5 tips para apreciar el vino rosado

Refrescante, elegante y versátil, el vino rosado como nunca antes lo habías visto

Mariana Gil Juncal

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Más allá que los rosados cada vez pisan más fuerte, aún hay muchos consumidores no conocen todas las bondades de estos refrescantes y versátiles vinos.

¿Cómo se elaboran los vinos rosados?

Para empezar a hablar de rosados hay que recordar que este tipo de vino se elabora, en general, a partir de una uva tinta cuyo mosto pasa un corto período de maceración en contacto con los hollejos (las pieles de la uva). Este contacto es el que da el color, la personalidad y la estructura al vino.

Por lo que se podría decir que el vino rosado se elabora con el mismo proceso de elaboración de un vino blanco pero con uvas tintas. Ya que la mayoría de las variedades tintas tienen la pulpa blanca y solo se obtendrá vino tinto si la uva fermenta con la piel. Pero si hablamos de rosados hay dos grandes métodos: la prensa o maceración y el sangrado.

El rosado de prensa nace cuando la uva se vendimia, posteriormente se despalilla y, en caso de ser necesario, se enfría. Hasta ahí todo es exactamente igual que en la elaboración de los vinos blancos. La única gran diferencia es que ese mosto realizará una maceración pelicular que determinará el color rosado y las características del vino.

Por otro lado, existe el rosado de sangrado que está más en desuso pero sigue existiendo en zonas de tintos concentrados. En este caso la uva va directamente al depósito sin pasar por la prensa. Una vez lleno, se extrae parte del líquido, para concentrar el tinto que se elaborará y ese líquido extraído es el rosado de sangrado.

¿Cuáles son las características más importantes de los rosados?

Los vinos rosados se caracterizan por la sutileza de aromas y sabores, por ser suaves y refrescantes, maridar a la perfección con una gran variedad de platos y dependiendo el origen, la uva y la forma de elaboración tener desde un cuerpo suave y ligero a uno más robusto y estructurado.

¿Por qué los rosados, son rosados?

Volviendo a la elaboración de los rosados, la pigmentación de este estilo de vino es consecuencia directa del breve contacto del mosto junto a las pieles, ya que allí se concentran los pigmentos naturales que dan ese típico color rosáceo sumado a las características organolépticas que son más delicadas en comparación con un tinto elaborado con la misma variedad.

Más allá de la variedad elegida, el color de un vino rosado, depende directamente de la duración y de la temperatura de maceración. Así, cuanto más tiempo esté la piel de la uva en contacto con el vino, más oscuro será el color de un vino rosado.

Como el jugo de uva o mosto es incoloro, lo que determina la fase visual de un vino es la cantidad de tiempo que se deja el jugo en contacto con las pieles tintas; pudiendo de una uva tinta dar vida a un vino blanco (blanc de noir o blanco de tinta), un rosado o un tinto.

¿Con qué uvas se elaboran los vinos rosados?

En España, las más uvas típicas que se eligen para la elaboración de rosados son, en primer lugar el Tempranillo (sobre todo en en Rioja, Ribera del Duero, Toro, Cigales y el Penedés); seguida por la Garnacha (con mayor presencia en Navarra, el Penedés, Cariñena, la Mancha y Madrid); y en algunas zonas es más popular la Monastrell o Bobal y en las islas canarias es más común encontrar rosados de Listán negro. En algunas regiones, hay rosados que se elaboran con uva tinta y uva blanca, como en Valdepeñas, La Mancha, Ribera del Duero y Rioja. Y si tenemos que hablar de los rosados más innovadores elaborados con variedades francesas como Merlot, Pinot Noir o Cabernet Sauvignon, nos tendremos que ir al Penedés o Coster del segre.

¿Los rosados son dulces?

Aunque los rosados secos, es decir, sin azúcar residual son el estilo más producido en todo el mundo, aún hay consumidores que creen que rosado es sinónimo de vino dulce. Y el estilo, es decir rosado, puede ser elaborado seco o dulce. Para los que prefieren vinos más abocados o dulces es recomendable que busquen etiquetas elaboradas a partir de Garnacha o Merlot que seguramente cumplirán sus expectativas.

Las versiones secas son perfectas aliadas de la gastronomía, ya que van súper como aperitivoo pueden acompañar desde arroces, pasando por guisos de pescado, quesos blandos o semi- curados, pastas, carnes blancas y platos de cocinas orientales un poco picantes. Cuando vamos a elegir un vino para comer ¡ante la duda, siempre rosado!

Mariana Gil Juncal
Licenciada en comunicación social, periodista y sumiller.
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