La OMS urge a Europa a subir impuestos al alcohol

El organismo advierte de la baja fiscalidad y pide voluntad política para aplicar más impuestos al alcohol

Martes 27 de Mayo de 2025

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who warns of rising alcohol affordability in europe as health risks and deaths increase

La Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó la semana pasada un comunicado en el que analiza el papel de los impuestos sobre el vino y las bebidas espirituosas como herramienta para reducir los daños asociados al consumo de alcohol en Europa. Según la OMS, en muchos países europeos el alcohol es hoy más asequible que hace veinte años, lo que se traduce en un aumento de problemas de salud pública. Europa sigue siendo la región con mayor consumo per cápita de alcohol a nivel mundial, lo que provoca enfermedades como cáncer, cirrosis hepática, lesiones por accidentes de tráfico y muertes prematuras.

El informe señala que los gobiernos disponen de una herramienta eficaz para abordar este problema: la fiscalidad. Para ayudar a los países a diseñar políticas más efectivas sobre precios del alcohol, la OMS ha publicado dos nuevos recursos. El primero es un informe detallado sobre la fiscalidad del alcohol en la Región Europea de la OMS, que analiza cómo los países aplican o no impuestos para reducir el daño. El segundo es una guía práctica dirigida a ministerios de salud y responsables políticos, con instrucciones claras para aplicar políticas fiscales sobre el alcohol.

El informe identifica grandes lagunas en las políticas actuales. En 2022, solo 29 de los 53 Estados miembros aplicaban algún tipo de impuesto especial al vino, lo que deja una parte importante del consumo sin gravar. Esta situación se debe principalmente a la directiva europea sobre impuestos especiales al alcohol, vigente desde 1992, que permite un impuesto mínimo de cero para el vino. Mientras que la mayoría de los países imponen impuestos especiales basados en el contenido alcohólico a la cerveza y las bebidas espirituosas (63% y 90%, respectivamente), solo dos países lo hacen con el vino. De media, los impuestos especiales representan un 37% del precio de las bebidas espirituosas, un 16% en la cerveza y apenas un 14% en el vino; estas cifras son aún menores dentro de la Unión Europea, donde el vino apenas soporta un 4% de impuestos especiales.

La consecuencia directa es que el alcohol resulta mucho más asequible con el paso del tiempo, especialmente en los países con mayores ingresos. El informe muestra que los ciudadanos europeos pueden comprar ahora un 46% más de cerveza, un 76% más de vino y un 37% más de bebidas espirituosas con su salario medio respecto a hace dos décadas. El vino es la bebida alcohólica más barata: cuesta solo 1,13 dólares internacionales por cada 10 gramos de alcohol puro y aún menos dentro de la Unión Europea.

La OMS explica que gravar el alcohol tiene una lógica económica clara. Si el alcohol se vuelve más asequible debido al aumento de ingresos y a bajos impuestos, su consumo tiende a aumentar y con ello los daños asociados. Los impuestos generales como el IVA se aplican a muchos productos y servicios y no influyen directamente en el consumo de alcohol porque no modifican su precio relativo respecto a otros bienes. En cambio, los impuestos especiales sobre productos como tabaco o bebidas alcohólicas pueden fijarse para compensar sus efectos negativos sobre la sociedad.

Estos impuestos pueden calcularse según el contenido alcohólico o según el precio del producto y pueden ajustarse con el tiempo. Los expertos consideran que los impuestos basados en el contenido alcohólico son los más eficaces para mejorar la salud pública. Además del impuesto, establecer precios mínimos puede evitar que las bebidas más baratas y con mayor graduación se vendan a precios muy bajos. Los precios bajos favorecen un mayor consumo entre jóvenes y personas con consumo excesivo.

Algunos gobiernos dudan en aplicar estas medidas por temor a perder apoyo social o por posibles aumentos en el consumo no registrado o ilegal. Sin embargo, según la OMS no existe una relación directa entre mayores impuestos y aumento del mercado ilegal si se aplican controles adecuados y sistemas modernos de seguimiento.

La fiscalidad sobre el alcohol también tiene una función recaudatoria importante. Como la demanda es poco sensible al precio, subir los impuestos suele aumentar los ingresos públicos aunque baje el consumo. Estos fondos pueden destinarse a programas sanitarios o sociales.

El informe recoge ejemplos concretos. En Georgia, Alemania y Portugal se simularon dos escenarios fiscales: uno con un aumento del 10% en los precios minoristas y otro con una subida del 10% en la proporción impositiva. Ambos casos lograron reducir entre un 4% y un 8,5% el consumo nacional y hasta un 2,5% las muertes atribuibles al alcohol. Los países nórdicos mantienen monopolios estatales para regular precios y acceso al alcohol; esto ha permitido mantener precios altos y reducir daños sanitarios.

En Lituania, tras una subida importante del impuesto especial al alcohol en 2017, el consumo per cápita registrado bajó un 7% respecto al año anterior mientras que los ingresos fiscales aumentaron un 27%.

La OMS considera que gravar el alcohol es una medida eficaz para prevenir enfermedades no transmisibles pero sigue siendo poco utilizada. Incluso subidas modestas pueden reducir consumos nocivos y salvar vidas mientras refuerzan las arcas públicas. Sin embargo, pese a las pruebas disponibles y compromisos internacionales como el Plan Mundial contra el Alcohol o el Plan Europeo contra el Cáncer, las reformas avanzan lentamente.

La directiva europea sobre impuestos especiales permanece sin cambios desde hace más de treinta años. La OMS insiste en que existen herramientas sencillas para actuar ya mismo: solo falta voluntad política para aplicarlas antes de la próxima reunión internacional sobre enfermedades no transmisibles prevista para 2025.

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