El vino NOLO sigue creciendo con fuerza en el mercado mundial

Los vinos sin alcohol superan la etiqueta de bebida de moda y se afianzan como categoría en el sector

Martes 27 de Mayo de 2025

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El consumo de vinos sin alcohol y de baja graduación, conocidos bajo el acrónimo NOLO (del inglés No- and Low-alcohol), ha dejado de ser una curiosidad de mercado para convertirse en una tendencia firme con perspectivas de crecimiento a largo plazo. Esta evolución no es ajena a los cambios sociales, culturales y de salud que han influido en los hábitos de consumo a escala internacional. Según el informe "El Auge Mundial de los Vinos sin Alcohol y de Baja Graduación", publicado el martes 28 de mayo de 2025 por Vinetur, el interés por estos productos se ha disparado en los últimos años, empujado por una demanda que busca opciones más compatibles con estilos de vida saludables y un consumo responsable.

Los datos apuntan a un crecimiento tanto en valor como en volumen. En 2023, se estimó que el mercado mundial de vinos sin alcohol se situaba entre los 1.180 y los 2.260 millones de dólares, dependiendo de la consultora y los productos incluidos en la categoría. Las tasas de crecimiento anual compuesto (CAGR) proyectadas varían entre el 7,9% y el 23,5% para la próxima década. Aunque estas cifras pueden diferir según la metodología, todas coinciden en que se trata de un segmento en expansión. En términos de volumen, la firma IWSR estima un crecimiento del 5% CAGR para los vinos sin alcohol entre 2024 y 2028 en los principales mercados.

Este crecimiento no solo se observa en términos comerciales, sino también en el ámbito técnico y productivo. La eliminación del alcohol en el vino plantea un problema técnico complejo: cómo conservar el perfil sensorial del vino original. Para abordar esta cuestión, se utilizan principalmente dos tecnologías: la ósmosis inversa y la destilación al vacío, que incluyen sistemas como la columna de conos rotatorios. Estas técnicas permiten eliminar el etanol preservando, en la medida de lo posible, los compuestos aromáticos y el equilibrio del vino. Sin embargo, implican inversiones importantes y costes añadidos que explican por qué el precio final de estos productos puede igualar o incluso superar al de sus equivalentes alcohólicos.

En paralelo, se han desarrollado métodos preventivos desde el viñedo, como la cosecha temprana, la poda tardía o la elección de levaduras que generan menos etanol durante la fermentación. Estas prácticas buscan reducir el grado alcohólico sin alterar en exceso el carácter del vino, aunque su aplicación requiere ajustes agronómicos y enológicos precisos. Un punto compartido por los elaboradores es la importancia de partir de un vino base de alta calidad, ya que el proceso de desalcoholización tiende a reducir parte del cuerpo y del aroma original. Por tanto, elaborar un vino NOLO competitivo exige rigor técnico y materias primas seleccionadas.

El perfil de los consumidores también está cambiando. Las generaciones más jóvenes, en particular Millennials y Gen Z, lideran el consumo de vinos NOLO. Este público busca productos acordes con su estilo de vida, con menos impacto calórico, sin efectos del alcohol y que puedan consumirse en todo tipo de situaciones sociales. En este sentido, América del Norte representa actualmente el mayor mercado en términos de ingresos, mientras que Asia-Pacífico es la región que presenta un mayor potencial de crecimiento, con una tasa CAGR estimada del 13% hasta 2030.

Dentro del mercado, los vinos espumosos sin alcohol gozan de especial preferencia, sobre todo en Europa, donde representan más del 60% de la cuota de mercado. Su asociación con celebraciones y momentos especiales parece facilitar la aceptación de estos productos. No obstante, se prevé que los vinos tranquilos NOLO ganen terreno en los próximos años, a medida que los consumidores buscan opciones para el día a día que ofrezcan una experiencia sensorial satisfactoria.

La distribución de los vinos NOLO se concentra por ahora en el canal off-trade (supermercados, tiendas especializadas y comercio electrónico), aunque el canal on-trade (restauración y hostelería) empieza a incorporar estos productos en sus cartas. La demanda cada vez mayor y la necesidad de ofrecer alternativas sin alcohol a los clientes está llevando a restaurantes y bares a incluir referencias NOLO, lo que contribuirá a la normalización del consumo en contextos sociales tradicionales.

A nivel internacional, la regulación es uno de los obstáculos más importantes para el desarrollo del sector. La falta de armonización en las definiciones, los umbrales de contenido alcohólico y las normas de etiquetado crea incertidumbre tanto para los productores como para los consumidores. En la Unión Europea, el Reglamento 2021/2117 permite etiquetar como "vino" a los productos desalcoholizados, siempre que el producto base haya sido vino conforme a las normativas y la eliminación del alcohol se haya realizado mediante técnicas autorizadas. Esta medida abre la puerta a una mayor aceptación en uno de los mercados más tradicionales del mundo.

En Estados Unidos, la situación es más compleja por la existencia de una doble regulación: la FDA regula los productos sin alcohol (menos del 0,5% ABV) desde el punto de vista alimentario, mientras que la TTB supervisa los aspectos relacionados con los aditivos y el etiquetado en productos con un grado superior. En el Reino Unido, Australia, Sudáfrica, Canadá o Japón, las definiciones y requisitos difieren aún más, lo que obliga a las empresas a adaptar sus productos y etiquetados a cada mercado.

El etiquetado y la presentación son aspectos que también están evolucionando. Aunque la botella de vidrio sigue siendo el formato predominante, se está dando paso a nuevos envases como las latas, que ofrecen comodidad, sostenibilidad y atractivo para un público joven. Estos formatos también permiten consumir el producto en porciones individuales, lo que reduce el desperdicio y facilita su uso en contextos informales. Algunas bodegas están optando por botellas más ligeras, cajas bag-in-box y materiales reciclables, alineándose con la demanda de envases más sostenibles.

La premiumización es otra tendencia en marcha. Algunas marcas ya comercializan vinos sin alcohol con precios elevados, centrados en consumidores que buscan una experiencia de alta calidad. Esta evolución va acompañada de una mejora constante en el perfil organoléptico de los vinos NOLO, con productos que imitan cada vez mejor la estructura, el aroma y la persistencia de los vinos tradicionales. La posibilidad de ofrecer versiones sin alcohol de variedades conocidas, como Cabernet Sauvignon o Chardonnay, abre nuevas oportunidades para los elaboradores.

En este panorama, los grandes grupos del sector vitivinícola y de bebidas están invirtiendo activamente en el segmento NOLO. Empresas como Moët Hennessy, Diageo o Freixenet han lanzado gamas sin alcohol o adquirido participaciones en marcas especializadas. Al mismo tiempo, se está consolidando una red de productores exclusivos de vinos NOLO que, con un enfoque innovador y centrado en la calidad, buscan captar a un consumidor exigente y bien informado.

Por su parte, los consumidores valoran cada vez más la relación calidad-precio. Aunque existe una expectativa generalizada de que los vinos sin alcohol deberían ser más baratos por no contener alcohol ni pagar los impuestos especiales asociados, la realidad es que el proceso de producción implica costes relevantes. La desalcoholización, los ajustes sensoriales, la calidad del vino base y la necesidad de comunicar adecuadamente el producto encarecen el producto final. La industria debe afrontar el reto de explicar este valor añadido al consumidor para justificar precios similares o incluso superiores a los del vino convencional.

El futuro del vino NOLO pasa por seguir mejorando la calidad sensorial, armonizar las normas internacionales, innovar en formatos y estrategias de comunicación, y comprender las motivaciones del consumidor. Todo apunta a que este segmento ya no es una tendencia pasajera, sino una categoría consolidada en la que las bodegas tienen mucho que decir.

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