciembre de 2025
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El sector vitivinícola de Sudáfrica atraviesa un periodo complicado, según un informe publicado por FTI Consulting. El documento señala que la superficie de viñedos en el país ha disminuido un 12% en la última década, pasando de 99.472 hectáreas en 2014 a 87.848 hectáreas en 2023. Este descenso se ha producido al mismo tiempo que ha aumentado la proporción de viñas con más de 20 años, que ha pasado del 20% al 36%. Los expertos suelen considerar que el porcentaje óptimo de viñas de esa edad no debería superar el 15%, ya que las plantas más viejas suelen producir menos uva.
La combinación de una menor superficie cultivada y un envejecimiento del viñedo ha provocado una caída en la producción. La vendimia de 2023 fue la más baja en casi veinte años y la producción total de vino se situó en 0,93 mil millones de litros, lo que supone un descenso del 21% respecto a los 1,18 mil millones de litros registrados en 2014.
El informe también analiza la evolución de los costes para los productores. Los gastos asociados a la producción casi se han duplicado en los últimos diez años, creciendo a un ritmo superior al de la inflación general y al índice de precios al productor. Esta situación, junto con el descenso del rendimiento y la dificultad para trasladar los aumentos de costes al precio final, ha reducido los márgenes empresariales. En 2023, solo alrededor del 8% de los productores obtenían beneficios, mientras que el 43% operaba con pérdidas. El ingreso neto por explotación agrícola, uno de los indicadores habituales para medir la rentabilidad, cayó cerca del 37% interanual hasta situarse en 10.951 dólares estadounidenses por hectárea.
Como consecuencia, el sector está experimentando cambios estructurales. Entre 2014 y 2023, cerca de un tercio de los productores primarios de uva —unos cien cada año— abandonaron la actividad, siendo los pequeños productores los más afectados por esta tendencia.
A pesar de estas dificultades, el sector vitivinícola sigue teniendo peso en la economía sudafricana. Según el informe, aporta unos 3.340 millones de dólares estadounidenses al producto interior bruto nacional (alrededor del 0,9%) y genera unos 270.364 empleos directos e indirectos, lo que representa aproximadamente el 1,8% del empleo total del país. Además, contribuye con unos 1.110 millones de dólares estadounidenses a los ingresos familiares y su efecto sobre la cadena de valor supera la media nacional.
El informe describe al sector como atrapado en una dinámica negativa que se refuerza a sí misma, aunque subraya su papel relevante como generador de actividad económica y empleo. Los autores advierten que si no se produce una inversión renovada para replantar viñedos y mejorar el equilibrio entre edades o si no se adoptan medidas para frenar el aumento de los costes, las presiones actuales podrían continuar. Los pequeños productores parecen especialmente vulnerables ante esta situación, lo que plantea dudas sobre la estabilidad futura en algunas zonas productoras.
Dada la importancia económica del sector, sus problemas seguirán presentes en las discusiones políticas sobre cuestiones como posibles cambios en los impuestos especiales o reformas regulatorias.
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