Miércoles 28 de Noviembre de 2012
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Hace algunos años, en tierras vallisoletanas, la bodega Abadía Retuerta se lanzó a la emocionante aventura de crear un vino único y eligió mezclar el clima y el suelo del valle del Duero con la francesa variedad de uva petit verdot para conseguirlo. Tras este gran logro, el amor y el tiempo trajeron la cosecha de 2009 –recogida tras un año de temperaturas extremas y escasas precipitaciones, y hasta entonces la mejor en la historia de esta bodega–, naciendo así Petit Verdot PV 2009.
Petit Verdot PV 2009 destaca poderosamente entre los vinos españoles y es este el motivo por el cual en la Guía Peñín de los vinos de España le han sido otorgados 95 valiosos puntos, lo que viene a decir que una guía imprescindible tanto para los expertos como para los aficionados al buen vino lo ha considerado un vino excepcional. Utilizada normalmente en una pequeña proporción como acompañante de otras variedades y considerada por Abadía Retuerta como la cepa bordelesa más «exótica», la petit verdot es la única variedad que compone el original Petit Verdot PV 2009.

La combinación de esta pequeña uva con un terroir en el que domina el suelo arenoso, el profundo respeto por las tradicionales técnicas naturales de elaboración y un proceso de envejecimiento de dieciocho meses en barricas de roble francés ha dado lugar a este singular vino tinto de calidad superior y excelente guarda. La producción se limitó a tres barricas, o lo que es lo mismo, novecientas noventa y nueve botellas de color verde oscuro de 75 cl cuyo contenido solo puede ser disfrutado por unos pocos afortunados. Su graduación alcohólica es de 14º.
De color cereza o bermellón, y elegante, fino, en la nariz. Con aroma y gusto tanto a fruta madura o confitada como fresca, y también a cacao y especias dulces. Se notan en la cata los dieciocho meses en barrica, que le imprimen asimismo un aroma a roble cremoso, moca y torrefactos. En la boca comienza siendo suave y denso, pero al desarrollarse se muestra intenso y potente, carnoso, muy equilibrado y complejo, y con un final cálido en la lengua.
Es un vino alegre que sorprende y se reserva para aquellos que quieran concederse un capricho de vez en cuando. Marida bien con las carnes –sobre todo las blancas– y los embutidos, y es perfecto cuando se trata de platos de arroz acompañados de carne. Para potenciar sus cualidades debe servirse a una temperatura de entre 16 y 18 ºC.
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