Rebeca Ruano
Viernes 01 de Agosto de 2014
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Es acaso el actor de moda, tras su participación en "Ocho apellidos vascos", la película más exitosa en taquilla de la historia del cine español. Pero, por encima de todo, Karra Elejalde (Vitoria, 1960) es un actor de largo recorrido, un clásico de la interpretación de los que llenan la pantalla más allá de la mayor o menor calidad de la película. Algunos grandes títulos, como "Biutiful", "También la lluvia" o "Airbag" lo han tenido en su elenco. Y ha trabajado con Julio Medem, Daniel Calparsoro, Iciar Bollaín, Imanol Uribe, Juanma Bajo Ulloa o Alejandro González Iñárritu, entre otros muchos. Pero, junto al intérprete hay un hombre rabiosamente vinculado a su tierra y muy dispuesto siempre a disfrutar de la vida. Por eso, hoy les presentamos a un Karra Elejalde más cercano, vínculado a sus orígenes, a sus platos, a sus vinos, a un gran enamorado del mundo rural. Y que también habla de nuestro mundo y nuestro tiempo sin pelos en la lengua.
Pregunta: Nos han dicho muchas veces que en España no sabemos hacer las cosas bien. Que si los italianos venden más aceite de oliva, aunque el nuestro es mejor. Que si a pesar de hacer vino de gran calidad siempre estamos a la cola. Que si el cine español no gusta ni en casa. Ahora con su nueva película ha roto con ese tópico, recibiendo el abrazo de la crítica y el aplauso del público. ¿Qué tiene que decir a quienes no confían en lo que hacemos aquí? ¿Algún consejo para romper con esos tópicos, como protagonista de la película más taquillera de la historia en España?
Respuesta: Tenemos que valorarnos más, somos muy malos embajadores de nosotros mismos. Sobre todo cuando he tenido ocasión de viajar al extranjero, también me he dado cuenta, que en algunas ocasiones, en festivales internacionales, nosotros mismos que nos autoexcluimos, porque tenemos la autoestima muy baja. Somos capaces de maravillarnos con cualquier cosa que no sea nuestra y, sin embargo, lo que tenemos no sabemos valorarlo. Es un problema endémico, que he vivido, en muchas ocasiones, en festivales de cine, cuando ves a tus compatriotas periodistas hablando mal del proyecto del que ellos también son embajadores, porque la prensa cinematográfica vive también del cine. Pasa con la cultura y pasa también con las materias primas. Tenemos unos aceites increíbles pero siempre parece que son mejores los griegos o los italianos. Tenemos unos vinos magníficos pero decimos que los californianos y los franceses son mejores. Somos así y creo que deberíamos abandonar esta manera de ser y mejorar nuestra autoestima.
Pregunta: Con la que está cayendo y el hastío de la población parece lógico que este triunfando una comedia en los cines. ¿Considera que la risa es un antídoto que todo lo cura?
Respuesta: Si, sobre todo si empezamos por reírnos de nosotros mismos. Si aprendemos a reírnos de nosotros mismos, estaremos legitimados para reírnos de los demás. Además, esto del humor viene desde la Edad Media, cuando los bufones tenían pábulo para hablar de cualquier cosa, de la impotencia del Rey, de los cuernos que le ponía a la Reina. El humor siempre ha sido un vehículo muy transgresor, muy subversor, pero también desde el humor se pueden cauterizar heridas, limar asperezas, no sé, sanar. El humor es un vehículo maravilloso. Es verdad, que está cayendo una muy gorda y que la gente tiene necesidad de reírse, pero por esa regla de tres, cualquier película que se ha estrenado, podía haber servido para ello. A toro pasado, veo "Ocho apellidos vascos" y todavía no sé la razón de nuestro éxito. Que haya sido tan exagerado, tan desmedido, a todos nos supera. Ninguno de nosotros nos lo esperábamos, ni mucho menos...
Pregunta: Que vengan muchas sorpresas así
Respuesta: Ah! Hombre, si, si bendito sea Dios.
Pregunta: Pero estáis un poco desbordados incluso por el éxito, ¿os habéis quedado un poco fuera de lugar ante todo lo que está pasando? ¿hasta qué punto podíais prever algo así?
Respuesta: Nosotros hemos hecho lo que teníamos que hacer, promocionarla. Es muy difícil vender películas y llegar a la gente. Yo he vivido ya tres películas, "Año Mariano", "Airbag" y esta donde me he dado cuenta de que la promoción es básica e imprescindible. Sin que el público se entere de forma masiva, no puedes esperar que acuda. Luego el "boca a boca" o "boca a oreja", como le queráis llamar, tiene mucho que ver. Que todo el mundo sepa que hay una película en cartelera que se llama así.
Pregunta: Karra has interpretado a personajes muy diversos, ¿se te da mejor hacer reír, hacer llorar o enfadar al personal?
Respuesta: Bueno es mucho más fácil hacer llorar que reír. Hacer reír es más difícil porque no depende de ti, no hay una técnica para ello. Es decir, en una escuela de interpretación te enseñan a interpretar, no a ser gracioso. Crear la lágrima o la sensación de pena es más fácil, porque para hacer llorar estamos capacitados todos. Creas una historia lastimosa para hacer sufrir a alguien y nosotros nos emocionamos y podemos hasta llorar, porque el hecho ya es dramático en sí. Para hacer reír no estamos capacitados todos. La risa escrita, sobre un papel, no vale para nada. Hay que meterle salsa, hay que meterle cuerpo. En una situación cómica o jocosa los que interactúan deben tener el dominio de la comedia.
Pregunta: ¿Qué es lo mejor que le ha regalado su profesión? ¿Y cuál ha sido su mayor sinsabor?
Respuesta: Lo mejor de mi profesión es mi profesión en sí. Te lo voy a explicar de otra manera. Un día tiene 24 horas. Si las dividimos en tres partes de ocho horas, un tercio lo dedicamos a dormir, otro a trabajar y otro a descansar o a disfrutar. Esto lo hacen los españoles, los norteamericanos o los rusos. Todos se ven obligados a prostituirse ocho horas de trabajo para tener ocho de descanso o asueto, al margen del tiempo de sueño. Yo tengo la suerte de disfrutar de las 16 horas porque me apasiona mi trabajo, Es mi mejor regalo y cuando estoy rodando, me levanto con ilusión y trabajo mucho los papeles. No me gustaba estudiar matemáticas o geografía, pero sí los guiones. Por eso, puede dedicarles horas y horas y nunca me parecen muchas. Me siento muy feliz y un privilegiado porque mi profesión me entusiasma y con eso me doy por pagado.
Pregunta: Pero también ha habido sinsabores...
Respuesta: Pues, sí, como cuando el teléfono deja de sonar y te pasas cuatro años sin hacer nada. Y tienes que pagar las facturas y llenar el frigorífico. Y te preguntas, ¿qué he hecho yo de malo? Son las cosas que pasan porque para nosotros lo bonito es trabajar y resulta muy triste que pase tiempo sin que te llamen para hacer nada.
Pregunta: Como ciudadano, ¿qué te quita el apetito?, ¿qué te molesta especialmente?
Respuesta: La falta de generosidad que hay en el mundo, las diferencias sociales, el egoísmo, la hipocresía, la falta de amor, de respeto, de cariño. Me revientan muchísimas cosas, sería largo de enumerar. Estoy perdiendo la confianza en el ser humano. Este mundo es una pena, lleno de políticos corruptos, de gente que se lleva dinero del erario público.... Ya no me creo la democracia occidental, me da asco la valla de Melilla. Imponemos en el Tercer Mundo las leyes del Primer Mundo y eso me da asco.
Pregunta: Hablemos de los placeres de la buena mesa. El País Vasco, tu tierra, puede presumir de tener una oferta gastronómica de lujo. ¿Eres de buen comer? ¿Cocinillas? ¿A qué plato no te resistes?
Respuesta: Soy cocinillas, cocino y soy de buen comer. Me crié en el bar de mi madre y en el merendero donde ella daba de comer en bodas, comuniones y otras reuniones sociales. Así que siempre he cocinado y siempre he disfrutado mucho de los grandes tintos. He sido embajador de la asociación Abra, lo que me supuso una gran satisfacción y contribuí a estrechar lazos entre el mundo del vino y el de la cultura, una idea que me permito lanzar a la Denominación de Origen Ribera del Duero, aunque sé que también lo estáis haciendo. Creo que es una buena herramienta para después poder vender vino.
Pregunta: Nosotros también nos hemos comprometido con el mundo de la cultura, pues por ejemplo somos el vino oficial de la Semana Internacional del Cine en Valladolid.
Respuesta: Muy bien. Yo rodé una película en Valladolid, en parte en Vega Sicilia y tuve la suerte de probar sus vinos. Fue un rodaje inolvidable. Después estuvimos en la Semana de Valladolid y presentamos la película oficialmente. Me acuerdo que descubrí unos vinos impresionantes. Tengo mucho cariño a los vinos de Ribera.
Pregunta: O sea, que te gustan los vinos de la Ribera, lo que significa que no te limitas a los vinos de tu tierra...
Respuesta: Efectivamente, me gusta beber vinos diversos, aunque tampoco soy un grandísimo entendido. Pero sé el vino que me gusta y el que no. Tengo la suerte de conocer a buenos enólogos, como Benjamín Romeo y he aprendido a diferenciar al vino que mejor se adapta a mi paladar.
Pregunta: ¿Cómo ha tratado el cine, en términos generales, al mundo del vino? ¿no cree que una de las grandes riquezas alimentarias y culturales españolas hubiera merecido un poco más de atención?
Respuesta: Me temo que todos creemos que el cine ha tratado mal al producto del que vivimos. Cuando en una escena, por ejemplo una comida o una cena, aparece el vino, solemos esconder la etiqueta y no sabemos si es Tempranillo o Garnacha. Pero todo el mundo debería reconocer que tenemos unos vinos maravilloso. Yo acabo de venir de rodar de Galicia y he conocido el Godello de Valdeorras, los Albariños, los Ribeiros, pero lo mismo podríamos decir de la Ribera del Duero, de Toro, del Priorat, en Cataluña. Tenemos un país que sabe hacer buen vino, que disfruta del clima y la tierra adecuados para saberlo hacer. Cuando me recuerdan lo bien que se come en Euskadi, yo digo que se come bien en toda España y que también se hace muy buen vino, sobre todo con las variedades locales y las particularidades de la elaboración.
Pregunta: ¿Por qué te gustaría poder brindar?
Respuesta: Me encantaría poder ver que todos los españoles que quieren trabajar tuvieran trabajo. Me encantaría poder brindar porque ni un desahucio más a personas que no tienen medios para poder hacer frente a deudas en las que se han metido por falta de transparencia de los bancos. Me encantaría poder brindar porque desaparezca los mandantes y la gentuza. Brindaría por ese tipo de cosas, que serían buenas para todos. Porque mejore la situación económica de verdad y, sobre todo, por un país donde los ciudadanos sean honestos, justos y generosos, que sepamos curar viejas heridas, que tengamos espíritu emprendedor, que tiremos para adelante y que nos llevemos bien, que es lo más fácil del mundo.
Pregunta: ¿En qué proyectos profesionales te encuentras actualmente inmerso? ¿Cuál será la próxima aparición de Karra Elejalde en el cine?
Respuesta: Antes de acabar "Ocho apellidos vascos", estaba haciendo "El Nombre de la Rosa" en teatro. Lo dejé, acabé la película y rodé en Galicia "A esmorga" un texto de Eduardo Blanco Amor, que antes llegó al cine muy adulterado bajo el nombre de "La parranda", trasladando la historia a Asturias. Eso es lo que he estado rodando, pero lo he hecho en gallego, con un frío tremendo y con ocho ciclogénesis explosivas en seis semanas de rodaje. Ha sido una aventura. Ahora empiezo también una comedia, que se llama "Vidas Vulgares". La ruedo con Silvia Bel, con Pep Munné, Inma del Moral y espero que guste mucho también.
Pregunta: ¿Qué te tomarías en un día como hoy, aún en primavera, y con qué vino lo acompañarías? También puedes elegir el lugar.
Respuesta: Estoy en Cataluña y hace un día soleado. Sería un día para irse a la playa y tomarse una paella, acompañada por un blanco muy frío, por ejemplo, un Albariño o un Godello. Aunque yo, por ejemplo, con una merluza a la koskera, me tomo un tinto y me quedo más ancho que largo. Si estuviera en Andalucía, un blanco de Cádiz, porque cada lugar merece un respeto a su singularidad. Las cosas hay que probarlas en su lugar de origen, ¿verdad que sí?
Pregunta: Es cierto que cuando uno se rodea del misticismo que tiene la zona que rodea al lugar donde se elabora el producto, todo sabe mucho mejor...
Respuesta: Si, si. Recuerdo que cuando estuve rodando la película "También la lluvia" en Bolivia me volví a reconciliar con la yuca, que hay que hervirla y luego freírla como una patata y sabe a castaña, quizá a frutos secos, un sabor especial y rarísimo. Pues la compras en España y no tiene nada que ver, viene como encerada. Por eso, la materia prima es siempre mejor cuando está vinculada a su lugar de origen. Aunque todo tiene sus matices.
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