ENOLOGÍA PARA TODOS: Las heladas de primavera

Llega mayo y con él desciende el riesgo de sufrir las temidas heladas de primavera. Dependiendo de las zonas, este...

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Jueves 02 de Mayo de 2019

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Llega mayo y con él desciende el riesgo de sufrir las temidas heladas de primavera. Dependiendo de las zonas, este riesgo puede existir hasta mediados de mayo, y luego respiramos todos un poco más tranquilos.  Este fenómeno de frío intenso puede destruir una cosecha, como ya nos pasó en 2017, cuando a finales de abril una bolsa de aire helado destruyó una gran parte de la cosecha en Europa occidental, principalmente en España, Francia y el este de Alemania.

Cuando las yemas de la viña están cerradas no hay riesgo de que sufran con las heladas. Los órganos preformados dentro de la yema, las futuras hojas y racimos, están recubiertos de unas fibras muy ricas en azúcar que se llama borra. Este tejido, como tiene un punto de congelación más alto, protege las yemas de las heladas de invierno y por eso la viña soporta perfectamente los grandes fríos de diciembre y enero. El problema viene cuando en marzo o abril se produce el desborre; las yemas se abren y la borra sale al exterior, por lo que los órganos quedan expuestos al frio.

Las heladas de primavera se dan cuando las temperaturas bajan de los -2°C y el frio congela el agua de los tejidos. Como el hielo ocupa más que el agua, al formarse provoca roturas en los tejidos, haciendo que mueran. Las noches más peligrosas son las noches estrelladas, húmedas y sin viento, ya que el aire helado puede actuar rápidamente congelando las yemas.

Como aprendimos en la escuela, el aire frio es más pesado que el aire caliente. Por ello las viñas que están plantadas en pendiente tienen menos riesgo que las de un valle, que quedarán envueltas en este aire helado en su totalidad. En estas zonas donde hay más riesgo se pueden llevar a cabo algunas técnicas para evitar que las viñas sufran las consecuencias de la helada.

En general, los métodos de lucha contra las heladas se basan en subir la temperatura del aire alrededor de la planta para que no llegue a congelarse. Algunos métodos consisten en crear corrientes de aire caliente haciendo muchos pequeños fuegos entre las líneas del viñedo. Para evitar el peligro de un incendio, estas quemas deben ser controladas y previamente autorizadas por el organismo competente en cada región, el ayuntamiento o la cámara de agricultura. Se pueden quemar pequeños montoncitos de sarmientos, repartir ascuas de carbón o, como opción más segura, podemos utilizar velas de parafina. Al estar la parafina en botes de metal, disminuimos mucho el riesgo de accidentes. Estas técnicas necesitan de una gran mano de obra para vigilar y disponer cada fuego en su sitio. Aunque efectivas, son soluciones muy caras que se utilizan en casos aislados. Un poco más barato son las estufas de propano intercaladas también entre la viña, unos 150 por hectárea, pero necesita también mucha vigilancia.

Si ya sabemos que nuestra parcela tiene riesgo de helada recurrente, se pueden instalar grandes ventiladores de unos 11 metros de alto (como los molinos de viento modernos) para mover el aire y evitar que se quede estático. Si además en nuestra zona pueden alcanzarse temperaturas muy muy bajas, se puede instalar un quemador de propano a los pies del molino para crear una corriente de aire caliente. La instalación es más cara pero puede ser rentable rápidamente si te salva de varias heladas.

Otra instalación que puede hacerse a priori en caso de las viñas con riesgo, es la instalación de aspersores que rieguen las cepas y las yemas. Se deben regar las cepas en continuo hasta que suba la temperatura. El agua congelada mantiene la yema a 0°C evitando que los tejidos se dañen. Este es el método más caro de protección, por lo que es muy poco frecuente.

La solución más rápida y yo diría también que la más desesperada debido al coste, es sobrevolar las parcelas con helicópteros a baja altura (menos de 20 metros). Hace el mismo efecto que los molinos, pero puede decidirse en el último momento. No es raro ver helicópteros sobrevolar las viñas de Saint Emilion (cercano a Burdeos, Francia) cuando anuncian el riesgo de heladas.

Tocamos madera para que en estos pocos días de riesgo que nos quedan la meteorología nos respete y podamos seguir esperando la vendimia 2019.

Cristina Vegas es nieta del fundador de Avelino Vegas. Es licenciada en Biotecnología y obtuvo el Diploma Nacional de Enología en la Universidad de Burdeos.

Un artículo de Avelino Vegas
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