¿Se puede hacer vino en Groenlandia?

El cambio climático abre la puerta a la viticultura en Groenlandia

Roberto Beiro

Miércoles 08 de Enero de 2025

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Qaqortoq, Groenlandia

El 2025 ha comenzado con una noticia que ha provocado inquietud en el ámbito internacional. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha amenazado con enviar tropas militares para invadir Groenlandia, una región autónoma que pertenece al Reino de Dinamarca. Esta declaración, realizada el 2 de enero durante una comparecencia en la Casa Blanca, ha generado un fuerte rechazo por parte de Copenhague y ha encendido las alarmas en Europa y en la comunidad internacional. Las palabras de Trump han sido calificadas de provocación y han abierto un nuevo frente de tensión geopolítica en el Ártico, una región cada vez más disputada debido a sus recursos naturales y su posición estratégica.

La posibilidad de que Groenlandia pueda convertirse en una región productora de vino en el futuro es una cuestión que, aunque parece lejana, tiene bases científicas que la sustentan. El cambio climático, que ha provocado un aumento de las temperaturas mundiales, ya está transformando el panorama agrícola en diversas partes del mundo. Bajo este escenario, Groenlandia —una isla que históricamente ha estado cubierta en gran parte por hielo— podría experimentar en los próximos años un cambio drástico en sus posibilidades agrícolas, incluyendo el cultivo de vides.

El clima de Groenlandia es extremo y hasta hace poco la agricultura era prácticamente inexistente en la región. Sin embargo, en las últimas décadas, los glaciares han retrocedido a un ritmo acelerado, lo que ha dejado al descubierto nuevas extensiones de tierra. A esto se suma que los veranos son cada vez más largos y cálidos, algo que está despertando el interés de algunos agricultores, particularmente en el sur de Groenlandia, donde las condiciones climáticas son menos severas. De hecho, ya existen proyectos agrícolas en marcha que hace 20 años habrían sido impensables, como el cultivo de hortalizas, patatas y fresas.

El cultivo de vides, sin embargo, requiere unas condiciones específicas que van más allá de temperaturas más suaves. La calidad del suelo, la cantidad de luz solar, la altitud y la presencia de ríos o lagos que regulen las temperaturas juegan un papel esencial en el éxito de los viñedos. Actualmente, Groenlandia no cumple con todos estos requisitos, pero los científicos no descartan que, con los cambios que se están registrando en el clima, estas condiciones puedan desarrollarse en el futuro.

Existen antecedentes en otras regiones que hasta hace poco tampoco se consideraban aptas para la producción de vino. Por ejemplo, en el sur de Inglaterra, una zona que hasta hace un par de décadas era considerada demasiado fría y húmeda para cultivar vides, hoy se producen vinos espumosos que compiten en calidad con los de la región de Champaña, en Francia. Del mismo modo, en países nórdicos como Dinamarca, Noruega y Suecia, el número de bodegas ha aumentado considerablemente en los últimos años, gracias a que los veranos son ahora más cálidos y permiten el cultivo de variedades de uva que antes no habrían sobrevivido en esas latitudes.

La hipótesis de que Groenlandia pueda un día producir vino no es tan descabellada si se considera esta tendencia. Las proyecciones meteorológicas indican que las temperaturas seguirán aumentando en el Ártico, lo que podría abrir la puerta a nuevos tipos de agricultura. No obstante, es importante tener en cuenta que el deshielo masivo también trae consigo riesgos ambientales graves. El retroceso de los glaciares no solo contribuye a la subida del nivel del mar, sino que también altera los ecosistemas locales, lo que podría complicar los esfuerzos por establecer cultivos permanentes.

Si bien la idea de plantar vides en Groenlandia podría parecer una oportunidad económica en un escenario de calentamiento mundial, también plantea cuestiones éticas y políticas. Groenlandia es una región autónoma dentro del Reino de Dinamarca, país miembro de la Unión Europea. Sus habitantes, en su mayoría de origen inuit, tienen una estrecha relación cultural con su entorno natural. La transformación de la isla en un terreno agrícola alteraría profundamente su modo de vida y sus tradiciones ancestrales. Además, los recursos naturales de Groenlandia, como minerales y petróleo, han sido objeto de interés geopolítico, lo que ha generado tensiones internacionales. En 2019, el entonces presidente de Estados Unidos, Donald Trump, llegó a plantear la posibilidad de comprar Groenlandia, una propuesta que fue rechazada de manera contundente por el gobierno danés. Aunque esta idea fue motivo de controversia y objeto de muchas bromas, también puso de relieve que Groenlandia es vista como un territorio deseado y estratégico, no solo por sus recursos naturales, sino también por su posición en el Ártico.

Así, cualquier intento por explotar los recursos agrícolas de la isla podría ser interpretado como una intromisión en los asuntos internos de Dinamarca, Groenlandia e incluso la Unión Europea. Esto plantea interrogantes sobre el control de los recursos agrícolas en un mundo donde el cambio climático está alterando las fronteras tradicionales de la producción alimentaria. ¿Sería Groenlandia capaz de controlar su producción agrícola si se convierte en un territorio viable para el cultivo de vides, o correría el riesgo de que potencias extranjeras traten de influir en su economía?

Además de los problemas políticos y éticos, existen cuestiones técnicas que todavía no están resueltas. Las vides requieren condiciones específicas de suelo, nutrientes y agua, y Groenlandia, a pesar del deshielo, sigue siendo un entorno extremo. Incluso si las temperaturas continúan subiendo, los agricultores tendrían que superar problemas como la corta duración de la temporada de cultivo, las tormentas y la falta de infraestructuras adecuadas para la viticultura.

Por otro lado, los avances tecnológicos en la agricultura podrían facilitar la expansión del cultivo de vides en zonas que hasta ahora no eran aptas. Se están desarrollando variedades de uva más resistentes al frío y a condiciones meteorológicas adversas, y la agricultura de precisión permite optimizar los cultivos en entornos difíciles. Si estas tecnologías siguen avanzando, no es descabellado pensar que en unas décadas podamos ver los primeros viñedos experimentales en Groenlandia.

Sin embargo, hay que considerar que cualquier cambio en la agricultura de Groenlandia sería un proceso a largo plazo. Incluso en las regiones más tradicionales para el cultivo de vides, como Francia o Italia, la viticultura requiere años de adaptación al entorno antes de que las bodegas puedan producir vinos de calidad. En el caso de Groenlandia, este proceso podría tardar aún más debido a las condiciones extremas y a la falta de experiencia en este tipo de cultivos.

Por ahora, la idea de producir vino en Groenlandia sigue siendo una posibilidad remota, pero no del todo descartable. Los efectos del cambio climático están transformando el mapa agrícola mundial, y regiones que antes eran consideradas inhóspitas para la agricultura están empezando a ser vistas bajo una nueva luz. Sin embargo, los cambios climáticos, políticos y culturales hacen que este posible futuro aún sea incierto y, de momento, más una curiosidad que una realidad.

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