Lunes 15 de Septiembre de 2025
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El mercado del vino en China atraviesa una etapa de cambios importantes. Josh Gu, director de ProWine Shanghai y Hong Kong, lleva más de veinte años observando la evolución del sector en el país. Según explica, la situación actual no debe interpretarse como un retroceso, sino como una transformación que abre nuevas posibilidades para los productores que sepan adaptarse.
En los últimos años, el consumo de vino en China ha cambiado de forma notable. Las cifras muestran una reducción en el gasto corporativo y una presión sobre los canales tradicionales de venta. Sin embargo, Gu señala que se están abriendo otras vías. El consumo en banquetes de negocios y regalos ha disminuido, pero cada vez más jóvenes incorporan el vino a su vida diaria y las ocasiones en casa aumentan. Este cambio supone una nueva relación entre los consumidores chinos y el vino, alejándose de la formalidad de los banquetes hacia un consumo más personal e integrado en la rutina.
Para los productores internacionales, este nuevo escenario exige ajustar sus estrategias. Los estilos fáciles de beber ganan terreno, la innovación en envases y formatos se vuelve importante y las carteras variadas superan a las ofertas centradas solo en vinos tintos. Además del tinto, los vinos blancos y espumosos, así como los perfiles más dulces y las opciones con bajo o nulo contenido alcohólico, están creciendo con rapidez. Los consumidores jóvenes también muestran interés por regiones emergentes, no solo por los orígenes tradicionales.
Gu recomienda prestar especial atención al vino blanco, sobre todo a variedades como Riesling y Sauvignon Blanc. Explica que estos vinos se adaptan mejor a la cocina ligera y a situaciones informales, lo que encaja con el nuevo perfil del consumidor chino. El auge de las opciones con poco o ningún alcohol también amplía el público potencial, incluyendo a quienes antes no consumían bebidas alcohólicas.
ProWine Shanghai ha evolucionado junto al mercado. El evento ya no es solo una feria expositiva; ahora conecta a productores internacionales con compradores chinos y ofrece foros y clases magistrales para compartir conocimientos. El perfil de los visitantes refleja la diversidad del sector: además de importadores y distribuidores tradicionales, acuden representantes de nuevos canales minoristas y digitales como Meituan, Douyin, Sam’s Club o ALDI. Más de la mitad de los asistentes proceden de fuera de Shanghái, lo que muestra el alcance nacional del evento.
Según Gu, el mercado chino sigue un patrón “de barra”, con demanda fuerte tanto para vinos icónicos de alta gama como para opciones asequibles para el día a día. Esto crea oportunidades para quienes saben posicionar bien sus productos y evita quedarse atrapados en un segmento intermedio con menos demanda. Para quienes participan por primera vez en ProWine Shanghai, Gu aconseja adaptar la oferta a la demanda actual, dar visibilidad a los vinos blancos y las opciones bajas en alcohol y contactar previamente con compradores regionales para asegurar reuniones durante la feria.
A pesar de las incertidumbres actuales, Gu mantiene su confianza en el potencial del mercado chino. Considera que China puede llegar a ser el mayor mercado mundial de vino con el tiempo. Aunque algunos importadores tradicionales han salido del sector, nuevos compradores están invirtiendo pensando en el largo plazo. Estos actores buscan relaciones estables y duraderas.
Para los productores internacionales que buscan oportunidades fuera de sus mercados habituales, China representa tanto un reto como una posibilidad real de crecimiento si se adaptan a las nuevas tendencias: estilos más ligeros, formatos flexibles y posicionamiento claro. Gu subraya que ProWine Shanghai es una vía eficaz para conocer a estos nuevos socios comprometidos con el futuro del sector vinícola en China.
La próxima edición de ProWine Shanghai tendrá lugar del 12 al 14 de noviembre en el Shanghai New International Expo Center (SNIEC).
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