El vino italiano exporta 21,8 millones de hectolitros en 2024 pero vende a menos de la mitad que el francés

El sector crece un 2,5% en ingresos pero sigue fragmentado y con bajo consumo interno pese al liderazgo mundial en volumen

Lunes 27 de Octubre de 2025

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Italian Wine Exports Reach 21.8 Million Hectoliters but Lag Behind France in Value

La ciudad italiana de Vicenza ha acogido recientemente la primera edición vertical del Food Industry Monitor (Fim), un observatorio dedicado a analizar el rendimiento de las empresas italianas del sector de la alimentación y las bebidas. El evento, celebrado en la Biblioteca Internacional “La Vigna”, ha reunido a expertos, empresarios y representantes institucionales para analizar la situación actual y las perspectivas del vino italiano. La iniciativa ha sido impulsada por Remo Pedon, presidente de la institución anfitriona, y ha contado con el apoyo de Confindustria Veneto.

El informe presentado es fruto de la colaboración entre Ceresio Investors y la Universidad de Ciencias Gastronómicas de Pollenzo (Unisg), vinculada a Slow Food. Según Gabriele Corte, director general de Ceresio Investors, se trata de la primera vez que el grupo de trabajo realiza un análisis centrado exclusivamente en el sector vitivinícola, considerado el más relevante dentro del ámbito agroalimentario italiano.

Carmine Garzia, profesor de Management en la Universidad de Pollenzo y responsable científico del Fim, ha sido el encargado de exponer los principales datos del estudio. El análisis se ha basado en los balances de 165 empresas vinícolas italianas, que suman una facturación aproximada de 5.000 millones de euros, dentro de un sector que se estima en 16.000 millones. Italia mantiene el liderazgo mundial en volumen de exportación, con 21,8 millones de hectolitros en 2024, pero no en valor. El precio medio por litro del vino italiano exportado es de 3,7 euros, frente a los 9 euros del vino francés. Esta diferencia refleja una brecha importante en el posicionamiento internacional.

Garzia ha explicado que la inflación en Italia se ha mantenido bajo control gracias a la reducción de precios por parte de muchas empresas, situando al país entre los niveles más bajos de la Unión Europea. Sin embargo, el consumo interno no muestra signos de crecimiento: el gasto familiar en alimentación, incluido el vino, solo ha aumentado un 1,8%, lo que equivale al mismo ritmo que la inflación. Esto indica un estancamiento en el sector a nivel nacional.

A escala internacional, el sector del vino alcanza un valor de 90.000 millones de euros en producción. A pesar de ello, el crecimiento anual medio de las exportaciones italianas entre 2019 y 2024 ha sido del 4,8%. No obstante, la internacionalización sigue siendo limitada: solo unas pocas empresas controlan directamente su distribución en mercados clave como Estados Unidos, lo que las hace vulnerables ante cambios en políticas aduaneras o situaciones geopolíticas.

El estudio también revela que las bodegas italianas han experimentado un aumento del 2,5% en sus ingresos durante 2024, con una rentabilidad comercial (ROS) del 5,9% y un retorno medio sobre el capital invertido (ROIC) del 5,3%. El endeudamiento se mantiene bajo control. El modelo de negocio más rentable es el de los embotelladores, con un ROIC medio del 8,96% entre 2020 y 2024, superando a las bodegas integradas y a las cooperativas. Este dato sugiere que la gestión de mercados y distribución es cada vez más importante frente a la producción agrícola tradicional.

Durante una mesa redonda moderada por Michele Antonio Fino, profesor en la Universidad de Pollenzo, se han abordado los principales problemas y expectativas para el cierre de 2025. Marzia Varvaglione, productora en Puglia y presidenta del Comité Europeo de Empresas Vinícolas (Ceev), ha recordado que el último trimestre del año es fundamental para las empresas productoras de espumosos y tintos. Ha señalado que existe preocupación internacional: en California, la falta de demanda ha obligado a dejar uva sin recoger; los aranceles estadounidenses afectan negativamente a las exportaciones italianas; y en Europa, regiones como Burdeos o Champagne están reduciendo producción o incluso arrancando viñedos. En Italia, además del bajo precio medio de exportación respecto a Francia, preocupa la fragmentación del sector, compuesto mayoritariamente por pequeñas empresas.

Filippo Polegato, vicepresidente de la Unione Italiana Vini y director general de Astoria, ha explicado que el sector de los espumosos mantiene sus cifras en Italia, aunque con una reducción de márgenes debido a la caída del poder adquisitivo de las familias. Para mantener ventas, las empresas han optado por precios más bajos. La situación es más complicada para los vinos tintos, especialmente en regiones como Toscana, Montalcino y Puglia. Polegato atribuye parte del problema a una comunicación poco eficaz y a la pérdida del consumo de vino fuera del ámbito gastronómico, mientras que los espumosos siguen siendo populares en aperitivos. Propone aumentar la transparencia y fomentar las visitas a bodegas como experiencias completas para atraer al consumidor.

Luca Giavi, director del Consorcio Prosecco DOC, ha explicado que el éxito del Prosecco se debe a su versatilidad en maridajes, su uso en coctelería y su bajo grado alcohólico. El consorcio está trabajando para adaptar los reglamentos y permitir Proseccos con menor graduación, alrededor de 9 grados. Además, se están implementando medidas para mejorar la transparencia: próximamente será obligatorio indicar en la etiqueta si el embotellador no está registrado en el sistema de control certificado.

Alessandro Santini, responsable de asesoría corporativa e inversión bancaria en Ceresio Investors, ha señalado que el sector ha sido menos atractivo para los inversores en los últimos dos años debido al descenso de algunos indicadores económicos. Sin embargo, considera que sigue siendo interesante a largo plazo. Ha subrayado que el 85% del tejido vitivinícola italiano está formado por pequeñas empresas con recursos limitados. Para competir internacionalmente y atraer talento cualificado, es necesario aumentar el tamaño empresarial mediante fusiones o asociaciones. Santini advierte que el vino requiere inversiones a largo plazo, de al menos siete a diez años, y que los fondos de inversión con horizontes más cortos pueden perjudicar la identidad y cultura de las marcas.

Marzia Varvaglione ha recordado que el vino no es solo un producto comercializable rápidamente ni un bien de lujo al uso. Representa cultura y raíces familiares que solo pueden mantenerse si las empresas son adquiridas por otras familias que compartan esos valores.

Antonio Fino ha puesto el acento en el valor cultural y territorial del vino. Ha recordado que los 88.000 millones de euros que mueve el sector mundialmente están ligados a territorios, historias y a la preservación del entorno rural.

El encuentro ha finalizado con la proyección de un documental dedicado a Demetrio Zaccaria, fundador en 1981 de la Biblioteca Internacional “La Vigna”, reconocida por el Ministerio de Cultura italiano como institución de interés cultural. El documental, dirigido por Manuela Tempesta y coproducido por Kublai Film, repasa la trayectoria de Zaccaria y su contribución al mundo vitivinícola y rural italiano.

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