Leído › 9225 veces
La transformación de un vino en un líquido picado, comúnmente conocido como acetificación, representa una de las alteraciones más frecuentes en la industria vinícola. Este fenómeno, provocado por bacterias acéticas del género Acetobacter, constituye un desafío considerable para productores y consumidores por igual. Estas bacterias, que requieren oxígeno para desarrollarse, forman velos de distintas texturas y aspectos sobre la superficie del vino, iniciando un proceso de deterioro que, una vez avanzado, resulta irreversible.
El mecanismo subyacente de la acetificación puede resumirse en la fórmula: alcohol + oxígeno + bacterias acéticas = ácido acético. Este proceso puede ocurrir en cualquier momento y etapa del año, afectando el vino independientemente de su calidad o procedencia. La oxidación del alcohol, llevada a cabo por estas bacterias, genera ácido acético y acetato de etilo, este último confiere al vino un olor característico a vinagre acompañado de notas resinosas.
Curiosamente, el acetato de etilo no se produce en proporción directa al contenido de ácido acético, lo que explica por qué ciertos vinos de crianza biológica y oxidativa pueden presentar olor a acetato de etilo sin tener una acidez acética desproporcionada. Para evitar la aparición de estas bacterias, es fundamental un manejo cuidadoso durante el proceso de elaboración y conservación del vino, minimizando el contacto con el aire y utilizando adecuadamente el anhídrido sulfuroso.
Es relevante mencionar que, bajo control y en el contexto adecuado, las bacterias acéticas son fundamentales en la producción de vinagres de alta calidad, los cuales, si se elaboran y conservan correctamente, pueden mejorar con el tiempo.
Identificar un vino picado requiere atención tanto a su olor como a su sabor. Un vino que huele y sabe claramente a vinagre debe ser considerado en mal estado. Sin embargo, la dificultad surge cuando el proceso de acetificación no es completo y el vino presenta una acidez volátil que puede confundirse con la acidez natural del vino. En estos casos, se deben considerar los siguientes aspectos:
Para evitar adquirir un vino picado, es aconsejable adquirirlos en tiendas especializadas que garanticen su conservación. Sin embargo, existen indicadores que pueden sugerir la presencia de acetificación incluso antes de abrir la botella:
Consumir vino picado no representa un riesgo grave para la salud, dado que el ácido acético es simplemente vinagre. Sin embargo, puede provocar malestares digestivos, solucionables con antiácidos estomacales.
Si bien los corchos con tapa de rosca y sintéticos no tienen este problema, los cierres de corcho tradicionales pueden provocar un tipo diferente de deterioro, a menudo denominado "contaminación del corcho". Los vinos con tapón de corcho pueden presentar defectos relacionados con el corcho, como el 2,4,6-Tricloroanisol o TCA, que genera un olor a moho y humedad distintivo y fácilmente identificable por su similitud con el cartón mojado.
Leído › 9225 veces
Fundada en 2007, Vinetur® es una marca registrada de VGSC S.L. con una larga historia en el sector del vino.
VGSC, S.L. con CIF B70255591 es una entidad inscrita en el Registro Mercantil de Santiago de Compostela, Boletín 181, Referencia 356049 en el Tomo 13, Folio 107, Sección 6, Hoja 45028, Inscripción 2
Email: [email protected] | Telf.: +34 986 077 611
Sede y oficinas en Vilagarcía de Arousa