El sector del vino en el Sudeste Asiático: (III) Malasia

Malasia un mercado del vino sorprendente a pesar de las restricciones

Antonio Viñal

Lunes 10 de Noviembre de 2025

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Kuala Lumpur, capital de Malasia
Atardecer en Kuala Lumpur, capital de Malasia

Al igual que Indonesia, Malasia es un país musulmán, tal vez no tan rigorista como Indonesia en la observancia de las prácticas religiosas oficiales, con la excepción, si cabe, de Kelantan y Terengganu ("Dry Zones"), de trayectoria estricta y conservadora, pero musulmán al fin y al cabo. Esto, en principio, puede inducir a pensar que el consumo del vino, firmemente influenciado por la religión, es limitado, pero en el fondo no es así por dos razones: en primer lugar, porque la población musulmana apenas llega al 60%, en fuerte contraste con la de Indonesia, en donde sobrepasa el 90%; y, en segundo lugar, porque al lado de la etnia malaya hay otras dos, la china y la india, que no practican el islam, sino el budismo y el hinduismo respectivamente. A ello hay que añadir que, tal vez como consecuencia de la convivencia de estas tres etnias, Malasia es un país generalmente tolerante, de ahí la conveniencia de no pasar por alto su importancia como destino de nuestros vinos.

A tal efecto, y con el fin de contribuir al conocimiento del mismo, voy a exponer sintéticamente sus características -oferta, perfil y tendencia de los consumidores-, sus actores -importadores y distribuidores- y sus reglamentaciones -arancelarias y no arancelarias-, siguiendo una estructura similar a la de artículos anteriores. En cualquier caso, conviene tener en cuenta que esta aproximación, forzosamente breve, precisa de una adaptación de su contenido a cada caso concreto, con el fin de que las bodegas interesadas puedan diseñar una estrategia adecuada a este mercado, a la espera de que las negociaciones con la Unión Europea sobre un tratado de libre comercio superen los obstáculos todavía existentes, dando paso a una nueva era de intercambios comerciales libres de barreras arancelarias y no arancelarias, como sucedió en su día con Singapur y Vietnam y está a punto de suceder con Indonesia, una vez que se ratifique y entre en vigor el tratado suscrito con este país.

1. Características

Si el mercado del vino en Filipinas e Indonesia, como hemos visto en los artículos anteriores, está condicionado por factores legales, económicos y sociales, lo mismo sucede en el de Malasia, con dos salvedades, si se quiere, una positiva y otra que ya he mencionado, y que tal vez no lo es tanto, pero que se puede superar, al menos parcialmente: la primera es que Malasia es un país en el umbral del pleno desarrollo económico, con una población preparada, dinámica y de creciente poder adquisitivo, a imagen y semejanza de su vecina Singapur; y la segunda, mencionada brevemente en la introducción, es que la religión musulmana, mayoritaria entre la etnia malaya, prohibe el consumo del vino, pero éste, pese a todo, no deja de crecer de forma moderada, pero consistente, en torno a un 2% anual, acompasado al nivel de desarrollo del país, tal y como sucede en otros de su entorno.

El perfil del consumidor tipo es el de una persona perteneciente a la etnia china o india, y en menor medida, claro, a la malaya, por las razones expuestas; a la comunidad expatriada en las mayores ciudades del país, como Kuala Lumpur, Johor Bahru o Kota Kinabalu ("Liberal Zones"); o a la colectividad turística, de unos 25 millones, en las zonas más visitadas, como las islas Perhentian, Langkawi, Malaca o George Town, al noroeste de la isla de Penang. A este consumidor tipo van dirigidas las importaciones de vino procedentes de países como Australia, Francia, Italia, Estados Unidos, Chile y Singapur -matizables, por ser debidas, sobre todo, a importaciones paralelas y reexportaciones-, a cierta distancia de las procedentes de España, en un octavo lugar, con una amplia capacidad de mejora por calidad y precio.

En cuanto a precios, los más bajos son los de los vinos australianos y chilenos, en torno a unos €10 por botella; los más altos los de los franceses e italianos, cercanos en ocasiones a unos €250 por botella, sobre todo en vinos premium y de alta gama; y los más intermedios, los españoles, entre unos €11 y €30 por botella. En general, los vinos más vendidos se sitúan en el segmento que va de los €13 a los €23, siendo el más consumido por regla general el tinto, que puede llegar a un 75% del consumo total, seguido del vino blanco, espumoso y rosado, especialmente en canales "On-Trade", restaurantes, bares y hoteles; en canales "Off-Trade", supermercados, tiendas minoristas y comercio electrónico; e incluso en domicilios particulares, por su asequibilidad, color sofisticado y propiedades saludables.

2. Actores

El mercado del vino en Malasia es, como el propio país, paradójico y complejo: paradójico, en primer lugar, porque, pese a las limitaciones de carácter religioso en algunas zonas - sobre todo las "Dry Zones" a las que me he referido líneas atrás-, y a la prohibición de publicidad en los medios de comunicación, es uno de los más interesantes y atractivos; y complejo, en segundo lugar, porque existe una normativa muy estricta, de cuyo cumplimiento se encarga el Ministerio de Sanidad en materias tales como el etiquetado, los aditivos y el envasado, y porque hay unos aranceles que, si bien en principio pueden suponer un obstáculo a la importación, en modo alguno impiden que el vino llegue a las llamadas "Liberal Zones", en las que el consumo es legal, aceptado y culturalmente relevante.

Ante una situación tan paradójica y compleja como la que acabo de describir, las bodegas que todavían no hayan exportado a este mercado y deseen hacerlo tendrán que recurrir, como suele suceder en mercados similares, a actores clave ("Key Players"), como son los importadores y distribuidores locales. Aunque cualquiera de los muchos existentes, como Winepak Corporation, Mega Express, Milawa, Vyne Wine o la "Start-Up" Nomu, pueden ser de gran ayuda, conviene recalcar que la correcta selección del más idóneo es una cuestión crucial, dado que su conocimiento del mercado permitirá a las bodegas interesadas entender el marco regulatorio vigente, conocer las tendencias de aquél, identificar las preferencias de los consumidores y comprender las diferencias culturales entre las "Dry Zones" y las "Liberal Zones".

3. Reglamentaciones

El acceso al mercado malasio está supeditado a diversas barreras arancelarias y no arancelarias, al menos hasta que, como decía anteriormente, un tratado de libre comercio entre la Unión Europea y Malasia las suprima de forma gradual, como sucede en los casos de Singapur y Vietnam y, próximamente, Indonesia. Las primeras son de tres tipos: a) arancel: en torno a unos 7 ringgits -1,7 €-; b) impuesto especial: 12 ringgits -3 €-, más un 15% del valor de la mercancía (valor CIF más arancel); y c) impuesto sobre el valor añadido: 5%. Estas barreras, que están establecidas de acuerdo con la normativa vigente en cada momento, deben ser cotejadas anualmente, bien directamente, bien, como sería más lógico, a través del correspondiente importador o distribuidor, pues pueden sufrir variaciones.

Las barreras no arancelarias, por su parte, consisten sobre todo en a) licencias de importación (otorgadas por las autoridades aduaneras), supeditadas a otras dos: licencias para la venta de alcohol y licencias para el local destinado a la venta del mismo (otorgadas por las autoridades municipales); b) etiquetado, que, entre otras cosas conlleva la necesidad de describir el producto, especificar el contenido de alcohol e ingredientes e indicar ( en inglés o malayo) el nombre y contacto del fabricante e importador; y c) el contenido de alcohol propiamente dicho, que, de acuerdo con lo dispuesto en el desarrollo reglamentario (Reglamento nº 362) de la normativa alimentaria de 1983 y 1985, no debe ser inferior al 7% y no ser superior al 15%, en proceso de revisión por parte de las autoridades malasias a petición de la Unión Europea.

A pesar de las diferencias culturales, de las barreras arancelarias y no arancelarias,y de un ligera descenso de las importaciones, el mercado está en pleno auge, impulsado por la población joven, expatriada y turística que hace que la demanda se incremente de forma regular, sobre todo en los vinos premium y de alta gama, cuyo consumo constituye a sus propios ojos y a los ojos de terceros la manifestación externa de todo un estilo de vida. En todo caso, hay que tener en cuenta que este mercado no solo se caracteriza por su escala, sino sobre todo por su potencial, que hace que sea uno de los más prometedores del sudeste asiático y en el que conviene estar presente, como lo están de forma creciente los de los países que ya he mencionado, y que no deberían ser competencia para los nuestros.

Antonio Viñal
Socio - Director de Antonio Viñal & Co. Abogados (AVCO)
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