Cuando se apaga la luz en España se apaga el vino

Impacto del corte de luz en la industria vitivinícola

Escrito por

Viernes 02 de Mayo de 2025

Compártelo

Leído › 1429 veces

El gran apagón del 28 de abril dejó sin electricidad a buena parte de España. Pero detrás de los restaurantes cerrados y las ferias paralizadas se esconde otra realidad: el vino también se paró. Y con él, miles de familias que viven de cada botella.

El pasado lunes 28 de abril de 2025 comenzó con la normalidad de cualquier inicio de semana. A las 7:30 de la mañana, salí rumbo a Málaga para participar en VREMA 2025, una de las ferias de referencia para los profesionales del vino. Como director de comunicación y ventas en Bodegas Salado, mi misión era clara: acercar nuestros vinos al público profesional.

Llegué justo a tiempo al Hotel Miramar, preparé mis botellas, las descorché y el evento abrió sus puertas. Todo transcurría como en tantas otras ocasiones... hasta que no.

A media jornada, las luces parpadearon. Un pequeño corte de apenas unos segundos que parecía anecdótico. Pero algo flotaba en el ambiente. La sala, de repente, estaba más vacía de lo normal. El goteo de profesionales se había detenido. La feria se sentía fría, extrañamente silenciosa.

A las tres de la tarde me llegó el golpe: "Los restaurantes están cerrados".
La confusión se apoderó de mí. ¿Cómo era posible?

Fue al salir al patio del hotel y cruzarme con Víctor, de Bodegas Martín Códax, cuando comprendí la gravedad del asunto: un apagón masivo había dejado sin luz a España y parte de Europa.

Sin teléfono, sin datos, sin poder comunicarme, lo primero que hice fue conectar al Wi-Fi y escribir a mi familia. Como tantos españoles, estábamos atrapados en un limbo de incertidumbre.

Este artículo no trata solo de lo que viví, sino de lo que este apagón significó para el sector.

Cuando la luz se apaga, el vino también se apaga.
Cuando cierran bares y restaurantes, las botellas no se descorchan.

Los números son contundentes:

868.000 litros de vino se consumen de media cada día en el canal HORECA en España. Esto equivale a más de 1,15 millones de botellas diarias. Cada restaurante o bar abre, de media, entre 3 y 4 botellas de vino al día.

El 28 de abril, esas botellas no se abrieron.
No hubo brindis, ni ventas, ni comensales.
Y lo que para algunos fue un corte de luz más, para muchos fue un día sin ingresos, sin cultura líquida, sin vida.

Tras superar una pandemia, sufrir guerras comerciales, lidiar con aranceles, censura y la asfixia fiscal que golpea al campo y a las bodegas... lo último que necesitábamos era perder otro día de vida.

Porque cuando no se vende vino, no es solo la bodega la que pierde.

Pierde el camarero.
Pierde el transportista.
Pierde el agricultor.
Pierde la familia que depende de cada copa que se sirve en un bar.

Hoy quiero alzar la voz.
Ya está bien de que el vino sea el malo de la película.
España es un país vinícola.
El vino no es una droga. Es gastronomía líquida, es cultura, es empleo.

Desde aquí lanzo un mensaje claro:

Abramos mañana una botella de más. Vendamos una botella de más. Defendamos lo nuestro.

Si no lo hacemos nosotros, otros lo harán.
Y entonces serán otros países los que llenen sus mesas mientras nosotros seguimos apagados.

El vino es vida. Y en España, no podemos permitir que se apague.

Un artículo de Fran Leon Mora
¿Te gustó el artículo? Compártelo

Leído › 1429 veces