Las claves que hay detrás de la botella de vino

La botella, su origen, colores y formas, fundamentales para entender el vino

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La botella de vidrio es el recipiente más característico de los envases para guardar y comercializar vinos. Su origen se encuentra en los problemas que surgían en el siglo XVII, al desarrollarse el comercio marítimo y el vino por el mundo en largos recorridos, por los perjuicios que los deficientes recipientes de la época provocaban en el vino, además de las pérdidas que se registraban (evaporación, podredumbre, etc.)

Con objetivo de solucionar estos problemas, muchos comerciantes e inventores de la época se dedicaron a buscar distintas soluciones.

Sin embargo no fue hasta 1662 cuando llegó la solución definitiva. Sir K. Digby, cortesano británico, inventó y fabricó la primera botella cilíndrica, de hombros caídos y de vidrio, cuyo primer uso fue casi exclusivamente para contener vino.

Dados los magníficos resultados que obtuvo, su utilización se extendió rápidamente.

Como la técnica del soplado de vidrio no estaba todavía nada perfeccionada, las primeras botellas ya nacieron aproximadamente de color verde oliva o verde pardo, por accidente: el humo del horno usado para fabricarlas teñía el vidrio.

Ironías del destino, años después se comprobó que este color oscuro beneficiaba al vino preservándolo de la luz.

Origen del gollete

Además, estas primeras botellas usaban tapones de vidrio ajustados al cuello de la botella mediante polvo de esmerilar y aceite, y se sujetaban con una cuerda alrededor del cuello; de hecho, la forma del gollete de las botellas actuales tiene este origen, pues servía como apoyo o tope para sujetar la cuerda que se enrollaba a su alrededor (si te estás preguntando que es el Gollete puedes consultar este artículo).

Hasta unos años más tarde no se empezó a usar el corcho, pero esa es otra historia.

Una de las variables más importantes de la botella es su forma, que determina el contenido, la conservación del vino en ella y otros factores.

Evidentemente, la forma ha ido evolucionando desde que se inventó la primera botella, aunque ya fuera bastante parecida a las actuales.

LAS BOTELLAS DE VINO MÁS POPULARES

Hoy, las botellas de vino más utilizadas se limitan prácticamente a una docena de formas, aunque haya muchas más, tal y como podemos comprobar con los nuevos métodos de fabricación que aplican la última tecnología y avances en la industria del vidrio. En este enlace puedes conocer con más detalle varios tipos de botellas de Verallia, líder mundial en envases de vidrio.

Burdeos o Bordelesa

La Bordelesa es probablemente la más clásica y conocida de todas las botellas de vino. Tiene unas formas redondeadas, es gruesa, normalmente de vidrio color verde oscuro, con un embudo corto y unos hombros altos.

Su capacidad es de 750 ml. y se suele utilizar para la crianza, reposo y conservación de los vinos tintos, entre otras razones porque es la botella ideal para decantar el vino cuando se sirva (sus altos hombros actúan de pared y detienen los posos mientras el vino se va vertiendo).

Aunque su nombre lo hace obvio, proviene de la región francesa de Burdeos, otro factor añadido que la ha convertido en la botella más utilizada, por lo menos para vinos tintos.

Borgoña

La botella Borgoña es de hombros más caídos y embudo más largo. Tiene una idéntica capacidad (75 cl) y suele usarse para contener vinos tintos, aunque no destinados a un largo envejecimiento.

Como también su etimología delata, proviene de la región francesa de Borgoña, y aunque quizá no sea tan conocida como su prima bordelesa, también es una de las botellas clásicas y más utilizadas.

Rhin o Renana y Alsaciana

Aunque en realidad se trate de dos botellas distintas, ambas son muy parecidas, por lo que para una mayor simplificación, y a efectos funcionales, las clasificaremos en un único grupo.

Como se puede observar, tienen una forma más alargada y grácil que las anteriores, lo que realza su belleza. Originalmente eran de una capacidad algo menor en la actualidad se fabrican a los volúmenes estándar (75cl.).

Suelen ser de vidrio marrón (la renana) o verde (la alsaciana). Es la botella más indicada para los vinos blancos y rosados, en especial aquellos que no han sido criados en barrica.

Tienen su origen en las regiones de la Renania alemana y la Alsacia francesa, ambas destacadas productoras de afamados vinos blancos.

Champañesa

La botella champañesa, como su nombre indica, la más usada para vinos espumosos. Es bastante parecida a la borgoña pero más gruesa, más robusta.

Tiene un fondo muy cóncavo y un vidrio más grueso que el resto, pues ha de resistir la presión que se genera en la segunda fermentación en el interior de la misma botella provocada por el gas que se desprende durante el proceso.
Tiene una capacidad algo superior a las anteriores (800 ml.), necesaria para resultar idónea en la elaboración de espumosos, y como su nombre indica claramente es originaria de la región francesa de Champagne.

Jerezana u Oporto

Similar a la bordelesa, pero de hombros más rectos y marcados, presenta un abombamiento en el cuello y un gollete en dos fases.

Cómo su nombre indica, típicamente utilizada para los vinos fortificados andaluces y portugueses, esta botella cuenta con un vidrio de color oscuro - casi negro - y tiene un gollete bien pronunciado.

Además de la forma, las otras dos variables básicas que afectan al vino y, por tanto, hacen que una botella sea más o menos idónea para contenerlo son el color y su tamaño. La luz tiene una acción perjudicial sobre los vinos (en especial tintos), por lo que las botellas son normalmente de color verde o pardo oscuros.

Por otro lado, cuanto más grande es la botella más lenta es la evolución del vino en ella, es decir, que las botellas grandes alargan la vida del vino que contienen. En relación al tamaño, atendiendo a la capacidad de las botellas, existen varios tipos que son múltiplos o submúltiplos de la que se considera estándar (la de 75 cl), como se puede comprobar en el siguiente artículo.

Por último, destacar que todo lo visto en este artículo en cuanto a los colores, formas y capacidades se considera formatos tradicionales y más usados, pero no los únicos. De hecho en la actualidad cada vez es más habitual la originalidad estética y la innovación en las botellas, con nuevos colores y formas, lo cual molesta a algunos, aunque ello no afecta a la calidad del vino y no deja de ser divertido.

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