El consumo de vino en China cae a mínimos pese al interés de los jóvenes y el potencial del mercado

Factores económicos, políticos y culturales frenan el crecimiento, pero las bodegas internacionales mantienen su apuesta a largo plazo

Viernes 03 de Octubre de 2025

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China’s Wine Market Faces Uncertainty After Years of Boom and Decline

El mercado del vino en China ha experimentado cambios importantes en los últimos años. Tras un periodo de rápido crecimiento, la cuota de China en el valor de las importaciones mundiales de vino cayó del 8 % en 2017 a menos del 3 % en 2023. Este descenso se debe a varios factores. Uno de los principales fue la campaña anticorrupción iniciada en 2013 por el presidente Xi Jinping, que redujo el consumo de vinos de alta gama, muy presentes en banquetes oficiales y regalos institucionales. A esto se sumó la desaceleración económica, que afectó al poder adquisitivo de las familias chinas.

La pandemia agravó la situación. Entre 2019 y 2022, el consumo de vino en China cayó un 47 %, una bajada mucho más pronunciada que la registrada por otras bebidas como la cerveza o los licores. Además, las tensiones comerciales han tenido un impacto directo en el sector. Entre 2021 y 2024, China impuso aranceles de hasta el 218 % al vino australiano, lo que dejó fuera a uno de los principales proveedores del país. Esta medida alteró el equilibrio entre los exportadores y benefició temporalmente a países como Francia y Chile. Aunque las tarifas ya se han retirado, el mercado sigue mostrando una gran volatilidad.

A pesar de esta contracción, China mantiene un potencial considerable para la industria vinícola internacional. El consumo per cápita sigue siendo muy bajo: representa solo una novena parte de la media mundial. Este dato sugiere que existe margen para aumentar las ventas si cambian las condiciones económicas y sociales. Un ejemplo es Hong Kong, donde el consumo es diez veces mayor que en la China continental, impulsado por mayores ingresos y una mayor apertura a productos internacionales.

Las previsiones apuntan a que si los ingresos medios continúan creciendo, la demanda de vino podría diversificarse aún más. Los jóvenes chinos muestran interés por vinos de calidad y valoran la experiencia y la convivencia asociadas al consumo, más allá del prestigio de las marcas. Este cambio cultural puede favorecer a productores que ofrezcan vinos con identidad propia y precios accesibles.

Sin embargo, el mercado chino sigue siendo complejo para los exportadores. Las tensiones geopolíticas, la crisis inmobiliaria y la desconfianza de los consumidores generan incertidumbre. Para las bodegas extranjeras, es necesario adoptar estrategias a largo plazo, invertir en relaciones sólidas con distribuidores locales y adaptarse a las particularidades del consumidor chino.

China continúa figurando como un mercado estratégico para el sector vinícola internacional. Aunque ha perdido peso en los últimos años, su tamaño y potencial siguen atrayendo la atención de productores de todo el mundo que buscan nuevas oportunidades ante el estancamiento del consumo en otros mercados maduros.

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