Leído › 179260 veces
Durante el día nuestros sentidos permanecen despiertos, registrando estímulos visuales, olfativos, gustativos, auditivos y táctiles, sin embargo la mayor parte de las veces no somos conscientes de esas percepciones. En la cata nuestro cerebro procura analizar y memorizar el mayor número de sensaciones conscientes que nos transmite un vino, mejorando de este modo no solo nuestro conocimiento, sino también el placer de nuestros sentidos.
La cata requiere aprendizaje y memoria, saber catar significa utilizar eficazmente los sentidos para interpretar las sensaciones que forman parte del análisis del vino.
El aprendizaje de la cata requiere el dominio de las técnicas de cata, los criterios con los que se juzgan los vinos y el vocabulario asociado. Posteriormente, desarrollar estos conocimientos requiere probar una amplia gama de vinos y extraer conclusiones no solamente subjetivas, proceso más largo y que requiere paciencia y buena voluntad.
EL APRENDIZAJE
Tenga presente las siguientes pautas para desarrollarse en el mundo de la cata:
CARA A CARA CON LA COPA: FASES DE LA CATA
Más allá de beber vino, o de una simple degustación, la cata implica un análisis consciente a través de los sentidos. Esta labor para hacerla más fácil y dogmática, se ha aceptado dividirla en tres pasos, etapas, o fases que, con la ayuda de la tienda de vinos LAVINIA de Madrid, explicamos a continuación.
1. Visual.
Aunque quizá algo menos importante que el sabor y aroma, el análisis visual nos permite obtener información importante sobre la concentración y madurez del vino.
Observe el vino en un lugar iluminado y sobre fondo blanco. Mírelo de abajo a arriba, inclinando la copa hasta dejarlo casi horizontal, repita el procedimiento de arriba abajo, con el fin de ver claramente el vino. Este procedimiento le permitirá examinar el color, la anchura y los matices del 'borde' o 'ribete' del vino. Fíjese en los siguientes aspectos:
2. Olfativa.
Es fundamental comprender que el olfato es el sentido más importante en la apreciación del vino. En el mundo del vino y de la gastronomía, contrariamente a lo que mucha gente cree, gran parte de lo que saboreamos es olor.
El olor es la variable principal del sabor, mucho más que las sensaciones a través de la lengua (gusto). Las personas con problemas olfativos (como la anosmia) tienen una percepción de las bebidas y alimentos menor o en el peor de los casos nulo. Lo mismo ocurre con problemas temporales que impiden una correcta capacidad olfativa, como en gripes o resfriados.
La percepción del olor se realiza en las fosas nasales. Esta percepción se realiza cuando llegan las moléculas olorosas (en estado gaseoso) a las glándulas receptoras (bulbos olfativos) localizadas en la parte superior interna de la nariz. Las moléculas olorosas pueden llegar a estas glándulas por dos vías: la nariz, al ascender por las fosas nasales cuando inspiramos, y la boca, al subir por la garganta cuando expiramos (vía retronasal).
El vino hay que olerlo con moderación para evitar el efecto anestésico. Los bulbos olfativos se fatigan rápidamente, este es el motivo por el que nos acostumbramos rápidamente a un olor y dejamos de percibirlo si estamos en un entorno cerrado. Por tanto, deje pasar unos instantes entre cada inhalación para evitar el agotamiento de los bulbos olfativos. También puede mover levemente su cara para evitar este efecto.
En general denominamos 'nariz' al conjunto de los olores de un vino. La nariz varía en intensidad y en calidad según la edad, variedad y origen del vino. La nariz debe ser siempre limpia, es decir sin olores desagradables. Técnicamente distinguimos el aroma y el buqué.
Cómo oler el vino.
Antes de girar el vino se huele 'a poca parada', a continuación se imprime un movimiento giratorio e inmediatamente se aspira por la nariz mientras el líquido todavía se encuentra en movimiento. Este procedimiento le hará percibir diferencias entre ambos 'golpes de nariz'. Las inhalaciones debes ser largas y profundas así como cortas y vigorosas, alternando entre ambas.
El primer elemento que se identifica en el análisis olfativo es la fruta (moras, grosellas, fresas, arándanos, frambuesas,...), los siguientes olores que se suelen identificar provienen casi siempre de las barricas donde se han criado (cedro, vainilla, caramelo, pan...).
El vocabulario de los aromas
Existen un gran número de términos para describir las notas olfativas. Entre las más usadas se encuentran:
3. Gustativa.
Distinguimos varias maneras de percibir el sabor a través de la boca.
En la lengua distinguimos cuatro gustos básicos: dulce, salado, ácido (o agrio) y amargo. Estos gustos potenciarán y conformarán junto con el aroma, la creación de un determinado sabor. Así, los vinos blancos tienden a sabores frutales, cítricos y otros, como limón, naranja, pomelo, melocotón, pera, albaricoque, manzana, melón, grosella o litchi. El sabor en el vino blanco varía mucho con la edad, los más jóvenes tienden a cítricos más ácidos, mientras que los más añejos a fruta madura más dulce. Los vinos tintos jóvenes evocan sobre todo a frutos rojos como cerezas, ciruela, grosella, frambuesa, fresa y mora, que luego pueden evolucionar a otros matices balsámicos, minerales o especiados, como hemos visto.
El tacto. La lengua además de recibir los sabores puede percibir sensaciones de tipo táctiles:
Leído › 179260 veces
Fundada en 2007, Vinetur® es una marca registrada de VGSC S.L. con una larga historia en el sector del vino.
VGSC, S.L. con CIF B70255591 es una entidad inscrita en el Registro Mercantil de Santiago de Compostela, Boletín 181, Referencia 356049 en el Tomo 13, Folio 107, Sección 6, Hoja 45028, Inscripción 2
Email: [email protected] | Telf.: +34 986 077 611
Sede y oficinas en Vilagarcía de Arousa