El vino como modo de inversión

Invertir en vino, una tendencia silenciosa que gana fuerza entre empresarios

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Lunes 07 de Julio de 2025

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No es muy conocido, pero cada vez más empresarios, aun sin estar directamente vinculados al mundo del vino, descubren en él una gran oportunidad para invertir y hacer crecer su dinero con el paso del tiempo.

Así como hay quienes compran terrenos esperando que su valor aumente, o invierten en oro y otros activos que con los años ganan valor, también existen personas que apuestan por el vino como instrumento financiero. Lo interesante de este comportamiento —o más bien, el común denominador— es que el tiempo, por sí solo, hace su trabajo: aumenta la plusvalía de aquello en lo que se ha invertido.

Aunque pueda parecer curioso, hay quienes adquieren botellas sabiendo que, con paciencia, podrían recuperar su inversión multiplicada, incluso por tres. Se trata de inversionistas que, como actividad paralela a su negocio principal, se dedican a la compra estratégica de vinos de alta gama, especialmente a través de subastas en línea. Apuntan a botellas que ya están —o estarán— bien valoradas en el mercado, especialmente aquellas de bodegas reconocidas a nivel mundial.

Esta tendencia se está posicionando como una forma de inversión alternativa e inteligente. Sin embargo, no está exenta de riesgos. Para hacerlo correctamente se requiere conocimiento del mercado, del vino y, en muchos casos, el acompañamiento de un asesor experto que oriente sobre qué botellas tienen potencial real de revalorización. A esto se suma un desafío importante: la proliferación de botellas falsificadas, así como el riesgo de que el vino se deteriore si no es almacenado en condiciones óptimas.

Ahora bien, quienes compran este tipo de botellas no siempre lo hacen con la intención de abrirlas y disfrutar un vino en su mejor momento. Muchas de estas botellas, por su edad y rareza, no garantizan una experiencia sensorial espectacular. Más bien, ofrecen algo distinto: una experiencia histórica y emocional. La emoción radica en saber cómo han evolucionado los taninos, la acidez, la estructura... Es una forma de "probar el tiempo".

En ciertos casos, incluso entra en juego el prestigio. Poder decir "yo probé la añada tal" de una bodega legendaria, cuya producción fue extremadamente limitada, es un lujo reservado para pocos, y un símbolo de estatus que trasciende el gusto por el vino.

En definitiva, el vino como inversión no solo representa una posibilidad financiera interesante, sino también una forma de conectar con la historia, el tiempo y la exclusividad. Es una tendencia que, aunque discreta, crece con fuerza entre quienes saben que, a veces, una copa también puede ser un activo.

Escrito por Kiandra Mercedes, Ceo Zaquewines

Corrección de estilo por IA.

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