Dormir bien, comer mejor y sentirse en casa: así es Fierro Hotel Buenos Aires

Su restaurante Uco combina técnica y sensibilidad, con una carta de vinos que celebra la diversidad argentina

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Lunes 13 de Octubre de 2025

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En tiempos donde la hotelería suele medirse por estrellas, amenities y métricas digitales, Fierro Hotel Buenos Aires recuerda algo esencial: que los lugares se vuelven memorables por la gente que los habita. En pleno Palermo Hollywood, este hotel boutique se ha ganado un reconocimiento internacional —fue elegido por Tripadvisor entre los 25 mejores hoteles boutique del mundo, y el único argentino en esa lista—, pero su verdadero mérito va más allá de los premios: está en la conexión humana que logra generar.

Desde el primer momento, hay algo distinto en el aire. No es solo el diseño contemporáneo ni el aroma a café que se siente al entrar: es la forma en que te saludan, cómo te miran a los ojos, el modo en que todo parece fluir con naturalidad. En Fierro, nada se fuerza. Y eso, en hospitalidad, vale oro.

El corazón del Fierro: su equipo

El gran diferencial del hotel está en su equipo. Edward Holloway, creador de este espacio y alma detrás del proyecto, logró formar un grupo de trabajo que no solo se mantiene en el tiempo, sino que se consolida con los años. El colaborador más nuevo lleva tres años; el más antiguo, casi quince. En el medio, decenas de historias de esfuerzo, compañerismo y compromiso.

En Fierro, cada persona —desde housekeeping hasta recepción o el restaurante— se mueve con una serenidad que transmite confianza. Se los ve cómodos, disfrutando. Esa sensación de pertenencia atraviesa todo el espacio: se siente en la limpieza impecable de los pasillos, en la prolijidad del servicio, en la sonrisa con la que te preguntan cómo dormiste. Hay hoteles donde el servicio es correcto; en Fierro, el servicio es humano. Y eso transforma la experiencia en algo más íntimo, más real.

Habitaciones amplias, elegantes y funcionales

Las habitaciones del Fierro son un reflejo de su filosofía: diseño moderno, espacios amplios y un confort pensado hasta el último detalle. Todas superan los 40 m², lo que les da una amplitud poco habitual para el segmento boutique. Son luminosas, cómodas y funcionales, con un mobiliario que combina estilo contemporáneo y materiales nobles.

Cada habitación cuenta con mini bar, cafetera espresso, agua de cortesía y hasta una mini cava de vinos: un guiño a los amantes del buen vivir. La limpieza y el orden son impecables, y el colchón es tan cómodo que resulta casi imposible no hacer la “debida prueba” apenas uno llega.

La presión de la ducha es excelente, y los detalles del baño hablan del cuidado por el huésped: secador de pelo, batas, pantuflas, y la posibilidad de solicitar en recepción un kit dental o lo que necesites para tu estadía.

Un gesto encantador: al ingresar, te espera un pequeño cartel con la fecha y el clima del día. Un detalle simple, pero útil y acogedor, que te invita a planear la jornada. Según el pronóstico, podés optar por distintas experiencias; quedarte descansando con un café y algo dulce mientras mirás tu serie favorita en el Smart TV, subir al séptimo piso a disfrutar del sol o un chapuzón en la piscina climatizada del rooftop, tomar el brunch en los jardines del restaurante, o salir a caminar por un barrio vibrante lleno de cafés y distintos puntos comerciales, ya ubicación del hotel es otro punto fuerte: estás en el corazón de Palermo Hollywood, pero en una calle tranquila, lo que permite vivir la ciudad sin renunciar al descanso.

Uco: la cocina donde se mezclan identidad, técnica y calidez

El restaurante Uco, también bajo la dirección de Edward Holloway, es el alma gastronómica del Fierro. Su propuesta combina productos locales con técnicas refinadas, logrando una cocina sincera, sabrosa y sin pretensiones.

Esa noche, mi cena comenzó con unas gambas al ajillo, suaves y jugosas, cocidas con el punto justo y un aceite perfumado con ajo y pimentón que pedía pan para acompañar. Le siguió un jamón crudo ibérico estacionado, cortado con precisión milimétrica, que literalmente se derretía en la boca.

El plato principal fue un bife de chorizo madurado durante 30 días, acompañado de papas fritas crocantes y una ensalada fresca con hojas verdes. La carne —tierna, sabrosa, con esa intensidad que solo da la maduración— fue un absoluto acierto.

De postre, un affogato de sambayón que combinaba la cremosidad del helado con el toque amargo del café caliente. El equilibrio entre ambos sabores era perfecto: ni demasiado dulce, ni demasiado intenso.

El maridaje, guiado por Mariano, el sommelier de Uco, fue una experiencia en sí misma. Con una cava que guarda más de mil botellas y una carta de vinos argentinos que recorre el país de norte a sur —desde Salta hasta Chubut—, cada copa fue elegida con criterio y sensibilidad. Mariano explicó cada cepa con pasión, haciendo que el vino se sintiera parte del relato, no solo del plato.

Uco no busca impresionar con artificios, sino conquistar con autenticidad. Es un restaurante que entiende que la buena cocina también se hace de silencios, de pausas, de momentos compartidos.

Un brunch con alma y raíces

El brunch, inspirado en los sabores de Irlanda —en honor a las raíces de Edward—, es otra de las experiencias imperdibles. Hay scones, yogurt, frutas de estación, huevos preparados al momento y fiambres curados en casa. Todo acompañado por café recién hecho y jugos naturales, en el entorno verde del jardín interno, ese pulmón de calma que parece suspender el ritmo porteño.

Un reconocimiento que emociona

Que Fierro Hotel haya sido elegido por Tripadvisor como uno de los 25 mejores hoteles boutique del mundo no sorprende a quien haya pasado una noche allí. El reconocimiento no premia solo instalaciones o servicios, sino algo más profundo: la calidez, la coherencia y la humanidad. Como dijo su gerente general, Laura Morillo:

> “En Fierro, lo que nos distingue es la conexión genuina con cada persona. Llegan como huéspedes, pero se van sintiéndose parte de la familia.”

Y es cierto. Esa familiaridad, esa sensación de pertenencia, es lo que uno se lleva cuando cruza la puerta al partir.

El valor de sentirse cuidado

En un mundo donde los hoteles compiten por innovar, Fierro apuesta por algo más simple, pero más difícil de lograr: hacer sentir a cada persona como en casa. Hay lugares que se recuerdan por su estética. Otros, por su comida. Y algunos pocos, por cómo te hacen sentir. Fierro Hotel & Uco Restaurante pertenece a esa última categoría.

No se trata de lujo ni de pretensiones: se trata de personas. De un equipo que ama lo que hace y lo transmite en cada gesto. Me fui con la sensación de haber estado en un espacio donde la hospitalidad es más que un servicio: es una filosofía. Un lugar que no solo recibe viajeros, sino que los abraza.

Un artículo de Jocelyn Dominguez
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