“Rediscovering Europe’s Forgotten Grapes”: el Parlamento Europeo reabre el debate sobre las uvas híbridas prohibidas

En Estrasburgo, eurodiputados, científicos y viticultores debatieron la rehabilitación de las variedades híbridas, símbolo de sostenibilidad y patrimonio, en un evento celebrado el pasado 22 de octubre de 2025 en el Parlamento Europeo.

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Sábado 25 de Octubre de 2025

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El Parlamento Europeo ha vuelto a poner sobre la mesa un debate que parecía enterrado desde hace décadas: el de las variedades híbridas o "uvas prohibidas". En el evento "Rediscovering Europe's Forgotten Grapes", celebrado el 22 de octubre de 2025 en Estrasburgo, eurodiputados, enólogos y expertos debatieron sobre la necesidad de reexaminar la normativa comunitaria que, desde 1934, prohíbe el cultivo y la comercialización de las variedades Clinton, Noah, Isabelle, Jacquez, Herbemont y Othello en gran parte de Europa.

El evento, inaugurado por el eurodiputado Eric Sargiacomo y moderada por la eurodiputada Cristina Guarda, reunió a representantes de Francia, Italia, Portugal y España, que aportaron una visión multidisciplinar sobre las implicaciones históricas, agronómicas y culturales del tema. Este debate no surge de la nada. Como recordaba el artículo de Vinetur "La odisea de las variedades híbridas: desde la prohibición del siglo XX hasta la excelencia del Jacquez catalán", el Parlamento Europeo ya había impulsado en los últimos años varias iniciativas para reconsiderar la exclusión de las uvas híbridas de la política vitivinícola común. En 2018, una serie de enmiendas discutidas en la Comisión de Agricultura abrió la posibilidad de autorizar cepas resistentes al mildiu y oídio, como parte de una estrategia para reducir el uso de pesticidas. En 2021, el debate volvió al pleno en el marco de la reforma de la OCM vitivinícola, donde varios eurodiputados abogaron por reconocer el valor patrimonial de estas variedades y permitir su uso experimental bajo supervisión regional.

Antes de estos avances, el 26 de abril de 2016, los eurodiputados José Bové y Eric Andrieu, junto con la asociación europea Fruits Oubliés Réseau y otras organizaciones nacionales, organizaron una cata de "vinos prohibidos" en el propio Parlamento Europeo. El gesto buscaba sensibilizar a los legisladores sobre la necesidad de revisar el Reglamento (UE) 1308/2013, que en su artículo 81.2.b prohíbe las variedades híbridas. El evento, considerado una provocación simbólica, pretendía denunciar la obsolescencia de una normativa que penaliza a viticultores y comunidades rurales que han conservado estas cepas resistentes desde la época de la filoxera.

En 2019, la peticionaria Katherine Dolan, representante de la asociación Arche Noah, presentó una nueva petición ante el Parlamento Europeo para modificar el marco legal que regula estas uvas. Dolan argumentó que la prohibición vigente carece de justificación científica y perpetúa una discriminación injusta contra los viticultores que desean cultivar variedades más sostenibles. Propuso permitir a los productores elegir libremente las variedades que cultivan, en lugar de depender de una lista cerrada y obsoleta. La Comisión Europea expresó su apoyo a la petición y propuso eliminar la prohibición en la reforma de la Política Agrícola Común (PAC) de 2018, pero la medida fue rechazada en las negociaciones posteriores con el Consejo y el propio Parlamento. Aun así, la Comisión mantiene que la clasificación varietal debe gestionarse a nivel nacional para salvaguardar la calidad y reputación de los vinos europeos, protegiendo las Denominaciones de Origen (AOC) y las Indicaciones Geográficas Protegidas (IGP).

En este contexto, el evento de 2025 marca un paso más hacia la apertura

En el Panel I, titulado "El legado de las variedades olvidadas: de la historia a la recuperación", participaron voces históricas del movimiento de rehabilitación. Jérôme Villaret, exdirector del Consejo Interprofesional de los Vinos del Languedoc, reclamó un cambio estructural en la OCM que reconozca la diversidad genética y cultural del viñedo europeo. El economista Étienne Montaigne, de la OIV y SupAgro Montpellier, analizó las tensiones entre la demanda social de sostenibilidad y los límites institucionales que mantienen el veto. Desde Italia, Antonio Panizzolo, presidente de la Confraternita del Clinto, ofreció una panorámica sobre los "direct producers" —variedades como Clinton e Isabella— que sobrevivieron a la prohibición gracias a las comunidades rurales del Véneto. Su compatriota Enzo Slongo, vicepresidente de Associazione Clinto de Marca, subrayó las iniciativas locales que buscan conservar este patrimonio genético mediante microvinificaciones y ferias populares. El portugués António Maçaneta, viticultor de las Azores, presentó el caso del vinho de cheiro, una tradición ancestral basada en el híbrido Isabella que forma parte del paisaje cultural atlántico. Desde el sur de Francia, David Flayol y Christel Guiraud —esta última presidenta del sindicato de viticultores de la IGP Cévennes— abordaron el peso económico y cultural de las variedades tradicionales, insistiendo en su papel frente al cambio climático. La intervención española corrió a cargo de Maurizio Limiti, miembro de la Asociación Española de Periodistas del Vino (AEPEV), quien repasó la evolución de los híbridos en la UE, desde la demonización hasta su reciente revalorización, con ejemplos como el Jacquez cultivado por la bodega Mas Molla en Cataluña, que ha pasado de símbolo de marginalidad a ejemplo de excelencia sostenible. Limiti destacó además el papel esencial que las variedades híbridas desempeñan frente al cambio climático, citando a productores como Armand Heitz, que ha plantado Voltis y Souvignier Gris en Borgoña. También subrayó el potencial de la coplantación, práctica defendida por Jean-Baptiste Deiss, como vía para enriquecer la diversidad genética y aportar mayor equilibrio y complejidad al vino.

En el Panel II, centrado en la perspectiva agronómica y ambiental, el viticultor Lilian Bauchet, de la asociación Vitis Batardus Liberata, explicó cómo se está tejiendo una red europea de productores que cultivan estas cepas bajo modelos de economía circular y respeto al terroir. La enóloga Aude Rebourcet, de La Cave de Aude, defendió las cualidades sensoriales de los vinos resistentes, desmintiendo los prejuicios históricos sobre su calidad. El científico Philippe Darriet, director del Instituto de Ciencias de la Vid y el Vino de Burdeos, aportó una visión académica sobre los nuevos cruzamientos tolerantes a enfermedades, destacando el reto de mantener la tipicidad sin renunciar a la sostenibilidad. El debate posterior con los eurodiputados Chloé Ridel, Grégory Allione, MEP André Franqueira Rodrigues y Esther Herranz García puso de manifiesto la necesidad de un marco europeo común que armonice la experimentación y reconozca la legitimidad de estas variedades en un contexto de cambio climático y reducción de fitosanitarios. El encuentro concluyó con un mensaje claro: las "uvas prohibidas" son parte del patrimonio vitícola europeo, y su revalorización no es un desafío a la tradición, sino una oportunidad para redefinirla. Como afirmó uno de los ponentes, "El vino es cultura y es agricultura. Si encerramos la cultura en un museo, muere. Si congelamos la agricultura en el pasado, fracasa. Necesitamos continuidad, pero también cambio."

Enlace al vídeo: https://youtu.be/spmkFff8xgU?si=CTWitx3tMWBaASe-

Un artículo de Maurizio Limiti
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