Lunes 17 de Noviembre de 2025
Leído › 392 veces

Hay tradiciones que se convierten en parte del paisaje. El segundo fin de semana de noviembre, la Bodega Hacienda Molleda, en colaboración con el grupo Senderistas Sierra de Algairén, celebró por décimo año consecutivo el Día Europeo del Enoturismo, una jornada que aúna naturaleza, historia y vino en una experiencia que ya forma parte de la identidad del Campo de Cariñena.
La ruta, bautizada como "Ruta por los Viñedos del Campo de Cariñena", comenzó a primera hora en la Fuente Vieja de Cariñena, con el aire fresco de la mañana y el murmullo del Río Frasno acompañando los primeros pasos. Poco a poco, los caminantes fueron adentrándose en un paisaje cambiante, donde los caminos se abren entre viñas que ya descansan tras la vendimia y los tonos dorados del otoño tiñen el horizonte.
Entre barrancos, sendas y antiguos pasos —"el Camino Tosos", "la Val del Convento", "las Suertes Bajas" o "Tras el Monte"— los participantes recorrieron más de 12 kilómetros de historia y naturaleza, atravesando lugares emblemáticos como la Ermita de San Bernardino, las ruinas del Convento de Santa Catalina o las tradicionales parideras, vestigios de una arquitectura rural que sigue en pie como testigo silencioso del paso del tiempo.
La caminata culminó, tres horas más tarde, ante la silueta inconfundible de la Bodega Hacienda Molleda, en Tosos, donde esperaba un merecido descanso. Allí, los senderistas pudieron disfrutar de una visita guiada y una cata de vinos, compartiendo risas, anécdotas y brindis entre barricas y aromas a garnacha y cariñena
Aunque las ediciones de 2020 y 2021 se realizaron con las limitaciones propias de la pandemia, la tradición nunca se perdió. Y este año, más que nunca, el reencuentro con los caminos y los amigos tuvo sabor a celebración.
"El Día del Enoturismo es mucho más que una jornada: es una forma de vivir el vino, de recorrer su origen paso a paso y de sentirnos parte del paisaje que lo hace posible", expresó el equipo de Hacienda Molleda, agradeciendo la fidelidad y entusiasmo de los participantes.
En su décimo aniversario, esta iniciativa demuestra que el vino y la naturaleza se disfrutan mejor cuando se comparten. Entre caminos de tierra, viñedos dormidos y copas al atardecer, el Día del Enoturismo volvió a recordarnos que Cariñena no solo se bebe: también se camina, se respira y se siente.

Leído › 392 veces