El Mâconnais consolida su liderazgo en Borgoña con vinos blancos de calidad y precios accesibles

Nuevos Premier cru, inversión extranjera y turismo impulsan el crecimiento de la región vitivinícola más extensa de Borgoña

Martes 24 de Junio de 2025

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El Mâconnais, situado al sur de Borgoña, se ha consolidado como el mayor viñedo de la región con 5.600 hectáreas y una producción centrada en vinos blancos de chardonnay. Hasta los años 50, predominaban los tintos, pero hoy el Mâconnais es el principal proveedor de blancos en Borgoña, abarcando 89 municipios y una amplia variedad de denominaciones: desde las regionales hasta las locales (Mâcon, Mâcon-Villages y las 27 denominaciones Mâcon seguidas del nombre del pueblo), además de cinco reconocidas denominaciones de pueblo: Saint-Véran, Viré-Clessé, Pouilly-Loché, Pouilly-Vinzelles y Pouilly-Fuissé.

En este territorio no existen los Grands crus que sí se encuentran en Chablis o Côte-d’Or. Sin embargo, desde 2020 Pouilly-Fuissé cuenta con Premiers crus y a partir de la vendimia de 2025 también los tendrán Pouilly-Loché y Pouilly-Vinzelles. El pliego de condiciones para estos nuevos Premiers crus es muy estricto: se prohíben las máquinas vendimiadoras y los herbicidas químicos, el rendimiento máximo se fija en 58 hectolitros por hectárea y el grado alcohólico mínimo debe ser de 12. Además, la crianza debe prolongarse al menos hasta el 1 de julio del año siguiente a la vendimia.

El Mâconnais ofrece vinos para todos los gustos y bolsillos. Existen zonas menos conocidas pero con gran calidad como Verzé, Cruzille o Bray. En estos lugares se pueden encontrar tanto blancos como tintos que sorprenden por su autenticidad. Un caso singular es el del viticultor belga Jean-Marie Guffens, que lleva más de cuarenta años elaborando algunos de los mejores chardonnays entre Pierreclos y Vergisson.

La cooperación tiene un peso importante en la zona. La Cave de Lugny gestiona 1.300 hectáreas y agrupa a numerosos productores. Otras cooperativas relevantes son la Cave des Vignerons d’Igé, la Cave de Chaintré o los Vignerons des Terres Secrètes. El comercio también juega un papel clave; casas como Verget y Auvigue han sabido poner en valor la diversidad del viñedo local.

Durante la década de 2000, grandes familias vitivinícolas apostaron por el Mâconnais. Los Lafon de Meursault compraron viñas aquí, seguidos por Leflaive de Puligny y Louis Jadot, que adquirió el conocido Domaine J.A. Ferret en Fuissé. También han llegado inversores externos a Borgoña: Jean d’Arthuys compró en 2024 el Château de Vinzelles con diecisiete hectáreas alrededor de edificios históricos y un proyecto vinculado al turismo del vino.

Uno de los principales atractivos del Mâconnais es su política de precios. Mientras que otras zonas de Borgoña han visto cómo sus vinos subían mucho en precio —especialmente en Côte de Nuits y Côte de Beaune— aquí todavía es posible encontrar grandes vinos por debajo de los 50 euros. En los años 50, un Pouilly-Fuissé costaba lo mismo que un Premier cru de Meursault; hoy esa diferencia se ha ampliado mucho.

Las últimas añadas han sido variables. En 2024, mientras el norte de Borgoña sufría una cosecha muy baja, varias zonas del Mâconnais lograron una vendimia normal con vinos frescos y equilibrados. Sin embargo, hubo problemas puntuales: heladas primaverales dañaron algunas parcelas tardías y tormentas de granizo destruyeron casi toda la uva tinta en Cruzille en septiembre. La añada 2023 fue muy abundante pero algunos blancos carecen de acidez; aun así, los productores más cuidadosos han conseguido vinos excelentes. En 2022, marcada por calor y sequía, los vinos resultan concentrados y con potencial para guardar varios años.

En marzo y abril de 2025 se cataron unos 400 vinos del Mâconnais en Beaune bajo la supervisión del BIVB (Oficina Interprofesional del Vino de Borgoña). Las catas incluyeron visitas a bodegas para completar la selección.

Entre las recomendaciones actuales figuran tanto blancos como tintos procedentes principalmente de las añadas 2022, 2023 y 2024. Por ejemplo, Clos des Vignes du Maynes Cuvée Auguste 2023 (55 €) obtuvo una puntuación alta gracias a su precisión y capacidad para evolucionar bien en botella; Domaine Guillot-Broux La Myotte 2022 (42 €) ofrece un perfil especiado y mineral; Domaine des Gandines La P’tite Parcelle 2022 (22,50 €) destaca por su originalidad; Domaine Frantz Chagnoleau Mâcon-Villages Clos Saint Pancras 2023 (15 €) muestra un estilo depurado; Domaine Barraud Les Pierres Polies 2023 (16 €) resulta generoso y profundo; Les Héritiers du Comte Lafon Clos du Four 2023 (29,20 €) combina frescura con amplitud; Nicolas Maillet Le Chemin Blanc 2023 (25 €) proviene de viñas viejas con gran pureza e intensidad.

En cuanto a las novedades normativas, desde la vendimia de 2025 cuatro parcelas serán reconocidas como Premier cru en Vinzelles y Loché: Les Longeays en Vinzelles (7,5 ha), Les Pétaux (2,76 ha), Les Quarts (12,45 ha) y Les Mûres en Loché (7,09 ha). Estas parcelas deberán cumplir requisitos estrictos para garantizar la calidad.

El restaurante L’O des Vignes en Fuissé se ha convertido en punto clave para quienes quieren conocer a fondo los vinos del Mâconnais. Su carta incluye más de setecientas referencias nacionales e internacionales —muchas con cierta edad— a precios ajustados.

El turismo del vino sigue creciendo gracias a proyectos como el del Château de Vinzelles o iniciativas privadas que buscan atraer visitantes interesados tanto en la gastronomía local como en descubrir nuevas bodegas.

El Mâconnais demuestra así que es posible encontrar grandes vinos borgoñones sin pagar precios excesivos ni renunciar a la calidad ni a la autenticidad del terruño.

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