María Gil Fernández
Jueves 19 de Agosto de 2021
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En el suelo existe gran cantidad de microorganismos que ayudan a que se mantenga fértil y al equilibrio del medio. Y entre ellos existe un hongo llamado Glomus iranicum var. tenuihypharum que forma micorrizas, las cuales son de gran ayuda en el cultivo de las vides.
A continuación vamos a explicar todo lo que hay que saber sobre la micorrización de las raíces y sobre el papel del Glomus iranicum var. tenuihypharum en este proceso.
Las micorrizas son asociaciones de simbiosis que se dan entre los hongos y las raíces de las plantas vasculares. Tienen un papel fundamental durante su crecimiento, ya que tanto la propia planta como el hongo se ven beneficiados de su relación.
Por su parte, las raíces generan aminoácidos, ácidos grasos, azúcares y otras sustancias orgánicas importantes para los hongos. Y estos últimos, por otro lado, convierten los minerales presentes en el suelo y materias en descomposición en formas que las raíces de la planta pueden asimilar.
Pues bien, las micorrizas contribuyen a que las vides sean más rentables. Se pueden añadir a través de riego por goteo o microgranulado, y favorecen una colonización micorrízica intensa que mejora el desarrollo radicular de las plantas y la absorción de agua y de nutrientes. Por ello, consigue que los cultivos rindan mejor, y los frutos obtenidos sean de mayor calidad.
Hay dos tipos de micorrizas, que son los siguientes:
El hongo forma algo similar a un manto con sus hifas alrededor de las raíces más finas, pero sin penetrar en sus células. Su desarrollo tiene lugar en los espacios intercelulares de la corteza de la raíz.
En las endomicorrizas, las hifas entran dentro de las células de las raíces. Se intercambian elementos nutritivos por carbono entre el hongo y la raíz, en los arbúsculos.
Se denomina simbiosis micorrízica a la relación que se genera entre el hongo formador de micorrizas y las células jóvenes de la mayor parte de las plantas con utilidad agronómica, en la que ambas partes salen beneficiadas.
El hongo crece hacia fuera de la raíz mediante el micelio extramátrico explorando el suelo, absorbiendo y transfiriendo agua y elementos nutricionales a la planta. Dentro de la raíz, este hongo forma unas estructuras llamadas arbúsculos, en las que intercambia con la planta los nutrientes conseguidos en el suelo por azúcares, gracias a los cuales crece y forma ácidos grasos de reservas.
Todo ello hace que el hongo estimule la fotosíntesis de la planta, favoreciendo que este fije más CO2 para asegurar su desarrollo simbiótico. Esto logra que aumente el intercambio de agua y nutrientes.
Los principales beneficios que se consiguen a través de las micorrizas son los siguientes:
El Glomus iranicum var. tenuihypharum es un hongo que forma micorrizas arbusculares para generar simbiosis con las raíces, en las que el hongo obtiene azúcares y da importantes cantidades de nutrientes y agua.
Los cultivos desarrollan su vida sobre todo en la rizosfera, la parte del suelo que queda más cerca de la raíz de la planta. Aquí interactúan los microorganismos del suelo y de la raíz, y los microorganismos se relacionan entre ellos y con la planta, generando un ecosistema que favorece el desarrollo de la planta.
Este hongo formador de micorrizas favorece a los cultivos en distintos sentidos:
Por todo lo anterior, se consiguen unos mejores frutos tanto en lo que a su tamaño como en lo que a su calidad se refiere, y cada planta se vuelve más productiva.
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