Cómo ser un buen influencer del vino

El congreso internacional de vinoinfluencers crece en repercusión y proyección mundial

José Peñín

Viernes 29 de Agosto de 2025

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El próximo día 20 de septiembre se celebrará en Valladolid la Segunda Edición del Congreso Internacional de Vinoinfluencers, cuya información podéis verla en esta página: Valladolid reunirá a más de 100 vinoinfluencers internacionales en los VinoInfluencers World Awards de 2025.

El evento parece contar con más repercusión que la edición anterior con una proyección internacional poco frecuente en los actos sociales del vino que se organizan en España. El jurado internacional está compuesto por un responsable del sector del lujo, un reputado cocinero español, algún comunicador veterano, Master of wine, un enólogo y sobre todo por bodegueros españoles de cierto empaque porque al final son los beneficiados e incluso contratantes del servicio de estos comunicadores.

Algunos se sorprenderán cómo un escritor de vinos como yo, entrado en años, se mete en este asunto como jurado ya que, para muchos, este género de divulgadores está lleno de ignorancia, frivolidad y postureo. La razón es que no voy tanto como periodista y escritor sino como experto en comunicación. Yo fundé en 1984 la primera agencia de comunicación del vino en España, por donde pasaron el 90 por ciento de las más prestigiosas bodegas españolas. La experiencia me enseñó que el alcance de nuestro trabajo no llegaba a un sector tan difícil como la juventud, en la que pusimos todo nuestro empeño para llegar esos posibles consumidores a través de periodistas y sumilleres más allá de promocionar el vino por publicidad impresa que era lo que se estilaba entonces. Al final, me di cuenta de que, a pesar de nuestro tesón, no influía en las generaciones jóvenes.

Un factor muy importante de este nuevo género de la comunicación es que cuenta con una dimensión de seguidores superior, que puede sobrepasar los cincuenta mil. Indudablemente muy alejado de los influencers del sector de la moda o la cosmética, donde algunos pueden llegar a millones de seguidores.

Cuando las redes sociales se imponen en el consumidor de un modo tan abrumador, la figura de los influencers, generalmente en jóvenes, cobra una enorme importancia porque llega a esas capas que los clásicos periodistas no alcanzamos. La comunicación en las RRSS es gratuita lo que ha generado una multitud de prescriptores, bastantes de ellos mediocres, lo que ha hecho necesario crear una selección de los mejores a través de este congreso. Entre tantas preguntas sin respuesta de cómo sensibilizar a la juventud hacia el vino, este nuevo modelo integrado en el lenguaje de los jóvenes por la vía de las redes sociales, podría ser la solución. Por otro lado, el concurso se ha potenciado con el enoturismo, que ha propiciado escenarios bonitos como son los viñedos y bodegas, hoy mucho más acicaladas que antes. Después de 50 años escribiendo de vinos, tengo que reconocer que hoy para los que tocamos la tecla no es nuestro tiempo, aunque sepamos más del vino que estos promotores. Es posible que nuestro mérito sea el ser influencer de los influencers.

Lo importante no es tanto divulgar como convencer. Los expertos de toda la vida nos enfrascamos en contar muchas cosas del vino sin pensar que solo un 20 por ciento de lo que contamos interesa al consumidor global. Damos la matraca sobre cómo saber de vinos, como si fuera necesario instruirse para gozar de él cuando, en realidad, lo más importante para ellos es simplemente conocer marcas, bodegas y territorios y saber contarlo, sin descripciones subjetivas de los vinos que pocos entienden. Nada más.

El retrato de un buen influencer

El mundo de la comunicación en redes tiene prisa como para no entretenerse a leer más allá de unos minutos porque la pantalla ofrece un sinfín de lecturas cortas y visualizaciones que enganchan. Es mejor atraer por la estética, el escenario adecuado, lo gestual, un buen lenguaje corporal, desenvuelto, con desparpajo, algún toque de humor, contar con una buena técnica de montaje digital, el movimiento de cámara con buena definición de imagen.

Asimismo, es importante el narrador o narradora con rostro agraciado y sonriente, el énfasis en la palabra, con buena dicción, evitando ser monocorde, provisto de un relato corto pero preciso. Si hay que leer el guion dejando de mirar a la cámara es mejor hacerlo con gracia. No vale esa frase que parece intocable: "sé tú mismo, habla con naturalidad". Si el "ser tú mismo" es de un narrador experto pero aburrido, hemos hecho un pan con unas tortas. Hay que tener una buena dosis de interpretación teatral. Incluso a sabiendas que bastantes están pagados por las bodegas, si saben decirlo, no es óbice para comprar la marca expuesta porque hoy un vino mediocre es casi una excepción.

Como jurado, he visto entre las dos ediciones del Congreso de Vinoinfluencers más 90 instagrams de otros tantos influencers en donde hay de todo. No obstante, en la presente edición, la selección del muestrario de candidatos ha sido mejor y la competitividad mayor. Los mejores son, en general, los latinoamericanos y anglosajones. Para calificarlos no ha sido tanto por el contenido didáctico del vino que, por su elementalidad, todos eran correctos, sino por las citadas aptitudes personales. Transmitir que no son solo promotores de las marcas, sino un gozador de lo que cuenta, de lo bien que se lo está pasando para contagiar al seguidor, y que le entretenga. Que el influencer posea la capacidad de seducción para trasladarle a la botella, que pise la viña y la bodega y cuente lo que ve, hablando con los bodegueros, más que una simple entrevista o trabajar desde una mesa en casa llena de botellas.

José Peñín
Posiblemente el periodista y escritor de vinos más prolífico en habla hispana.
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